Quiero reconocer el trabajo que han hecho mis colegas con los diseños de las boletas, donde se ve a los candidatos a presidente y vice codo a codo, y en algunas casos diría que codazo a codazo. De todas maneras, yo hubiese optado por una táctica más agresiva, para aprovechar esa última instancia proselitista antes de que la gente meta el voto en la urna.
En vez de imágenes de los postulantes, yo en la de Cambiemos hubiese puesto la cara de Cristina… Lagarde. Sería como un homenaje y, a la vez, podría captar la atención de algunos K desorientados. Y en la del Frente de Todos, no estaría mal que apareciera el rostro de Ítalo Argentino Luder, que por su parecido con Lavagna podría confundir a los votantes de Consenso Federal.
El que entró en conflicto con las fotos es Juan Schiaretti, quien les habría sugerido a los dirigentes del PJ cordobés que ni se les ocurra “fotografiarse con Alberto”. Por las dudas, el gobernador haría extensiva la veda hacia Alberto Rodríguez Saá, Alberto Samid, Beto Beltrán y Alberto Cormillot.
También podrían ser tomados como gestos de simpatía hacia Fernández entonar la canción Tío Alberto de Joan Manuel Serrat o tuitear la fórmula e=mc² de Albert Einstein. Para no generar suspicacias, ciertos pejotistas habrían llevado las cosas al extremo: en este fin de semana largo evitarán los paseos serranos por localidades del departamento San Alberto.
En realidad, el mayor inconveniente en Hacemos por Córdoba es encontrar un método para convencer al electorado local de que opte por la boleta corta. Yo les sugiero que usen algunos trucos subliminales, como frases al estilo de: “La cortina cordobesa/ defiende lo que interesa” o “Cortar con soda es mejor, si el pingüino es de Carlón”. Está muy buena la idea de ir casa por casa explicando cómo se hace para sufragar a diputados de un partido y a la dupla presidencial de otro.
Pero lo óptimo sería que los militantes se disfracen con el uniforme de algún servicio de delivery, que es a lo único que la gente viene estando dispuesta a abrirle la puerta. En cuanto a la elección de la semana pasada en Villa Carlos Paz, creo que lo interesante es que todos pueden sopar del triunfo de Daniel Gómez Gesteira.
El radicalismo, porque se trata de un dirigente salido de su riñón. El peronismo, porque ganó el brazo derecho de Esteban Avilés, ahora un orgánico de Hacemos por Córdoba. El PRO, porque no había ningún kirchnerista ubicado a la cabeza de la lista. Y el vecinalismo, porque conserva su llegada al corazón de los carlospacenses.
En definitiva, todos han actuado de acuerdo a lo que yo siempre recomiendo: que a la política… hay que ponerle el cuerpo. Miguel Nicolás y Eduardo Fabre, por su parte, siguen litigando para que les permitan llevar los nombres de Macri y Pichetto en el tramo presidencial de su boleta para las PASO.
En caso de que no se los acepten, yo les diría que piensen en alguna alternativa. Por ejemplo, aquella que multiplicaron en las paredes algunos grafiteros de los ochenta, cuando escribían: “Nadie presidente”. Y lo acompañaban con eslogans como “Nadie merece tu voto”, “Nadie tiene la solución a los problemas del país” o “Nadie es capaz de detener la inflación”.
Finalmente, un párrafo laudatorio para Mario Decara, el defensor del Pueblo de la provincia que fue reelecto y que estaría ya en condiciones de ser beatificado, porque consiguió que legisladores del PJ, el radicalismo, el PRO y el kirchnerismo lo votaran. Este tipo de gestos logra vencer la grieta que separa a los argentinos, no sólo en la política sino también en lo cultural y lo deportivo. Y ya que Decara es “defensor del pueblo”, no vendría mal que Lionel Scaloni lo tuviera en cuenta para la Selección, que muestra una defensa con más huecos que la remera del Chavo.
