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Rubén Magnano

"Nunca digas nunca"

El DT campeón olímpico de 2004 no descarta volver a la selección argentina de básquetbol. A 15 años del mayor logro de la Generación Dorada, y estrenando título de abuelo, dice que tiene "el bolso listo" para dirigir.

Rubén Magnano
Orgullo y gratitud. Los sentimientos que genera en Rubén Magnano el título olímpico que el básquetbol argentino ganó en Atenas 2004. | CEDOC PERFIL

Nunca se colgó la medalla, ni el sentido más literal. “A los técnicos no nos dan”, cuenta Rubén Magnano (64), el hombre que dirigió al seleccionado argentino de básquetbol en los Juegos de Atenas 2004.

Aunque parezca mentira, el DT cordobés no tiene una presea que lo acredite como campeón olímpico, más allá de que él se atribuya “una pequeña cuota” de mérito y haga hincapié en el compromiso y el talento de sus dirigidos. En ese orden. 

“Con el paso del tiempo a todos nos va cayendo la ficha de lo que sucedió aquella vez, que es algo extremadamente importante para cualquier deportista”, destaca el entrenador villamariense.

“A uno le queda el orgullo y la gratitud de la gente. Hay un reconocimiento para aquel seleccionado que es natural y espontáneo y que representa una caricia para el alma”, sostiene. 

El 28 de agosto se cumplen 15 años del triunfo ante Italia (84-69) en el Olympic Indoor Hall, que representó la consagración de “la Generación Dorada”. Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Leonardo Gutiérrez, Luis Scola, Rubén Wolkowyski, Carlos Delfino, Alejandro Montecchia. Juan Ignacio Sánchez, Hugo Sconochini. Gabriel Fernández y Walter Hermann fueron los 12 integrantes de aquel equipo que hizo historia. 

“Tuvimos una preparación con muchos signos de interrogación y la primera parte de los JJ.OO. no fue muy lúcida”, recuerda Magnano sobre el arranque con triunfos ante Serbia y Montenegro, China y Nueva Zelanda, y derrotas frente a España e Italia.

“El triunfo ante Grecia, en cuartos, fue el que nos empujó hacia el título”, señala el DT del elenco que en semifinales derrotó al Dream Team estadounidense de Tim Duncan y LeBron James, dos estrellas de la NBA.

“Podría destacar muchas cosas de aquel equipo, pero me quedo con su capacidad para reiventarse sobre la marcha y sobreponerse a la adversidad”, puntualiza.

Andar de Liga


El nuevo aniversario del título olímpico lo encuentra a Magnano estrenando el título de abuelo (la semana pasada nació Bruno, el primogénito de su hija Sofía), dando clínicas y conferencias, y esperando una nueva chance para dirigir luego de sus últimas experiencias como seleccionador de Brasil y Uruguay.

Nueve veces campeón con la Asociación Deportiva Atenas, Magnano destaca la importancia de la Liga Nacional: “Va a seguir siendo el motor de nuestro básquetbol, más allá de que se puede estar o no estar de acuerdo con algunas cosas. Sin la Liga, nuestro techo de competencia hubiera estado muy bajo”.

-¿Sorprenden los presentes de Instituto y Atenas?

-Creo que se está haciendo un sainete con esto de Instituto arriba y Atenas abajo. Instituto hizo las cosas muy bien y rasguñó el título; no se la hizo fácil a San Lorenzo. Atenas hizo una apuesta más conservadora, de afianzar  jugadores jóvenes, y eso siempre tiene un precio. El tema es que casi lo paga demasiado caro. Pasa también que el club nos acostumbró a finales y campeonatos y entonces una temporada un poco engorrosa se ve como una catástrofe.

-¿Le hace bien a la Liga la hegemonía de San Lorenzo?

-Hay casos así en todo el mundo. Es inevitable. Lo positivo es que esa hegemonía puede alimentar en los demás un apetito de querer romperla. Es cierto que hay un nivel de contrataciones que es muy elevado, pero bueno… Hay un  texto bíblico donde David lo saca de combate a Goliat, ¿no?

-¿Es cierto que lo llamaron de Atenas?

-Sí. Recibí un llamado telefónico y me propusieron sumarme, pero en ese momento mi cabeza estaba en otra cosa y decidí no tomar ninguna oferta. También me hablaron de afuera, pero nada me sacaba de mi postura. Ahora, ya con el hecho familiar consumado (el nacimiento de su nieto), hay puertas que se van abriendo y seguramente pronto estaré ante una decisión inminente.

-¿La selección argentina es un ciclo terminado para usted?

-No desencaja de mis objetivos, aunque también es cierto que no lo veo como algo cercano. La selección hoy está muy bien dirigida y Sergio Hernández ha hecho un trabajo interesantísimo. Si surge la posibilidad, se verá. Nunca digas nunca. Aprendí que en el deporte siempre hay que tener el bolso preparado.

Un desafío Mundial


El próximo sábado Argentina debutará en el Mundial de China enfrentando a Corea del Sur en su primer compromiso por el Grupo B que también integran Nigeria y Rusia.

“Nuestra selección tiene un nivel muy competitivo, pero hablar de candidaturas es tirar una moneda al aire. Hay muchas potencias”, destaca Magnano, quien en febrero pasado perdió la chance de clasificar al certamen con Uruguay. Hubiera sido su tercera cita mundialista, luego de Indianápolis 2002 (subcampeón con Argentina) y de España 2014 (sexto con Brasil).

Del plantel argentino que jugará en China, el DT de Atenas 2004 destaca a Luis Scola, único “sobreviviente” de los campeones olímpicos, como “el gran referente y guía de esta selección nueva”. También al cordobés Facundo Campazzo: “Está en un momento de muchísimo vuelo y todavía lejos de alcanzar su techo”.