“Estoy muy contenta de estar en Argentina”, afirma Julieta Constanza Lazcano Colodrero, la capitana el seleccionado femenino de voleibol. A la frase la repetirá varias veces durante la entrevista. Y no es para menos. El cierre de las fronteras por la pandemia del coronavirus, la semana pasada, la sorprendió en la ciudad polaca de Radom, a 12.374 kilómetros de su Córdoba natal, y no fueron pocas las peripecias que la central de “Las Panteras” debió atravesar para poder volver a nuestro país.
“Cuando empezaron a suceder todos los casos en Italia, en Polonia se tomaron medidas superrápidas. La liga automáticamente se canceló y dejaron que todas las extranjeras se volvieran a sus casas. En ese momento Argentina tomó la medida de autorizar sólo los vuelos de repatriación, pero decidí esperar unos días porque el aeropuerto de Polonia estaba cerrado completamente”, cuenta la jugadora del Radomka Radom.
“Después, la situación se empezó a agravar porque había cada vez menos vuelos y justo surgió la posibilidad de uno que salía hacia Argentina para buscar a alemanes de toda Sudamérica. Empecé a llamar a mucha gente para tratar de conseguir un lugar allí y después de muchas idas y vueltas se liberó un espacio, así que agarré un auto, manejé 12 horas desde Polonia hasta Alemania y al otro día hice el aéreo Frankfurt-Ezeiza”, añade “la Princesita”.
Escala obligada
La referente del equipo nacional, con pasado en los clubes Poeta Lugones, Municipalidad, General Paz Juniors y 9 de Julio Olímpico de Freyre e inocultable simpatía por Belgrano (“en mi familia somos todos piratas”, enfatiza), cuenta las horas para volver a Córdoba. “Está por nacer mi sobrina, mi primera sobrina, y me gustaría estar ahí cuando suceda”, comenta desde la Ciudad de Buenos Aires, donde lleva a cabo la cuarentena.
“De Ezeiza nos trajeron directamente a un hotel donde estamos haciendo el aislamiento obligatorio. No podemos salir de las habitaciones, nos traen las comidas, y constantemente los médicos nos controlan que no tengamos fiebre. Cuando pasen los 15 días seguramente me podré ir para Córdoba, si es que consigo la manera. Y si no puedo viajar, me quedaré acá unos días hasta que la situación se normalice”, sostiene Lazcano.
“Quizá la sobrina tenga que nacer durante la cuarentena y la conozcamos después, pero estoy muy contenta de estar cerca de mi familia”, refiere la cordobesa. “En Polonia era muy difícil por el tema de que no entendía nada. Estuve 15 días encerrada y la verdad es que no fue sencillo. Ir al supermercado y ni siquiera poder comunicarme… El idioma polaco es muy difícil y en mi pueblo nadie habla inglés”. puntualiza. “Al estar tan lejos uno se siente medio desprotegido. Gracias a Dios, y gracias a las embajadas, puede tomar ese vuelo y estar en Argentina”, completa.
Julieta cumple la cuarentena siguiendo un riguroso plan de ejercicios que le envía Pablo Añón, el preparador físico del seleccionado argentino y acompañada de Yalitza, la perra con la que vive en su casa ubicada a 100 kilómetros de Varsovia: “Es una Pug muy chiquitita. Como pesa menos de 8 kilos pudo viajar conmigo en la cabina como equipaje extra, así que está acompañándome en el hotel”.
Sin cumple en Tokio
En medio de la incertidumbre, mientras aceleraba los trámites para su regreso a Argentina, Julieta tuvo una primera certeza: su próximo cumpleaños, el 25 de julio, no los pasaría en Japón como tenía previsto originalmente. “La suspensión de los Juegos Olímpicos ya se veía venir. Un evento como ese implica mucho movimiento de gente y no se puede poner en riesgo la salud de los deportistas y del público. Todavía sigue habiendo mucha incertidumbre sobre cuándo se van a normalizar las cosas, así que me parece una decisión correcta”, puntualiza.
“Igualmente me siento orgullosa porque Las Panteras clasificamos por segunda vez a los Juegos y eso no cambia. A esa plaza ya la tenemos asegurada más allá de que sea 2020 ó 2021”, destaca. “Que sea el próximo año nos da la posibilidad de entrenarnos mejor, algo que hoy no podemos hacer. Será un proceso largo y habrá que tratar de llegar con el mejor equipo y de la mejor manera posible”, apunta.
Argentina integrará el Grupo B junto a China (último campeón olímpico), Estados Unidos, Rusia, Italia y Turquía, y jugará sus partidos en el flamante estadio Ariake Arena. En la otra zona competirán Japón, Serbia, Brasil, Corea del Sur, Kenia y República Dominicana.
Lazcano ya tuvo una experiencia olímpica en Río de Janeiro 2016, donde Las Panteras terminaron quintas en su grupo tras vencer a Camerún y perder con Rusia, Brasil, Corea del Sur y Japón. Con el equipo argentino también ganó la medalla de bronce en los Panamericanos de Lima 2019 y disputó los mundiales de Italia 2014 y Japón 2018.
Presente y futuro
Julieta lleva una década consecutiva jugando en el exterior. En Francia vistió las camisetas de Nancy, Istres, SF Paris St-Cloud y ST Raphael, en Brasil jugó para Curitiba y este año se sumó al Radomka Radom de Polonia. También acredita una experiencia en Italia, con el Scavolini Pesaro, entre 2007 y 2009. Sobre el presente en la liga polaca, donde su equipo ocupa el 10º puesto (siete triunfos y quince derrotas), señala: “La verdad es que fue una temporada muy problemática, no sé si de las peores de mi carrera. Fue rara, difícil… Y se termina cerrando de una manera complicada con esto del coronavirus”.
Consultada sobre su futuro profesional, Lazcano prefiere no anticiparse demasiado: “Es una pregunta bastante difícil de responder en este momento. Hay mucha incertidumbre y tampoco sé hasta qué edad voy a jugar”.
“Tengo 30 años y estoy en esa transición que pasamos la mayoría de los deportistas cuando va terminando la carrera y empezamos a ver diferentes panoramas. Es un proceso que no se hace de un día para el otro sino que lleva bastante tiempo, pero estoy segura de que en algún momento lo voy a resolver”, señala.
“Vamos a ver qué pasa cuando termine todo esto también. Por el momento tengo que tratar de llegar lo mejor posible a Tokio”, enfatiza.
Pionera por la igualdad y la profesionalización
Julieta Lazcano es una de las referentes de “Doble Cambio”, el primer colectivo de mujeres jugadoras de voleibol en Argentina. “Lo que buscamos es simple: la igualdad de derechos deportivos entre hombres y mujeres”, destacó una carta abierta que la agrupación publicó en enero pasado y que aportó un dato contundente: las jugadoras federadas (20.520) duplican el número de varones (10.146) que juegan al voleibol en nuestro país.
“Decidimos organizarnos porque consideramos que era el momento de hablar de ciertos temas, en función del rol que la mujer ocupa hoy en la sociedad”, destaca la cordobesa. “Hay muchas cosas que están dadas por hechas en el deporte femenino y creemos que es hora de empezar a cambiarlas. El colectivo ya tiene las puertas abiertas en la Federación Cordobesa y estamos muy agradecidas por eso. Tenemos muchísimas ideas y vamos paso a paso”, sostiene la capitana del seleccionado nacional.
“Sabemos que `profesionalizar` es una palabra muy grande, pero apuntamos a ese objetivo. Cada paso que damos es un logro para poder mejorar el voleibol femenino en Argentina”, concluye “La Princesita”.