Una plaga silenciosa invade la península ibérica; se mete en sus bares, sus arrabales, sus carnicerías, y está cambiando su modo de vida. No se trata de las hormigas negras, sino, mucho peor, de los argentinos. Tal es el postulado de España, decí alpiste, el nuevo libro del escritor Hernán Casciari, un argentino que vive en la madre patria desde hace casi una década y que analiza los avatares de la vida en el exilio.
"A nosotros nos dicen 'inmigrantes invisibles' porque venimos de otro lado, de italianos, de gallegos mismos", explica Casciari. "Si no hablamos, calladitos, el policía por la calle no nos pide documentos". Sin embargo, Casciari explica que los argentinos no son emigrantes tan maltratados como otros. Entre otras cosas, el mayor gusto por nuestos compatriotas se debe a una "sobrevaloración del acento argentino en algunas cosas, como en la creatividad: decís 'yo' (pronuncia 'sho') y vas a tener un poquito más de posibilidades de entrar a una agencia de publicidad que si decís 'io'".
Otros inmigrantes no tienen tanta suerte: "Hay una diferencia involuntaria entre el que tiene rasgos y el que no. Un ecuatoriano castaño claro pasa desapercibido completamente y nadie le va a preguntar nada, pero si tiene rasgos típicos de ecuatoriano, del 25% de indígena para arriba, está todo mal", sostiene.
Casciari se autodefine como "un uruguayo tranquilo", aunque nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, en 1971, y vive en Cataluña desde 2000, cuando se decidió a cruzar el Atlántico para encontrarse con una mujer que había conocido por chat en busca de un libro de Camilo José Celá. "En ese viaje cambié de país, de temperatura, de década y de siglo". Y también de estado civil: hoy está casado con esa mujer, Cristina, y tienen una hija de cuatro años, Nina.
Estuvo ilegal un año, el tiempo en que el gobierno de Italia demoró en otorgarle la ciudadanía europea. Entonces consiguió trabajo y, más importante, creó orsai, un blog en el que se dedicaba a pelearle a la nostalgia e intentar entender a una sociedad tan distinta a la nuestra. "No desde la política, sino desde la sociología, tengo una mirada extraterrestre", explica.
Allí explica, por ejemplo, las diferencias entre argentinos y españoles a la hora de mirar fútbol o tener sexo, el sufrimiento por los carniceros que masacran a las vacas en forma transversal, el drama de la ausencia del dulce de leche y de kioscos bien abastecidos. Los textos de orsai crecieron hasta integrar el libro que ahora publica Editorial Sudamericana, respetando los originales de internet y casi sin correcciones.
"En España la mitad de la gente es de derecha, o piensa que son de derecha, como en casi toda Europa, porque tienen mucho miedo", explica. "Miedo a que te afanen, a que lo que vos suponés que es tu trabajo lo tenga otra persona que habla distinto. Por eso votás derecha, para que venga el cuco y se vayan las cosas a las que vos le tenés miedo. Casciari lo justifica en la vez que lo asaltó un argentino allá en Barcelona: "me dijo 'Si sabía que eras argentino no te afanaba, pero tenés una cara de gallego'. Lo mismo, pero al revés".
Casciari es también autor de muchos otros blogs, entre ellos el Diario de una mujer gorda, una novela en entregas sobre una familia de clase media mercedina, que en 2009 será llevada adaptada al cine y al teatro argentinos. Lo que se dice una verdadera invasión, pero al revés.
(*) redactor de Perfil.com