El director argentino Lucio Castro presentó en Cannes este domingo Drunken Noodles, una historia sobre los encuentros eróticos de un estudiante de arte gay recién llegado a Nueva York. Es la tercera película del director de 49 años que reside desde hace años en Nueva York. Su film fue proyectado en ACID, la sección más alternativa del festival.
Dividida en cuatro episodios, Drunken Noodles cuenta la llegada de Adnan a "la Gran Manzana", donde pasará el verano haciendo unas prácticas en una galería. En su vagabundeo por la ciudad se cruza con varias personas con las que mantendrá breves relaciones sexuales. "La idea del deseo, del no deseo, de la falta de deseo es el eje número uno de la película", señaló a AFP el cineasta.
"La idea del deseo se corta cuando eso ocurre, cuando alguien toca la fantasía, se rompe", agregó. "Es como tocar un cristal, una imagen, y el efecto se rompe".
Además del deseo y el erotismo del protagonista, también son temas abordados desde el arte, especialmente el trabajo de estadounidense Sal Salandra: unas telas bordadas con representaciones sexuales masculinas.
Precisamente es la obra de Salandra la que se expone en la galería donde trabaja Adnan. Y en uno de los episodios, también se ve el encuentro entre el estudiante y el artista. "Hay escenas que están pensadas en cómo un espectador ve una obra en un museo, un cuadro en un museo", indicó el director. Es como ver en la sala de cine "en silencio, todos juntos, una obra en una pantalla".
Drunken Noodles aspira también a la Queer Palm, que premia las obras de temática LGTB de todo el festival.
Castro es prácticamente el único representante argentino en el Festival de Cannes, aparte de un cortometraje y la proyección de "Más allá del olvido" (1955) en Cannes Classics.
En la edición del año pasado, muchos cineastas argentinos ya advirtieron que los recortes en las ayudas del ultraliberal Javier Milei tendrían un impacto en la presencia de obras del país sudamericano en los certámenes internacionales.
Quién es el argentino que llegó a Acid Cannes
Lucio Castro es un cineasta y diseñador de moda. Estudió cine y medicina en Argentina, pero abandonó esta última para dedicarse a sus verdaderos intereses creativos. A los 25 años, en el 2000, se mudó a Nueva York, donde estudió diseño en la prestigiosa Parsons School of Design. Trabajó como diseñador para marcas reconocidas como Marc Jacobs, DKNY y Armani Exchange, llegando a ser director creativo de la línea masculina de esta última. También lanzó su propia marca de ropa masculina en 2011, consolidándose como una figura destacada en el mundo de la moda.
Paralelamente, Castro nunca abandonó su amor por el cine. Comenzó realizando cortometrajes como Honey, We Shouldn't Be Here (2008), It Goes Without Saying (2009) y Trust Issues (2018), este último presentado en el Festival de Cannes. Su debut en el largometraje llegó con Fin de siglo (2019), una película que explora el amor, la memoria y la identidad a través de una relación entre dos hombres, rodada en Barcelona. La cinta fue aclamada internacionalmente, ganando el premio a la Mejor Película en la Competencia Argentina del BAFICI 2019 y siendo elogiada por su narrativa íntima y su estilo visual.
En 2025, Castro estrenó su segundo largometraje, After This Death, protagonizado por su amiga de la adolescencia, Mía Maestro. La película, un thriller psicológico con elementos líricos, aborda temas como el duelo, la maternidad y la libertad. Presentada en el BAFICI 2025, reafirma su conexión con Argentina, a pesar de ser una producción estadounidense.
RB