CORONAVIRUS
Opinión

Diario de la peste: el frágil equilibrio

Día 86 de la cuarentena que ya no lo es. Nada parece ser lo que fue.

España Coronavirus
España celebra la salida de la pandemia | AFP

Día 86 de la cuarentena que ya no lo es. Nada parece ser lo que fue. «De esta salimos más tontos y más pobres», dice el arquitecto Oscar Tusquets a los 79 años y sin dejar de asumir el riesgo que corre por el dato biográfico.

Media España está en fase dos y la otra mitad, en fase tres. Lo cual, viene a ser casi lo mismo. En una no te podés tomar una cerveza en la barra pero en las dos es posible comer en la mesa del restaurante. Ana Botín, presidenta global del banco Santander, demuestra que está preparada para cualquier fase y aparece en un spot cocinando una tortilla junto a la propietaria de un conocido restaurante de Madrid. La nueva normalidad que pregona el gobierno, según la interpreta Botín, no es ser normal sino parecerlo.

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Tenía razón mi pequeño sobrino: grabá a los pajaritos porque los van a quitar. Solo se oyen, a través de la ventana, motores, bocinas y los ruidos de la obra vecina cuando apenas comienza la mañana.

El Imperial College de Londres ha difundido un informe, publicado en la revista Nature, en el que asegura que hasta el 4 de mayo se han salvado más de tres millones de vidas en Europa gracias a las medidas sanitarias que se pusieron en marcha. En España, el estimado de decesos evitados ronda los 450.000 habitantes. A pesar de este informe, lo que oscurece los datos aquí es el número de muertes registradas en las residencias de ancianos.

De los casi treinta mil fallecidos en España, las dos terceras partes (19.440 ancianos) se registraron en las residencias para la tercera edad. Este lunes, indignado, el periodista Iñaki Gabilondo en su columna de la Cadena Ser, denunciaba, de algún modo, el ocultamiento social expresado a través de la indiferencia ya que, a pesar de acumularse el mayor número de víctimas en Madrid, el problema alcanza a todas las comunidades autónomas, gobernadas por unos y otros, con lo cual, el problema no sirve para la batalla política: es como el dilema del prisionero, un juego de suma no nula como le llaman los matemáticos, ya que ninguno gana.

Diario de la peste: miedo

La directora de la asociación que nuclea a las residencias dejó perplejos el viernes a diputadas y diputados de la Comisión de Reconstrucción del Congreso, exponiendo la situación que va de la falta total de medios sanitarios al cribaje puro y duro: los ancianos fueron excluidos de los hospitales.

En Madrid, al menos, se ha denunciado con la publicación de correos de los funcionarios en los que se recomendaba que no fueran trasladados a centros asistenciales. Así fueron muriendo. La guerra del cerdo, porque como en la novela de Bioy Casares ha habido una decisión consciente, más allá de los móviles.

Podríamos circunscribirla a la visión económica dominante y su teoría de la elección racional que se basa en el egoísmo y el beneficio, pero en el libro de Bioy se hablaba de causas más profundas como la negación, mediante el exterminio que, en este caso está claro que no es el sistema escogido, de un destino inevitable: la vejez.

Una y otra vez, vuelvo al título de un texto necesario de Rafael Sánchez Ferlosio: Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Sin olvidar el de Carmen Martín Gaite: Lo raro es vivir.

No hubo caceroladas por la muerte de los viejos, se queja amargamente Iñaki Gabilondo.

La nueva normalidad no es otra cosa que el equilibrio de siempre, pero con más posibilidades de caer.

 

MR/FeL/FF