El 19 de junio de 1985 habrá sido un día común y corriente para la humanidad. Pero fue el día elegido por Andrei Tarkovski para que transcurra su obra maestra, su última película, su consagración final antes del final de su vida, “El sacrificio”.
La película cuenta ese día, el del cumpleaños de Alexander, un viejo actor retirado, que lo celebra en su casa junto al mar Báltico, en un paisaje paradisíaco, que invita a la soledad, a la contemplación y a la nostalgia.
Cargada de simbolismos, la película es extraordinariamente bella y conmovedora. En medio de los encuentros y los regalos por el cumpleaños, explota algo así como la tercera guerra mundial, la amenaza latente en aquellos años ’80 de una hecatombe mundial que arrase con la humanidad.
Historia de un dios derrotado y sin futuro
Entonces, el héroe de la historia, toma una drástica decisión, un acto de fe y de entrega para que todo vuelva a ser como antes, “como esta mañana”, dice. Y se sacrifica, incendiando todas sus pertenencias y haciendo un voto de silencio.
La película fue rodada en Suecia con buena parte del equipo de producción de Igmar Bergman, que admiraba profundamente a Tarkovski. El sacrificio se estrenó en 1986 y recibió cuatro premios en el Festival de Cannes, entre otros, pero Tarkovski ya estaba muy enfermo y no pudo recibirlos. Finalmente, el director murió el 29 de diciembre en París dejando una obra cinematográfica extraordinaria, aunque las dificultades para filmar y su corta vida sólo le permitieron realizar siete películas, que le alcanzaron para convertirse en uno de los mejores y más personales directores de cine de la segunda mitad del siglo XX.
Pasaron 35 larguísimos años desde aquel día elegido por el cineasta ruso para contar esta maravillosa historia. Ya no se hacen películas así, los ritmos de Netflix son otros, y son pocos los directores de cine que pueden romper con la hegemonía de la industria. Hoy tenemos sobre nuestras cabezas otra espada de Damocles, que ya no se llama tercera guerra mundial, sino coronavirus, que ya se llevó a casi medio millón de personas. Y el desastre nuclear está tan a la vuelta de la esquina como entonces…