Con un calendario de fauna que contempla aves, pingüinos, lobos y elefantes marinos, ballenas, orcas, toninas overas y delfines, entre muchos otros, Península Valdés ofrece al turista un abanico de posibilidades para disfrutar de la Patagonia.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la península cuenta además con diversidad de flora y fauna continental, que puede apreciarse desde la ruta o los senderos, contorneados por paisajes increíbles.
Antes de empezar a recorrerla, se recomienda darse una vuelta por el Centro de Visitantes ISTMO Carlos Ameghino, que le brinda al turista toda la información necesaria para aprovechar los recorridos y un pantallazo de todo lo que se irá encontrando en el paseo.
Así, desde las playas de Punta Delgada se pueden observar colonias de elefantes marinos en su época de reproducción y muda de piel: entre diciembre y enero los machos empiezan a formar su harén y las hembras (preñadas del año anterior) paren sus crías para, una semana más tarde, volver a aparearse.
Durante febrero, las crías aprenden a nadar y a alimentarse por sí mismas y en marzo las agrupaciones reproductivas están listas para desplazarse a otras áreas de la costa. Los elefantes conviven con los lobos marinos y comparten en armonía las playas de la península.
La ballena Franca Austral
En Puerto Pirámides -el único poblado que hay dentro de la península y que cuenta con hotelería, gastronomía y servicios- se llevan a cabo entre junio y diciembre los avistajes de la ballena Franca Austral, que se hacen embarcados y las ballenas aparecen al alcance de nuestras manos.
Una opción es a bordo del Yellow Submarine (submarino amarillo), en el que los pasajeros embarcan, la quilla del barco queda debajo de la superficie del agua y a través de grandes ojos de buey se observan los movimientos de las ballenas que, producto de su curiosidad, se acercan a pocos centímetros. En esta embarcación también se hace avistaje desde la cubierta.
Otra alternativa es El Doradillo, un área natural protegida, desde donde pueden verse los animales a solo metros de la costa. Los primeros ejemplares llegan en mayo a las cercanías de Puerto Madryn y se quedan hasta diciembre: allí se reproducen, nacen los ballenatos y las madres los acompañan en sus primeros meses de vida.
El pingüino de Magallanes
Se trata del ave marina más abundante y de mayor presencia en la Patagonia, que vive en tierra y en el mar. Mientras que en la tierra el macho hace su nido para que la hembra incube los huevos y los pichones cambien sus plumas, utilizan el mar para alimentarse y migrar hacia otros lugares.
Punta Tombo es la reserva continental más grande de pingüinos de Magallanes y cuenta con una población de alrededor de unos 400.000 ejemplares. En esta área se encuentran senderos ubicados en paralelo al mar, a través de los cuales pueden observarse a las aves ir y venir desde sus nidos hasta el mar en busca de alimentos, siempre priorizando al pingüino (no se los puede tocar y si se cruzan delante nuestro, hay que cederles el paso).
El lugar cuenta también con un centro de interpretación que, con una arquitectura diseñada para ser parte del paisaje, invita al turista a conocer más a fondo a estos animales y su convivencia con la fauna local.