El cuadro de negociaciones salariales que todos los años comienza a desplegarse luego del primer trimestre, tiene en 2022 algunos condimentos especiales: el primero, la dificultad cada vez más marcada para poder anticipar o mirar con algún grado de claridad el panorama completo del año.
La inestabilidad y la incertidumbre macro complican las negociaciones y previsiones de salarios y costos de las empresas. En ese escenario, las paritarias que avanzaron comienzan a ralentizarse y las que logran cerrar ya están negociando reaperturas. Los conceptos de cláusula gatillo y reapertura serán moneda corriente.
El otro elemento que opera en la configuración de los salarios es la velocidad del proceso inflacionario. Mes a mes las expectativas del incremento de precios se corren hacia arriba. Lo que para principios de año perfilaba como una expectativa de inflación anual en torno al 50%, ya está en el 60%. Es un 20% de corrección en un puñado de meses. Y ya son varias las voces que creen que aún el número del 60% podría quedar chico.
El deterioro y la falta de control de las expectativas que manejan los agentes económicos es, para muchos analistas, una de las claves que explica la aceleración de la inflación, que acumuló 16% en el primer trimestre y 55,1% interanual.
Mary Acosta, investigadora del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, plantea que el problema de la inflación se traduce en distorsiones en el corto plazo que barren con la recuperación de algunos indicadores, como el nivel de actividad y el empleo.
“Este crecimiento no se traduce en una distribución adecuada. El desempleo bajó a niveles de antes de 2016, un 7%. Pero la pobreza no se recuperó a ese nivel. Eso indica que el empleo no alcanza, la remuneración del empleo no es suficiente para superar los valores de pobreza. Y eso hace que tengamos personas en relación de dependencia, formales, que son pobres”, dice.
En ese sentido, remarcó que en el camino hacia un crecimiento más armónico es prioritario que se recupere el salario real: “Yo no adscribo a la teoría de que la inflación se explique por déficit fiscal y emisión. Son factores. Pero hasta 2015 tuvimos inflación de demanda, teníamos salarios altos y la discusión era pagar o no Ganancias. Era una dinámica que impulsaba más consumo, más importaciones y la demanda era mayor que la capacidad de la industria para producir. Durante el gobierno anterior empezamos con una inflación de oferta. Bajó la emisión y el déficit fiscal, pero hubo un aumento importante de tarifas y del tipo de cambio. Eso va directamente a los costos de las empresas que trasladan esos mayores costos a los precios. Inflación de oferta. Lo que veo ahora es una inflación por expectativas, se produce un evento externo, la guerra, que hizo disparar los precios. La mayoría de los países han duplicado la inflación mensual y acá podría incidir un poco la inflación del proceso inflacionario del año pasado, pero acá más que nada son expectativas. Nuestros actores económicos tienen una gimnasia muy aceitada ante la inflación”, sostiene Acosta.
La economista del CPCE remarcó otro dato preocupante: la Canasta Alimentaria que esa entidad mide, tuvo un incremento en sus costos del 20%, solo en el primer trimestre del año.
“El proceso inflacionario va a llevar mucho tiempo. Hay que atacar todos los elementos que componen la inflación. Claramente, el tipo de cambio no se puede retrasar demasiado y las tarifas tampoco. Es todo un engranaje, porque sin un reacomodamiento de tarifas se requieren más subsidios y eso genera más presión. Es un proceso lento de mucho tiempo. El salario es un costo más, pero el camino no es retrasarlo”, subraya Acosta.
Nuevo escalón. Mientras la discusión paritaria sigue su marcha y también alimentará el proceso de inercia inflacionaria, hay otros elementos, que se mantenían ‘dormidos’ o ‘anestesiados’ y podrían sumarse para dar aún más impulso al aumento de precios.
La reacción del dólar blue y los dólares oficiales que se despertaron entre jueves y viernes, son elementos a seguir de cerca, aun con el atraso que en términos reales mantienen. Otro elemento, que está en la arena de la disputa de la política económica, es el descongelamiento de tarifas y la cantidad de subsidios que se usan para contenerlo. Un descongelamiento fuerte desde junio también se sentirá.
Para el analista de mercados de la firma Dracma, Alan Barile, ya es claro que vamos a nuevos niveles inflacionarios: “Con los últimos registros, lo que vimos es que los aumentos de precios han sido generalizados y podemos estar hablando de un nuevo escalón de régimen inflacionario. Hoy las proyecciones varían con una inflación de entre el 60% e incluso el 65%. Bastante más alta, más de 10 puntos por encima del año pasado. Para abril ya comienza a pensarse de nuevo en un 6% de inflación. Lo que opinamos es que sin un programa pensado para combatir la inflación no parece que se vaya a frenar la inercia inflacionaria”.
Desde atrás. “Creo que es muy difícil que aumentos del 55% o 60% alcancen. El problema más grave es que aún no veo una espiral salarios-precios y tampoco una hiperinflación cercana. Pero vamos a un mayo, posiblemente con una interanual del 60%. Lo que estamos escuchando es que abril no va a ser del 4%, sino por encima del 5%. Por los indicadores de alta frecuencia, la inflación que se mide día a día ya está dando el 6%. Esa no era la expectativa para abril. Las expectativas son peores de lo esperado”, destaca Fabio Ventre, subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio.
“Los salarios lo van a sentir, porque las paritarias son escalonadas y el problema es que la inflación viene superando mes a mes las expectativas planteadas. Son paritarias acordes a las expectativas de hoy, pero que quizás no estén acordes a la realidad inflacionaria de los próximos meses porque mes a mes la inflación supera lo esperado. Hoy 60% suena razonable, pero lo que puede pasar es que con expectativas corriéndose mes a mes, las paritarias pueden quedar desactualizadas más rápido. Lo que a mí me preocupa es que la inflación acelera en sus expectativas cada vez más rápido y alcanza nuevos pisos con una velocidad que antes no veíamos. Eso no lo veo hoy espiralizando a una híper, pero sí hay que decir que es más probable de lo que veíamos hace unos meses”, subraya Ventre.
“La consecuencia es que el potencial de crecimiento del país se va a traducir en buenos valores en indicadores externos, probablemente suban las reservas, aumenten las exportaciones, pero a nivel interno nos vamos a ir acercando a economías como la de Brasil o la de Chile”, completa Acosta, del CPCE.
Mesa de negociaciones
+ Estatales nacionales cerraron aumentos del 64%
+Estatales provinciales tienen 30% hasta julio y ya gestionan reapertura
+Comercio logró aumento del 59,5% en siete tramos
+Salud selló 54% y piden reapertura para llevarlo al 60%
+Industriales metalúrgicos: 45% con revisión en octubre
+UTA nacional cerró 50% hasta agosto, pero los recursos están garantizados solo para Amba. Por eso, el martes comienza un paro de 48 horas en el interior del país
+Bancarios reclaman piso del 60%. La gente de Palazzo va al paro el 28 si no hay novedades
+Industria alimenticia también reclama el 60%
+Industria de la carne logró 55% por 10 meses
Fin de la pax
Luego de varias semanas de disminución en la cotización de los dólares paralelos y de los dólares financieros, en las últimas rondas la divisa se despertó: en 48 horas hubo subas de hasta $ 17, posicionando al blue en $ 203 y el MEP y el CCL en $ 208. Detrás de este salto, hay algunos componentes internos y otros externos: a nivel global, un fortalecimiento del dólar frente a otras divisas y hacia adentro, en las últimas licitaciones el Gobierno nacional no ofreció instrumentos CER de corto plazo. Mucho de ese capital que en otras oportunidades se colocó en corto fue al MEP o al Contado con Liquidación.