Las previsiones oficiales apuntan a un PIB per capita de crecimiento nulo durante 2020-2029. Con ello, sumaríamos dos décadas continuas de estancamiento. Es hora de comenzar a evaluar los costos sociales resultantes.
La ciencia de frontera confronta incertidumbres radicales. A raíz de la pandemia del Covid-19, esa incertidumbre continuará permeando el conjunto de la vida económico-social mientras no accedamos a vacunas, terapias y tests efectivos y seguros al alcance de todos. Ello limita el valor del cálculo de los riesgos de las políticas a seguir. No obstante, podemos empezar a delimitar el terreno respectivo.
Las previsiones oficiales apuntan a un PIB per capita de crecimiento nulo durante 2020-2029
Ante todo, nótese que las innovaciones centradas en lo humano han ascendido en la escala de prioridades respecto de aquellas focalizadas en la eficiencia. Mientras vivamos la actual incertidumbre, no habrá actividad manufacturera o de servicios eximida de introducir cambios significativos en sus manuales y rutinas operativas en todos los órdenes que impliquen interacción humana de proximidad. Esto incluye desde los lay-outs de planta, hasta el manejo de inventarios y la organización de los procesos de producción y requerirá improvisar o reforzar nuevas especialidades, vgr. ingeniería epidemiológica. El esfuerzo recae especialmente sobre el sector privado, si bien debe establecerse un apropiado marco de incentivos.
Es hora de comenzar a calcular el costo/beneficio de estas inversiones. Aunque parecería que se tratase de modificaciones simples -preservar la distancia social, usar barbijos, hacer testeos y trazabilidad- como queda dicho los esfuerzos van mucho más allá, con sustanciales implicaciones económicas. Por el lado de los costos, sirva como referencia que una sola empresa, Amazon, se vio precisada a asignar a ese cometido el actual trimestre más de u$s 4.000 millones. Por el lado de los beneficios, la temprana introducción de este tipo de innovaciones, la ha valido a muchas firmas alemanas de partes y componentes e ingeniería de precisión preservar su actividad productiva en medio de la pandemia, sin aguardar el surgimiento de nuevos estándares internacionales o la acción gubernamental. De hecho, un 80% de las empresas alemanas se mantuvieron abiertas y sólo un cuarto de ellas cancelaron inversiones, sin que ello deteriorara los indicadores sanitarios.
Los desafíos económicos de la Argentina por el covid-19
A diferencia de una guerra o un sismo, la pandemia deja el capital físico intacto, pero se focaliza sobre el capital humano, más allá de la pérdida de vidas. Se trata de uno de los peores costos sociales de largo plazo, de difícil reversibilidad, incluyendo la dislocación social por desempleo crónico y disolución de capital social, algo que Europa se esfuerza en evitar. El costo incluye una pronunciada discontinuidad (y obsoletización de buena parte) de los procesos formales e informales de aprendizaje y de desarrollo de aptitudes, incluyendo la iniciativa empresaria, la disrupción de los mercados de trabajo, la caída de la productividad social y, desde luego, un elevado desempleo estructural. Además, la economía pierde flexibilidad para abordar nuevas actividades y atraer inversiones por aguda escasez de aptitudes y calificaciones.
Se trata de una de las hipotecas más pesadas que le estaríamos legando a las generaciones venideras. En cuanto a nosotros, viene a cuento otra cita de Lewis Caroll: “Debemos correr tan rápido como podamos tan sólo para no retroceder. Y si deseamos avanzar, deberemos correr dos veces más rápido aún.”
*Ph.D. en Economía (Sussex University), Prof de Políticas de Innovación Tecnológica (UBA).