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Degradación del ambiente

¿Qué es lo evitable de esta tragedia socioambiental?

30_08_2020_Ideas_Cordoba
. | Cedoc Perfil

La Provincia de Córdoba se encuentra en una situación de profunda degradación ambiental producto de décadas de políticas que han priorizado los agro negocios y la especulación inmobiliaria por sobre el equilibrio natural y los bienes comunes. Menos del 3% del bosque nativo bien conservado y cerca de un 40% de su superficie desertificada así lo evidencian, a lo que se suma una creciente escasez y contaminación de sus aguas. En tal contexto, los incendios reiterados que se producen año a año, afectando decenas de miles de hectáreas de montes nativos, no hacen más que empeorar la situación. La pregunta es si esta tragedia socioambiental se puede evitar. La respuesta es claramente que sí: al menos reducir la cantidad de focos de incendio, su recurrencia y la magnitud que abarcan.

El Plan Provincial de Manejo del Fuego se concentra básicamente en la mitigación de los incendios en las denominadas zonas de interface (entre las áreas naturales y las urbanas), intentando evitar que las llamas afecten a las viviendas. Pero no se realizan otras tareas que son tan o más importantes para evitar el daño de los incendios, como es la prevención, el control temprano y la educación ambiental. Con la información y las herramientas hoy disponibles, el Gobierno provincial podría elaborar mapas de zonas críticas con mayores probabilidades de incendiarse en la época de sequías, a la cual superponer a su vez aquellas zonas en las que de manera reiterada se inician fuegos en forma intencional (hay sitios puntuales donde en los últimos seis años se vienen prendiendo fuego, que luego se hacen incontrolables). Ello permitiría al inicio de la temporada de incendios desplegar recursos humanos y tecnológicos para controlar a los posibles incendiarios. Además, permitiría hacer un control temprano de los focos de incendio evitando que estos se extiendan.

Educación ambiental. También es fundamental una estrategia de educación ambiental permanente a lo largo del año para que la población comprenda las consecuencias que traen aparejadas los incendios forestales, no sólo en el momento puntual, sino en el mediano y largo plazo. Entre esas consecuencias está la pérdida del ‘efecto esponja’ que produce el bosque nativo en las sierras, que retiene el agua de las lluvias estivales, evitando que se laven los suelos y se provoquen inundaciones, a la vez que al escurrirla en forma paulatinamente de manera subterránea permite que los cursos de agua no se sequen el resto del año, y, sobretodo, tengamos agua disponible en el período de sequías.

A su vez, los distintos organismos del Estado deberían trabajar intensamente con los productores locales para desterrar la mala práctica agropecuaria de prender fuegos para ‘limpiar’ los campos o buscar el rebrote de pasturas. Otra estrategia importante sería aumentar el número de brigadistas forestales, quienes a diferencia de los bomberos voluntarios (que hacen un trabajo denodado y ampliamente reconocido por la sociedad), tienen la formación y la capacidad necesaria para combatir los incendios en las área previas a la interface.

Así como en las trágicas inundaciones de febrero de 2015 en Sierras Chicas (que produjeron severos daños materiales y de infraestructura, e incluso la pérdida de vidas humanas), el entonces gobernador José Manuel de la Sota se excusó de las responsabilidades del gobierno con la falacia que había caído un “tsunami del cielo”, cuando en realidad fue la consecuencia de décadas de permitir desmontes en las cuencas para el avance de urbanizaciones y barrios cerrados que las destruyeron, el actual gobernador Juan Schiaretti culpa al clima por los reiterados y catastróficos incendios, cuando es su responsabilidad invertir los recursos y desarrollar las políticas necesarias para revertir la tendencia creciente de destrucción ambiental.

Entre esas políticas, así como se declara la emergencia económica o agropecuaria, se debería decretar la emergencia ambiental, como vienen reclamando las organizaciones socio-ambientales y los miles de afectados por los reiterados problemas ambientales que la destrucción de los ecosistemas naturales está generando en la provincia. Si con toda la información disponible y el creciente reclamo popular los incendios continúan como hasta ahora en Córdoba durante los años venideros, será evidente el desprecio manifiesto de las autoridades ante la vida misma.

Fernando Barri integra la cátedra de Problemática Ambiental, FCEFyN – UNC Instituto de Diversidad y Ecología Animal, Conicet