El asesinato del joven Blas Correas que se conoció en las primeras horas del jueves en Córdoba causó un primer impacto político que se llevó puesta la cúpula de la Policía en la capital provincial. Sin embargo, a estos no se sumarán más cambios en la estructura de seguridad que incluye, no solo a la fuerza sino también al ministerio encabezado por Alfonso Mosquera.
De hecho, en la presentación del viernes por la tarde en la Central de Policía, fue el propio integrante del gabinete schiarettista el encargado de presentar a Liliana Rita Zárate Belleti, la nueva jefa de la fuerza en la División Capital, en reemplazo de Gustavo Piva. En un hecho que la transforma en la primera mujer al frente del distrito.
En tanto, con Piva también se fueron Rubén Turri y Gonzalo Cumplido, subdirectores en zona norte y sur, respectivamente. En lugar de ellos, ingresarán Walter Luján y Víctor Di Stéfano, a cargo de ambas zonas.
Sin embargo, más allá de las modificaciones, nadie niega en el Centro Cívico que se convirtió en una noticia desafortunada en el momento en que, desde la Provincia, tenían en mente una semana con la mirada puesta en el endurecimiento de los controles sanitarios ante los brotes en distintos sectores del territorio provincial.
“Los cambios ya se venían analizando, más allá del caso Blas”, sintetizó el viernes por la tarde a PERFIL CORDOBA un funcionario provincial con peso en la capital cordobesa. No obstante, la fuente agregó además que existe cierta preocupación porque es la policía la que debe hacer cumplir los controles sanitarios y evitar las violaciones de la cuarentena como las reuniones sociales.
“Va a estar difícil ahora que la policía baje a los barrios a controlar por cómo va a reaccionar la gente. Aunque es algo en lo que ya se está trabajando”, afirmó en torno a la mirada de la fuerza para seguir combatiendo la pandemia.
No más cambios. Apenas conocida la muerte de Blas Correas y lo ocurrido en ese control vehicular, la fiscalía a cargo de José Mana resolvió la imputación y la detención de los dos policías dispuestos en el retén: Lucas Gómez y Javier Alarcón.
Luego de ello, desde varios sectores se empezó a pedir por la renuncia de funcionarios y buena parte de la cúpula policial. Ante esto, desde el Ejecutivo provincial reconocieron que “no hay nadie para reemplazar a (Gustavo) Vélez”, el jefe de Policía de la provincia. En el Centro Cívico también empezaron a reconocer en las últimas horas que no hay personal policial de peso entre los 40 y los 50 años para reemplazar a Vélez, y que, hablar de descabezar la cúpula es difícil en este momento. Lo mismo que un cambio que apunte hacia arriba en la estructura de Seguridad: no está en los planes del Gobierno remover a Mosquera.
Desde el ingreso de la pandemia en Córdoba, Schiaretti conformó una primera mesa grande para combatir el covid-19 y, con el paso del tiempo, dentro de esa estructura conservaron su lugar e incidencia tres personas: el vicegobernador Manuel Calvo, el ministro de Salud, Diego Cardozo; y el propio Mosquera. Es decir, el hombre de Río Cuarto es un engranaje clave en este momento y una remoción tendría el mismo impacto político que la de un ministro de Salud en plena pandemia.
De hecho, la incidencia de la Policía en el COE como tercera pata junto a la sanitaria que encabeza Juan Ledesma y la del Ejército, que lidera el General de Brigada, Jorge Berredo. En los cambios anunciados el viernes, el Comisario Mayor Walter Luján, de buena labor en el COE pasa a la conducción de la división norte de la Capital.
Por último, la otra discusión que se produjo el viernes en términos políticos fue a raíz de la descentralización de una cartera como la de Seguridad que hasta diciembre estaba dentro de la órbita de Gobierno que lideró hasta finales del año pasado Carlos Massei. “Está faltando manejo político”, resumió un funcionario de peso en relación a lo que viene sucediendo con los dos frentes que hoy preocupan a Schiaretti: la seguridad y la relación con los intendentes.
