Este domingo 10 de mayo fueron confirmados en Argentina 5.776 casos de coronavirus, de los cuales 300 fallecieron, según consignó el Ministerio de Salud en el reporte matutino. Del total, 930 (16,1%) son importados, 2.530 (43,8%) son contactos estrechos de casos confirmados, 1.703 (29,5%) son casos de circulación comunitaria y el
resto se encuentra en investigación epidemiológica.
El nuevo informe diario del programa de comunicación conjunta establecido entre el prestigioso Instituto de Investigaciones Epidemiológicas (IIE) y Editorial Perfil se sostiene que la Argentina tuvo éxito en las acciones que desarrolló como sociedad en la transmisión COVID-19 por lo que se consiguió que en gran parte de su territorio la circulación del virus esté controlada: 19 provincias sin transmisión en los últimos 30 días o con esporádica con pocos casos.
“La epidemiología como herramienta científica permite evidenciar en estas acciones, las conexiones entre las políticas no sanitarias y la salud. Así, podemos analizar algunos aspectos beneficiosos de las intervenciones como ser la disminución de otras enfermedades con mecanismos de transmisión similares, o la mejora del aire atmosférico medido por los instrumentos orbitales diseñados para controlar la calidad del aire (caída sustancial de la concentración de contaminación por dióxido de nitrógeno NO2)”, se indica en el informe del IIE.
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Entre otro de los aspectos positivos, se destaca que, debido el aislamiento social, las personas “están aprendiendo a priorizar su salud y gestionar adecuadamente los recursos; reducir, reusar y reciclar”.
Por otro lado hay aspectos negativos. Uno de ellos hace referencia al posible faltante de vacunas. Para ello, se cita un informe realizado por UNICEF que prevé dificultades para la provisión de las vacunas para los programas regulares a los países por lo cual insta a que se regularicen y se mantengan las entregas.
“En la misma línea la Iniciativa Mundial Contra el Sarampión y la Rubéola (Cruz Roja Americana, Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU., La OMS, la Fundación de las Naciones Unidas y UNICEF), estima que 117 millones de niños corren el riesgo de no recibir la vacuna contra el sarampión debido a la pandemia”, se afirma.
Por su parte, el IIE añade: “Efectuando un análisis de las epidemias pasadas se pueden mencionar además, como efectos no beneficiosos de la cuarentena situaciones de ansiedad (45%), depresión (38%), estrés (31%), burnout (29%) influenciados por diversos factores como sociodemográficos, ocupacionales, que en su primera etapa afectan a los equipos de salud”.
En esta cuestión, el organismo amplía: “Los impactos indirectos en la salud durante las pandemias pueden aumentar aún más la morbilidad y la mortalidad debido a menor acceso a la atención de rutina como resultado de las dificultades para trasladarse y el miedo. Durante la pandemia de influenza de 2009, un mayor aumento en los ingresos hospitalarios por influenza y neumonía se asoció con aumentos estadísticamente significativos de las muertes atribuibles a infarto agudo de miocardio y accidente cerebrovascular”.
En ciertas regiones de Europa se registró un incremento de la mortalidad total al doble o triple, lo cual es muy superior a la que se puede adjudicar al COVID-19. “Si bien esto puede darse por testeo insuficiente, la mayoría de los pacientes que fallecen lo hacen en el medio hospitalario, donde la mayoría han sido testeados. Sin embargo, durante una pandemia, distinguir qué muertes son atribuibles al COVID 19 y cuáles son meras coincidencias es difícil. En situaciones de otras epidemias se sugirió que un incremento desmedido de la mortalidad puede ser una evidencia indirecta de un manejo tardío de las urgencias o emergencias no relacionadas al agente asociado a la epidemia”, indica el IIE.
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Finalmente, la alteración de la vida social como es la cuarentena produce que haya un acceso reducido a los servicios sociales de protección de las mujeres y/o niños para resguardarse de parejas abusivas y los expone a condiciones de violencia.
“Argentina viene realizando una fuerte intervención para controlar al coronavirus y en la actualidad comienza la apertura de actividades por lo cual los sistemas de salud deben esforzarse para minimizar los impactos negativos que el aislamiento social tiene atendiendo la demanda contenida de patologías habituales”, considera el informe del IIE.
En esa línea, amplía: “Los problemas de salud regulares (no relacionada al COVID-19) que, por diferentes circunstancias, no fueron abordados en tiempo y forma como acciones de rutina debido a las restricciones de viaje, medidas de control, miedo que pudo impedir que las personas accedieran a los centros de salud, no han sido resueltos pese a que se ha liberado hace tiempo la asistencia a consultorios tal como lo informan las estadísticas hospitalarias”.
“No intervenir a tiempo puede conducir a muertes adicionales por causas distintas al COVID-19 como sucedió en anteriores pandemias que mostraron que se necesita tiempo para que el sistema de salud se recupere y vuelva a la normalidad una vez que haya finalizado el brote”, se advierte.
B.D.N./MC