CORONAVIRUS
Perfil e importancia de correr

Los running en tiempos de coronavirus

Quiénes corren y qué significa para ellos esta actividad que se vio amenazada en esta cuarentena

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Riesgos. Miles de “deportistas” salieron a correr en parques. | juan obregon

El lunes 8 de junio varios miles de corredores se agolparon en los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires, en un fenómeno que generó alarma en las autoridades y en la sociedad en general. Pasados 80 días de aislamiento obligatorio y en un contexto de crecientes casos de contagio de Covid-19, la aglomeración de corredores y ciclistas pareció contradictoria. ¿Cuáles son las motivaciones que impulsan este fenómeno masivo del running? ¿Se trata de un grupo de ególatras insensibles a las necesidades de la sociedad? ¿Hay algo más profundo detrás de esta actividad? ¿Habría que restringirla o regularla de otra manera?

La Encuesta Nacional de Actividad Física y Deportiva (ENAFyD) de 2009 señaló que en la Ciudad de Buenos Aires corrían habitualmente 184 mil personas mayores de 18 años, un 15% de la población adulta de la ciudad. El 35% de estos corredores identificaron al running como su actividad deportiva más importante y aquella que nunca dejarían de realizar. Conforman un colectivo de individuos adultos de hasta 50 años, 40% de los cuales son mujeres.

El running como actividad de masas es predominantemente urbano

El running como actividad de masas es predominantemente urbano. Miles de corredores se apropian de parques y circuitos verdes de la ciudad cada fin de semana. De acuerdo con la ENAFyD, el 81% de los runners practicaron su actividad en espacios públicos, compartiendo el territorio con ciclistas y caminantes. Ninguna otra actividad física aprovecha la infraestructura pública en forma tan masiva y predominante como las tres mencionadas.

El perfil motivacional de los runners es diferente al de otras actividades deportivas. El running tiene la valiosa cualidad de satisfacer un amplio abanico de motivaciones, tanto intrínsecas como extrínsecas: el disfrute (41%), la mejora de la salud (37%) y de la estética personal (10%), según la encuesta citada. Sólo un 2% de los runners corre para competir. Los beneficios de la actividad en términos de bienestar físico y psicológico están profusamente documentados. A partir de la popularización de los running teams, lo social también juega un papel relevante.

El sociólogo estadounidense David Altheide sostiene que el running forma parte de un cambio social más amplio, que promueve la búsqueda de una identidad alternativa más auténtica a la impuesta por la sociedad moderna burocratizada y de masas que, en pos de la eficiencia, corre el riesgo de automatizar a las personas en sus roles. En este contexto, el bienestar físico y mental alcanza en algunas personas, entre ellas los corredores habituales, el grado de un imperativo moral. La decisión de correr surge de un deseo de transformación física y psicológica, que conforma, con el paso del tiempo, una identidad más gratificante para el individuo, desde lo material y lo simbólico, que la derivada del ejercicio de los roles de la esfera pública.

La decisión de correr surge de un deseo de transformación física y psicológica, que conforma, con el paso del tiempo

Cuando el running se incorpora a la rutina diaria, pasa a formar parte importante de la identidad personal del corredor. Por eso, la imposibilidad de correr se transforma en una amenaza seria a su identidad. Se estima que aproximadamente un 20% de los corredores se lesiona cada año, por lo que esta amenaza está siempre latente. Casi todos los runners pasan alguna vez por esta experiencia. Como afirma el sociólogo argentino Pablo Acciaresi, para ellos “la abstinencia de la actividad resultaría más dolorosa (psicológicamente) que el dolor o las posibles lesiones”. Correr es una necesidad física y psicológica.

La pandemia nos pone frente al desafío de encontrar soluciones creativas para múltiples problemas vinculados con la salud pública, la economía, la política y las relaciones sociales. No existe una única solución salvadora.

Asumir que el running es un ejercicio insustancial o frívolo es banalizar lo que para muchas personas es uno de los aspectos más significativos de su vida. Por eso, creemos que prohibir la actividad física en los espacios públicos no es la mejor opción, sino que ordenarla adecuadamente es lo deseable. Pero este ordenamiento no se va a dar en forma espontánea. La delimitación, señalización de trazados y el control son claves para mantener la distancia social entre los participantes de la actividad. Si se hace bien, no solo se reducirá sustancialmente cualquier riesgo de contagio, sino que se asegurará que una buena parte de la población logre canalizar su energía física y emocional en beneficio propio y de toda la sociedad.


*Maestrando en Sociología UCA. Maratonista aficionado.