Desde el avión se ve un paisaje desértico, similar al de Atacama en Chile o a la Puna argentina, lo cual ratifica una vez más las identidades comunes que tenemos los pueblos de América del Sur, y que se repite una vez en tierra, con las casas chatas, de adobe, y los rostros que se cruzan frente a nuestros ojos.
Se trata de Punta Sal, en el norte del Perú, sobre la costa del Pacífico, en la región de Tumbes. Está muy cerca de la frontera sur de Ecuador: por vía terrestre, a 1,45 horas de Tumbes; a 4,30 horas de Machala o 3,30 horas de Piura.
Conocida antes como Canoas de Punta Sal, por las embarcaciones que utilizaban los pescadores y de las cuales aun se ven algunas en las primeras horas de la mañana.
Lo de ‘punta’ se refiere a una saliente rocosa similar a la proa de un barco que se interna en el océano y separa Punta Sal de su vecina Máncora. Y ‘sal’, resulta una obviedad, pero es por el agua del mar.
Con LATAM, Córdoba está a cinco horas de vuelo: 3,30 horas a Lima, donde se aborda otro vuelo con destino final a Talara, en 1,30 horas. En el aeropuerto aguarda el vehículo que hace el transfer hacia el Royal Decameron Punta Sal y que, aproximadamente dos horas después, nos deposita en el oasis.
Y no exageramos, ya que luego de atravesar paisajes como los descritos al comienzo y cuando el minibus sube hasta la parte más alta de una loma, aparece una postal completamente distinta: vegetación de verdes intensos, el azul del Pacífico y las grandes piscinas celestes del hotel son como un oasis en el desierto.
Una vez instalados, corresponde ir programando las actividades ya que la estadía transcurrirá dentro del hotel. Se pueden contratar distintas excursiones, como avistaje de ballenas jorobadas, tortugas de mar, delfines, lobos marinos, o manta rayas, paseos que conviene tomar con los operadores que están en la zona del lobby ya que cuentan con servicios y equipos seguros.
La costa norte, con Los Órganos, Cabo Blanco y caleta El Ñuro, entre otros, conserva la mayor biodiversidad marina de Perú e incluso es zona de pesca de altura, con el impresionante Merlín negro como pieza mayor.
Si hasta Ernest Hemingway tiene su propia ruta (terrestre) en Cabo Blanco, que permite seguir el derrotero del escritor estadounidense famoso por su afición a la pesca en alta mar.
El Royal Decameron Punta Sal, inaugurado en 2012, cuenta con 301 habitaciones amplias, cómodas y luminosas, con balcones y vistas al parque, las piscinas y la playa. Aire acondicionado y ventilador de techo, son parte de los servicios, así como el sistema all inclusive; wi-fi gratis (que debería ser mejorado, ya que es muy inestable); un restaurante principal, el Blue Marlin, tipo bufé, y otros dos a la carta, La Cevichería y Oliva Limón, con comida típica peruana y platos de la cocina internacional.
La playa tiene un kilómetro y medio de extensión, de arena suave, y el mar suele tener fuerte oleaje pero por lo general es apto para bañistas. Desde noviembre, la temperatura del agua comienza a subir y supera los 20° C, favorecida por la constante presencia del sol.
Las dos grandes piscinas, con bar, juegos, diversas profundidades y numerosas reposeras con sombrillas; entretenimiento para niños con personal especializado; deportes náuticos no motorizados (kayak); gimnasio y spa; cancha de tenis, y área de show y discoteca, completan la oferta de un destino para poner en agenda.
Para agendar:
–LATAM vuela desde Córdoba directo a Lima y allí se aborda un vuelo doméstico a Talara, desde donde se realiza el transfer in/out al hotel. Web: latam.com
–Royal Decameron Punta Sal: tarifa por noche, en base doble, con el sistema all inclusive, desde US$ 200.
–OLA Mayorista de Turismo comercializa el destino. Consultar a su agencia de viaje preferida.