La celebración que habitualmente congrega a miles de fieles y peregrinos todos los 7 de agosto en el santuario de San Cayetano del barrio porteño de Liniers, no escapó a la cuarentena por el coronavirus, y vivió una edición que será recordada por la ausencia absoluta de fieles de manera presencial en el templo de la calle Cuzco al 100.
En esta oportunidad, y tal como lo establece la nueva modalidad, la celebración al patrono del pan y del trabajo se realizó vía streaming, para ello se utilizaron las redes sociales del Santuario de San Cayetano y la radio Pan y Trabajo, que también forma parte de la parroquia.
Por primera vez en 150 años, la tradicional celebración a San Cayetano se realizó sin la presencia de fieles ni peregrinos, debido al proceso de aislamiento social preventivo establecido por la pandemia de coronavirus, que impide realización de reuniones o celebraciones masivas a fin de evitar la propagación del COVID -19.
Por este motivo, se pidió a los feligreses que no se acerquen al Santuario que se encuentra ubicado en el barrio de Líners desde hace un siglo y medio. El templo permaneció con sus portones de hierros cerrados y se preservó en todo momento el protocolo de bioseguridad y de distanciamiento social. Si bien en algún momento se barajó la posibilidad de cortar la calle Cuzco para evitar la aglomeración de las personas, 50 agentes de prevención, además de policías y personal de Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, rodearon la manzana de la parroquia de San Cayetano.
De todas maneras, algunas personas –todas con barbijos– se pararon frente al acceso principal y rezaron. Tampoco se hicieron presentes los habituales voluntarios que participan en las jornadas de celebración.
La imagen que se repite cada año en los días previos al festejo del santo, cuando la zona de Liniers se llena de creyentes que forman filas con sillas y carpas en las calles aledañas a la parroquia, desde el estadio de Vélez Sarfield, sobre la avenida Juan B. Justo al 8500, ayer se redujo a unos pocos feligreses que llegaron bajo una leve llovizna en un día muy gris y frío. Casi sin vendedores ambulantes sobre la calle Cuzco, algunos comerciantes abrieron las persianas de sus santerías sin muchas expectativas de venta.
Según el programa que se habilitó para la celebración a San Cayetano, se realizaron tres misas virtuales que fueron de manera virtual. La primera se llevó a cabo a las 0 de ayer, y fue presidida por Monseñor Carlos Ares, Obispo Auxiliar de Devoto. El acto litúrgico incluyó la apertura virtual de los portones, tal como ocurre todos los años.
Luego, a las 11, el Cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, estuvo al frente de la misa principal, que también fue virtual y televisada.
La misa final se realizó a las 19 y fue estuvo a cargo del cura párroco de San Cayetano, el Presbítero Alejandro Vignale. Tal como sucedió en las misas anteriores, también fue acompañado por los demás sacerdotes que forman parte del Santuario.
Más allá de estas misas, cada hora se rezó un responso por los fallecidos a raíz del coronavirus y se realizó el tradicional Camino de los Peregrinos por el interior del templo, otra de las tradicionales ceremonias de la grey católica.
Las primera palabras del arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, en su homilía fueron destinadas a esta situación excepcional: “Sabemos que no es lo mismo hacerlo por este medio que encontrarnos cara a cara con el santo, rezar juntos. Pero preferimos cuidarlos antes de que corran algún peligro de contagio”.
Pedidos. Poli pidió ayer por “los más de siete millones de chicos pobres” argentinos que sufren “niveles de indigencia” que “avergüenzan” y “humillan”, al tiempo que afirmó que esa es una realidad que no puede pasar desapercibida para “los adultos con algún grado de responsabilidad”.
Sobre la situación económica, Poli afirmó que en “la tierra bendita del pan” se pide por el alimento, por el trabajo y “por una vida digna”.
Luego de mencionar a los niños en situación de pobreza -Unicef elevó esta semana las cifras estimadas para cuando finalice la pandemia del coronavirus en el país-, también pidió “que nadie se escandalice” ya que esa actitud “no sirve” y llamó a que esa realidad “golpee el corazón” de los adultos.
“En la indigencia, la supervivencia se hace difícil y que deja huellas (...) Está en juego la vida de una generación que nos va a suceder: ellos son hoy el verdadero tesoro de la Nación”, agregó. Además, pidió especialmente por “los más vulnerables” y por “todos los trabajadores de salud” para que “no les falten las fuerzas en estos días” de pandemia.
“Nadie se salva solo”
El presidente Alberto Fernández reiteró ayer que su compromiso con los sectores más necesitados es “absoluto” porque, remarcó, “nadie se salva solo” y no se puede vivir en un capitalismo donde “uno se salva y otro padece”.
El jefe de Estado realizó esas declaraciones al acompañar a movimientos sociales, desde la Quinta de Olivos y por videoconferencia, en la celebración de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo.
Durante su participación del acto transmitido por las redes sociales, el mandatario afirmó que “Argentina tiene que dejar de ser el país de unos pocos y pasar a ser el país de todos y todas, donde encontrar un lugar de desarrollo”.
Fernández recordó que ésa fue su intención cuando llegó al Gobierno, antes de encontrarse con la pandemia que cambió todo y lo puso frente a “otras exigencias”, dijo ayer en Olivos.