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A la deriva

Varado en un crucero: "Acá hay 4 muertos y no nos dejan ni ver el sol, es un barco fantasma"

El periodista cordobés Dante Leguizamón se encuentra a bordo del crucero Zaandam, al que no le permiten atracar en ningún puerto. El calvario a bordo.

Dante Leguizamón
INVITADO. El periodista fue invitado por un miembro de la tripulación y su situación es desoladora. Reitera el pedido de ayuda a Cancillería | Cedoc Perfil

La situación que vive el periodista cordobés Dante Leguizamón es dramática. Es uno de los pasajeros del crucero Zaandam, una embarcación de lujo a la que abordó el pasado 8 de marzo por invitación de un amigo que es parte de la tripulación. Leguizamón embarcó en Buenos Aires con destino a Malvinas y el plan era desembarcar luego en Santiago de Chile para de allí retornar a Córdoba. Sin embargo, con la declaración de la pandemia el viaje se transformó en una verdadera odisea.

Los puertos comenzaron a cerrarse uno tras otro, primero no lograron desembarcar en Punta Arenas, Chile, y luego comenzaron el recorrido por Sudamérica en busca de un país en el que pudieran bajar a tierra firme. Hoy la embarcación se encuentra en Panamá. Durante la tarde de ayer, las autoridades de ese país permitieron a la embarcación el tránsito por vía interoceánica para que continúe el viaje. El próximo destino es Fort Lauderdale, Florida, EEUU. Aun sin precisiones respecto a un posible desembarco. La situación se complicó ya que cuatro pasajeros fallecieron y sus cuerpos se encuentran a bordo del barco.

Por teléfono, Leguizamón le contó a PERFIL CORDOBA la desesperante situación que le toca afrontar: “Casi no tenemos información sobre lo que está pasando. Hace un día y medio nos encontramos con el Rotterdam, que es otra embarcación de la misma empresa. Estamos viendo que están pasando pasajeros desde nuestro barco hacia el otro. No está claro quienes son, parece que es gente mayor en riesgo y que además están sin síntomas. No sabemos cuántos más van a pasar al otro barco”, narró. “Mi situación es diferente ya que me invitó un amigo que es parte de la tripulación y entonces no soy considerado como pasajero”, agregó.

“Con el paso de los días todo se fue derrumbando. Yo solo vine con 150 dólares que pensaba usar para el colectivo de Santiago de Chile a Córdoba y me gasté 50 dólares en internet, que aquí adentro es carísimo. Por eso no sé cómo sigue, el plan A es terminar en Miami, el B a Puerto Vallarta y el C es a San Diego, California. De todas maneras, voy a terminar en un país extranjero, sin plata, sin visa, sin nada. Hay amigos de Córdoba juntando plata para cuando sea el momento de descender. Si es que logro comprar el pasaje, no sé si el aeropuerto estará abierto o si el país abrirá sus fronteras para que yo pueda ingresar”, expresó angustiado.

El periodista describió el lugar donde pasa más de 20 horas al día, un camarote que ocupa junto a otra persona. “Estamos casi todo el día dentro de unas cabinas de dos por dos. Paso más de 20 horas incomunicado ya que no tengo Internet. A veces entra un poco de señal y puedo enviar un mensaje. Hubo días que estuve muy mal. Llevamos seis días de confinamiento. Los primeros dos o tres días fueron muy duros. Yo he hecho periodismo de judiciales y siempre fui bastante crítico de las cárceles, ahora voy a serlo mucho más”, comentó.

Leguizamón, quien es padre de tres hijos, pide que Cancillería tome su caso y el del resto de los 14 argentinos a bordo como una prioridad. “Destaco el trabajo que han hecho hasta ahora pero aquí nos sentimos muy desprotegidos. Somos 14 argentinos entre un montón de estadounidenses, canadienses y europeos. Esto en la última semana se convirtió en un barco fantasma en donde todo se repite: salís, comes, volvés y te tiras a la cama. Hay muertos a bordo y la sensación de angustia es muy difícil de pilotear, y cuando hablo con mis hijos no sé cómo explicarles la situación que estoy viviendo”, completó.