El sector público está sometido a una tensión permanente. Por un lado, los ciudadanos reclaman bajar la presión tributaria. Por el otro, demandan más y mejores servicios. Esto ocurre en casi todos los países y niveles de gobierno y se proyecta que se continuará intensificando en el futuro.
La principal particularidad en la Argentina es que las contradicciones son mayores debido al fuerte crecimiento de la presión tributaria y el gasto público de la última década. Quienes administran el Estado enfrentan muchas trabas y cuentan con pocas herramientas para llevar a cabo estos desafíos. Mientras los ciudadanos reclaman eficiencia, agilidad, pertinencia y transparencia en las estructuras públicas tienden a prevalecer las rigideces, el conservadurismo y el aislamiento.
La innovación es la principal vía para acortar la brecha entre lo que la gente demanda y lo que el Estado está en condiciones de ofrecer. Se trata de un profundo cambio de actitud: estar más atentos a las necesidades, es decir, romper la tendencia al aislamiento, replantear –profundamente- las formas de trabajo.
La clave es aumentar la capacidad de producción sobre la base de mayor eficiencia y pertinencia. Las nuevas tecnologías son una herramienta fundamental para darle velocidad y potencia al proceso continuo de innovación. El sector privado tiene más flexibilidad para aprovechar las nuevas tecnologías y esto le permite ir más rápido en las ganancias de eficiencia.
Sin embargo, la incorporación de la robótica y la inteligencia artificial suele ser vista como una amenaza porque si bien se generan nuevos empleos, muchas ocupaciones desaparecen al ser sustituidas por tales tecnologías. La transición entre los viejos empleos que se destruyen y los nuevos empleos que se generan no es simple ni automática.
Esto implica riesgos sociales que merecen ser tenidos en cuenta. Muy diferente es la situación en el sector público donde las reglas institucionales, como por ejemplo la estabilidad del empleo, eliminan la discusión sobre pérdida de puestos de trabajo por causa de la sustitución tecnológica de ciertas actividades y obligan a capacitar y reconvertir el personal desde los viejos a los nuevos empleos.
Aquí aparece la posibilidad de un ciclo virtuoso de incorporación tecnológica y un espacio de oportunidad para la mejora de eficiencia y más altas prestaciones para la ciudadanía. Mientras más rápida y eficientemente se encare esta migración, más funcionales serán las nuevas tecnologías a responder a las crecientes y complejas demandas de los ciudadanos. Dicho de otra manera, las nuevas tecnologías liberan recursos que resultan fundamentales para aumentar la capacidad de respuesta del Estado.
Los empleados públicos no tienen riesgos de perder sus empleos. Por el contrario, tienen la alternativa de desarrollar actividades menos rutinarias y más estimulantes y valoradas. "Robotizar" ciertas actividades rutinarias y repetitivas del empleo público es bueno para el Estado y también para el trabajador. Esto es lo que se pretende al incorporar un software que permite automatizar tareas rutinarias internas y agilizar decenas de trámites.
Algunos trámites fueron migrando a través de cuatro etapas: el “ciudadano cadete” que debía peregrinar entre reparticiones. Luego el “Estado cadete”, donde los propios empleados debían ir presencialmente a cada dependencia para solicitar información. Hoy el “Estado digital” con trámites online son la tercera etapa. Estamos empezando a transitar un camino hacia un “Estado robotizado”. El costo de un trámite se redujo a poco más de una centésima parte del actual, se baja la duración a la mitad y se reduce el error humano.
Como lo señala Carles Ramió -politólogo de la Universitat Pompeu Fabra- la principal amenaza que le plantea la cuarta revolución industrial al Estado es que, si prevalece una actitud reactiva, la tendencia natural será a que se privaticen los servicios públicos. Por el contrario, si se asume una actitud proactiva las nuevas tecnologías son la oportunidad para darle sustentabilidad a un Estado sometido a crecientes demandas en un marco de recursos limitados.
Osvaldo Giordano
Ministro de Finanzas de la Provincia de Córdoba