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Guerra en Europa

Ucrania, el conflicto que incomoda a China

Para Santiago Notarfrancesco, especialista en el gigante asiático, los chinos “necesitan y quieren un mundo en paz, porque así es como han hecho crecer su influencia y así es como pretenden seguir haciéndolo”. Una mirada sobre su relación estratégica con Rusia y sus intereses comerciales.

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¿Cuál es la estrategia del gobierno de Xi Jinping en este nuevo escenario? | Cedoc Perfil

Más de dos meses después de que el presidente de Rusia ordenara el inicio de “operaciones” en territorio de Ucrania, lo que analistas y expertos militares vaticinaban como acción relámpago sigue prolongándose con final incierto.
Entre los actores involucrados en el conflicto, que excede a los dos países directamente afectados y amenaza cada tanto con adquirir escala global, hay liderazgos que se desdibujan o políticos a quienes ya había esmerilado la pandemia y ahora padecen los daños colaterales de la guerra.


Mucho se ha dicho sobre las presuntas debilidades de Joe Biden en la Casa Blanca, del alemán Olaf Scholz como canciller sucesor de los 16 años de gobierno y conducción europea de Angela Merkel, o de un Emmanuel Macron, recientemente reelegido en un balotaje con preocupante crecimiento de la ultraderecha de Marine Le Pen y la abstención.


En medio de esas encrucijadas internas en Estados Unidos y las locomotoras de Europa, no son pocas las miradas que se vuelven hacia China. Su posición de potencia clave para el mundo actual y sus estrechos vínculos con Moscú hacen que cada paso que dé el gigante asiático frente a la guerra tenga repercusión inmediata en todas partes.


¿Cuál es la estrategia del gobierno de Xi Jinping en este nuevo escenario? ¿Hasta dónde llegará su cautela o neutralidad si el conflicto se prolonga o sale de su ya complejo cauce actual? ¿Pesará más una alianza euroasiática frente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, o sus prioridades de calma global para la expansión comercial y de influencia mundial en la Nueva Ruta de la Seda?

El dilema del gigante.
“Para China la guerra es incómoda, la ha puesto en un lugar que no esperaba. Al menos no esperaba que se desarrollara con esta magnitud, con el nivel de agresión de Rusia hacia Ucrania. Es una situación de incomodidad, vinculada a que China tiene una relación fuerte y estratégica con Rusia, que es un aliado importante en su disputa con Estados Unidos. Pero a su vez China ha hecho crecer su influencia a nivel global sobre la base del comercio y del desarrollo de los negocios y la guerra traba esa situación en diversos aspectos. Entonces, la guerra no le conviene, no le sirve, pero tampoco puede despegarse y enemistarse con uno de sus mayores aliados estratégicos”.
La síntesis anterior pertenece a Santiago Notarfrancesco, abogado especialista en Estudios sobre China Contemporánea (Universidad de Lanús) y miembro del Centro de Estudios de Países Hispánicos de la Southwest University of China (Chongqing, China).
“El principal proyecto de política exterior que tiene China es el de la Iniciativa de la Franja y de la Ruta (o Nueva Ruta de la Seda), cuyo objetivo central es favorecer y agilizar todo lo que tenga que ver con el comercio, el transporte y las telecomunicaciones. La guerra complica todo lo que tiene que ver con esto, por las sanciones, por lo que se encarecen las materias primas, por las dificultades que genera en las cadenas de suministro…El de guerra no es un escenario que a China le sirva para seguir aumentando su influencia mundial. A nivel socio-comercial tenía una relación importante con Ucrania, vinculada a la importación de los alimentos que producía ese país, pero la guerra está generando disrupción, como la genera acá en Argentina y a nivel global”, argumenta Notarfrancesco, autor del libro ‘Córdoba y China: un mundo de oportunidades’ y del Podcast ‘Descubriendo China’.

Paz necesaria… y conveniente.
Para este abogado de 30 años, egresado de la Universidad Nacional de Córdoba y estudioso de la que es hoy una de las naciones más influyentes del planeta “China necesita o quiere un mundo en paz. No porque necesariamente sean pacifistas sino porque así es como han hecho crecer su influencia y así es como pretenden seguir haciéndolo”.  
Las que siguen son algunas respuestas de Santiago a PERFIL CÓRDOBA acerca de los posibles pasos de una pieza clave en el convulsionado tablero del ajedrez geopolítico internacional.


–El canciller ruso, Sergei Lavrov, agitó esta semana el fantasma de una Tercera Guerra Mundial. Si el conflicto escalara, ¿la posición de ‘neutralidad’ de China seguiría inmutable?
–Pienso que se va a mantener así, en esta especie de neutralidad permisiva con Rusia. La única excepción que veo para que se involucre de una manera más fuerte en el conflicto, es que sea agredida directamente. Cuando digo que sea agredida no me refiero sólo a una agresión militar, sino a lo que son sanciones económicas. Creo que los esfuerzos de China van a estar vinculados a que el conflicto termine y que termine manteniendo su alianza con Rusia.
–En tiempos de liderazgos en crisis, ¿cómo ves al presidente chino, Xi Jinping?
–Es un liderazgo muy fuerte el que tiene. En China ya está institucionalmente incorporado a la par de Mao Tse- Tung, como uno de los grandes líderes de la República Popular China desde su fundación. Hay que destacar que el sistema político chino, por su propio diseño, deja poco margen para los discursos individuales. La política que lleva adelante Xi es la política del Partido Comunista chino. No es algo que decide él, es un sistema colegiado, colectivo. Si bien, para la magnitud que tiene China, con 1.400 millones de personas, sigue siendo una elite, no es la imagen que tenemos por ejemplo de Donald Trump, que uno no sabía qué podía hacer, porque dependía del humor con que se levantaba cada día. Esta es una dirección política bastante más colegiada…
–El reconocimiento de Putin a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, ¿va contra los intereses chinos en sus disputas con Taiwán u otras regiones o grupos?
–Sí, a eso me refería con la incomodidad con que vive China la guerra, porque no puede o no le conviene enemistarse con Rusia, pero a su vez la posición que está tomando Rusia de violar la integridad territorial ucraniana, está en contra de los principios que China defiende a nivel internacional. China no ve con buenos ojos que pequeños sectores de un territorio se proclamen independientes y que rápidamente una nación los reconozca.
–¿Qué gana y qué pierde China con la guerra, desde lo estrictamente económico?
–Pierde con el aumento del precio de los alimentos. China es el principal importador mundial de alimentos, es de los pocos rubros en los que es muy dependiente de lo extranjero. Tiene el 20 por ciento de la población del mundo y el siete por ciento de las tierras cultivables, entonces su seguridad alimentaria se ve amenazada cuando hay estas disrupciones de las commodities o la inflación en los alimentos. Le sumaría como desventaja la disfunción en la cadena de suministros y eso a China, que es uno de los lugares de mayor producción industrial del mundo, también la perjudica. Creo que el beneficio indirecto que tiene con la guerra es que al haberse cerrado Occidente de una manera tan agresiva con Rusia, este país depende mucho más de China hoy que lo que dependía antes. Si Europa le deja de comprar gas, el principal comprador de gas que va a tener Rusia será China y eso les da un mayor margen de negociación. No solo en términos económicos sino también políticos, Rusia depende mucho más hoy de China de lo que dependía antes…
–Y en estas redefiniciones, ¿la Argentina gana en algo en su vínculo con Beijing?
–Con el aumento del precio de las commodities podemos decir que ganamos. Si a su vez aumenta el precio de la energía, del gas, que nosotros estamos importando, ahí no está claro si ganamos, empatamos o perdemos…
–¿Pero China mira hoy más a la Argentina en su demanda de materias primas?
–Creo que el flujo comercial se mantiene igual porque nosotros ya le vendemos todo lo que podemos. No hay excedentes que China no nos esté comprando. Sí abre otras oportunidades para producir, para aumentar la cantidad y calidad de productos que Argentina exporta…
–Cuando se habla de la posición china ante la guerra en Ucrania hay quienes advierten sobre el peligro de un escenario similar en Taiwán, ¿qué pensás al respecto?
 –No veo en el horizonte un ataque chino a Taiwán. La estrategia de China, al menos en el corto plazo, no es recuperar Taiwán mediante la fuerza militar. Tiene una estrategia a largo plazo y más vinculada a la influencia, al intercambio económico que a la anexión. Si Taiwán declarara su independencia, ese sería otro cantar… De todo modos, si se diera una ofensiva así, sería la antítesis de lo que hizo Rusia en Ucrania.
–¿Creés que China tiene la llave para el fin de la guerra en Ucrania? ¿Lo ves como mediador?
–Como mediador no lo veo, porque para ejercer ese papel las dos partes te tienen que reconocer como tal y yo no veo a Europa, a la Otan, dándole ese rol, más allá de que China se ha postulado como sede de negociaciones u ofrecido su diplomacia. Como Occidente la asocia al bloque ruso, es difícil que eso suceda. Sí puede tener un mayor papel presionando a Rusia con algunas decisiones y en alguna forma ya lo ha hecho. Cuando Moscú amenazó  con el despliegue de armas nucleares, o cuando Lavrov afirmó que podría desencadenarse la Tercera Guerra Mundial, China sostuvo: “Nosotros no vamos a participar, no es nuestra guerra”…  Pero el rol de mediador no creo que lo pueda desarrollar; no por falta de voluntad sino por oposición de una de las partes.