El 20 de marzo de 2020 el país vivía momentos de incertidumbre ante lo que vendría. El presidente Alberto Fernández decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, las fronteras nacionales y provinciales se cerraron y el país entraba en clima con la situación pandémica que comenzaba a imperar en el mundo. En Córdoba, en esa misma fecha, nacía el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), el organismo que durante un buen tiempo fue el encargado de tomar las principales decisiones sanitarias dentro de los límites de la provincia.
Dos años después, la pandemia parece estar en retirada en gran parte del mundo y los especialistas especulan sobre el momento en que el Covid-19 se transforme en una enfermedad endémica. Sin embargo, con el inicio de las clases se empezó a vislumbrar una nueva situación sanitaria: el marcado incremento de los casos de influenza y otros virus respiratorios. Cientos de niños y adolescentes jóvenes reportaron fiebre y tos (principales síntomas gripales), en toda la provincia.
Analía Garnero, jefa de Infectología Pediátrica del Hospital de Niños y asesora del Ministerio de Salud reconoció en diálogo con PERFIL CÓRDOBA, lo inesperado de la situación imperante en la gran mayoría de las instituciones de salud: “Estamos sorprendidos por la gran cantidad de casos que recibimos. Las guardias están totalmente abarrotadas. En esta época es normal tener entre 100 y 150 consultas, pero en este momento estamos en más de 350 a diario. Estos números habitualmente se veían en etapas de mucho más frío, sobre todo en entre mayo y junio”, subrayó la profesional. “Todos los pacientes tienen los mismos cuadros respiratorios leves, con catarros, fiebre y tos”, precisó.
Los motivos. A la hora de brindar explicaciones por la situación, la infectóloga apuntó al encierro y distanciamiento de los últimos 24 meses: “Sin dudas que tanto tiempo encerrados y sin contacto con otros niños afectó. Ahora se reencontraron, porque había cursos enteros que desde hace tiempo no se veían. Los niños y jóvenes volvieron a tener un contacto social con sus compañeros y eso tiene su impacto. En el hospital tenemos niños internados, principalmente aquellos que tenían antecedentes respiratorios previos”.
Defensas naturales afectadas. “Normalmente, los niños pequeños saben hacer de ocho a 10 cuadros respiratorios anuales, es algo dentro de lo esperable y desarrollan defensas naturales, se van inmunizando. Eso no pasó. En 2020 no hubo circulación viral y en 2021 hubo mayor circulación, pero no al nivel de años prepandemia”, explicó Garnero, quien comentó una de las hipótesis que se manejan: “Además, mucha gente se movió dentro del país y eso generó movimiento de virus. Una de las teorías que maneja el Ministerio de Salud es que mucha gente viajó al norte y diseminó influenza”
Especialistas ponen foco en la vacunación de cara al invierno
Lola Vozza, infectóloga pediatra que se desempeña en el Hospital Misericordia, Hospital Privado y Sanatorio del Salvador, consideró que frente a un posible panorama aún más complejo en los meses de invierno, es fundamental acelerar la vacunación: “Los virus de la gripe o el respiratorio sincitial no circularon de la misma manera que en la prepandemia, ya que el Covid ocupó ese nicho ecológico y desplazó la circulación del resto de los respiratorios. Entonces, después de dos años de niños sin enfermarse, tenemos niños susceptibles a que, en los primeros contactos, sí lo hagan. A eso se le suma el inicio de clases y la exposición masiva a estos virus, lo que genera un problema en las guardias”, afirmó Vozza.
“Tenemos algunos cuadros complicados por influenza, por lo que le pedimos a la gente que apenas esté disponible la vacuna para gripe, se la coloquen, tiene ciertas indicaciones y cayó mucho su utilización durante la pandemia. Es muy importante que se la coloquen los grupos de riesgo y el resto de la población también. Si bien aún no está disponible, porque esta situación sorprendió a todos, se espera que esté a partir del 1 de abril”.
Por último, la pediatra remarcó el hecho de la responsabilidad de los padres y pidió a los adultos algo que a priori parece obvio, pero no lo es tanto: que “no manden a sus niños enfermos al colegio”.