Hace 50 años se estrenó El Padrino en Argentina. Dirigida por Francis Ford Coppola y basada en la novela de Mario Puzo, que co-escribió el guión junto al cineasta, la película se convirtió en uno de los grandes clásicos de la historia del cine y se continúa viendo de generación en generación.
El rodaje del film que narra la historia de la familia Corleone, basada en Los Mortillaro de Sicilia, estuvo lleno de curiosidades, improvisaciones y más de un problema con los productores, grupos externos y algunos actores.
Entre los cuestionamientos más fuertes al proyecto estuvieron las presiones de grupos cercanos a la mafia, la Cosa Nostra, y en particular las protestas del famoso cantante y actor Frank Sinatra, una de las figuras artísticas más importantes del siglo XX.
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Frank Sinatra "a las piñas" con Puzo en un restaurante
Al intérprete apodado "La Voz" realmente no le gustaba la obra de Puzo, ya que, en su opinión, retrataba a los ítalo-americanos como "animales". Además, se creía que el personaje de Johnny Fontane, un artista que tenía fuertes vínculos con el crimen organizado y que había obtenido ventajas en sus carrera gracias a ellos, estaba basado en el propio Sinatra. Coppola admitió esto años después.
El cantante se encontró una vez con el escritor en Chasen's, un restaurante de Los Ángeles. Ese momento fue retratado en la serie The Offer, que cuenta cómo se gestó El Padrino, y relata que Sinatra y Puzo se enfrentaron a golpes de puño en el mencionado local.
BRB: Doordashing all these dishes rn🤤
— Paramount Television Studios (@ParamountTVS) April 27, 2022
(Don't forget #TheOffer premieres in less than 24 hours! Only on @paramountplus.)
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Sin embargo, el episodio fue "exagerado creativamente" para el show y lo que realmente ocurrió en la vida real no incluyó agresiones físicas. El autor de la obra aclaró en su momento que Sinatra efectivamente se enojó, rechazó conocerlo y le gritó por haber escrito ciertas cosas en el libro, pero no utilizó insultos y la confrontación fue solo verbal.
Negociaciones con la mafia
Joe Colombo se dedicaba a los negocios inmobiliarios pero en realidad era el jefe de la Familia Colombo, una de las agrupaciones mafiosas más conocidos en Nueva York. En abril de 1970, creó la Liga Italo-Americana por los derechos civiles, organización que luchaba por eliminar los estereotipos contra los italianos en Estados Unidos y llegó a tener más de 45 mil miembros.
Asustado por los boicots que la Liga podía hacer a la película, uno de los productores, Al Rudy -que sufrió diversas amenazas- decidió negociar con Colombo. Así, se erradicaron del guion las palabras "Mafia" y "Cosa Nostra" y se resolvió donar a la Liga lo recaudado en la premiere de la cinta, lo que finalmente no ocurrió pero se subsanó con una función privada para los miembros.
"Salí asombrado de la película. Quizá era ficción, pero para mí es cómo era nuestra vida, era increíble", había dicho un ex subjefe de la familia Gambino, Salvatore Gravano. En 1971, un año antes del estreno, Colombo fue baleado en la cabeza mientras daba un discurso, agresión que lo dejó en estado vegetativo hasta que finalmente murió, en 1978.
Ningún director quería filmar la película
Paramount Pictures compró el guión de Puzo antes de que ganara popularidad. En primer lugar se lo ofreció al experimentado director de spaghetti westerns Sergio Leone, que lo rechazó para filmar Érase una vez en América. Posteriormente también lo declinaron Peter Bogdanovich, Peter Yates, y el griego Costa-Gavras, entre otros. A punto de que el proyecto naufragara, el estudio consiguió el sí de Francis Ford Coppola.
Los principales conflictos entre los productores y Coppola se refirieron acerca de quiénes interpretarían a varios personajes, en particular, a Vito y a Michael Corleone. El director luchó por Marlon Brando para el primer papel y por Al Pacino para el segundo, pero la producción consideraba que Brando era problemático y tenía "mala dicción" y Pacino era "un desconocido" en ese momento.
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Las veces que Coppola "casi" fue despedido
En total fueron 5 las oportunidades en que el cineasta casi fue corrido del proyecto. La primera vez fue cuando defendió a Brando para el papel de Corleone. El artista posteriormente ganaría el Oscar a Mejor Actor por su interpretación como Vito Corleone, personaje al cual le añadiría múltiples detalles, como su apariencia y gestos.
Los otros momentos incluyen cuando a la Paramount le entró el pánico por el retraso del rodaje; cuando pidió insistentemente filmar una parte en Sicilia; cuando se pasó del presupuesto acordado; y cuando manifestó que deseaba hacer una película de más de tres horas de duración (terminó durando 175 minutos).
Las improvisaciones de Brando y James Caan
El actor de Un Tranvía Llamado Deseo y Nido de Ratas era conocido en Hollywood por no estudiarse ningún guión. En su lugar, prefería leer sus líneas en tarjetas detrás de las cámaras. Él pensaba que esta era la manera de conseguir una interpretación más sincera, usando tomas sin ensayos donde directamente decía sus frases por primera vez.
En esa línea se movía James Caan, el actor fallecido en julio de este año. Para su papel de Santino "Sonny" Corleone sorprendió a varios con frases y gestos fuera del guión. Algunas fueron un "dolor de cabeza" pero muchas quedaron en el corte final.
Fue su idea tomar la cámara de fotos de un agente del FBI y romperla. También tirarle un par de billetes al actor que hacía del agente porque decía que "si rompes algo hay que pagarlo". Durante la paliza al esposo de "Connie", se le ocurrió tomar una tapa de un cesto de basura para golpearlo, al igual que algunos dichos como Badabing!, que usaban conocidos suyos.
El set de la discordia
Dentro del equipo de filmación también existían conflictos. El director de fotografía, Gordon Willis, mantenía una relación tirante con Coppola. Afortunadamente, esto no se notó en el resultado. El extravagante productor Robert Evans no quería al compositor Nino Rota, famoso por trabajar con Federico Fellini y Luchino Visconti, pero cedió al ver los primeros adelantos.
Todos trabajaron bajo muchísima presión, nadie tenía su lugar asegurado y el miedo por las desconfianzas era una sombra que acechaba constantemente al set de grabación. Había una exigencia de que El Padrino fuera un éxito a como dé lugar, algo que se logró inmediatamente y luego se extendió en el tiempo.
FP / MCP