CULTURA
muestra

Esa materia imperceptible

El Museo de Arte Modeno de Buenos Aires vuelve a abrir sus puertas con la exposición individual de Nicanor Aráoz titulada “Sueño sólido”, con curaduría de Lucrecia Palacios. Se trata de cuatro piezas gigantes montadas en los últimos meses de la cuarentena.

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Cadena de sentido. La muestra ilumina una experiencia excéntrica y única como el año que seguimos transitando. | gza. mamba

De qué están hechos los sueños? Por más poética que suene la pregunta, fue puntapié de tesis y pensamientos desde la antigüedad hasta que Sigmund Freud sellara de una vez el pacto entre la actividad onírica y una interpretación como piedra basal de su invento: el psicoanálisis. Con esto entendimos que nunca debemos tomarlos de manera literal, hay que relacionarlos, descifrarlos, buscarles explicaciones, en un paradigma determinado. Que no es uno solo, y hay otros: la quiniela, los mitos, el esoterismo, la magia, el arte. 

Los sueños no solo se leen sino que también sanan. Galeno e Hipócrates analizaron el contenido de ese gran porcentaje del tiempo que ocupa el descanso nocturno (preferentemente) desde la fisiología y la terapéutica. En las Asclepiades, templos de Esculapio cuyo nombre original es Asclepio, dios de la medicina griega y objeto de adoración en toda Grecia, se practicaban rituales de sanación en torno a la incubación. El rito era la sugestión producida durante el sueño; uno terapéutico en el cual los pacientes soñaban que Esculapio se les aparecía y expulsaba el mal. También los sacerdotes le susurraban durante este descanso sanador la manera de superar tal o cual dolencia. Como sea, una vez despiertos, los enfermos estaban curados.

Sueño sólido, proyecto de sitio específico de Nicanor Aráoz, es también una respuesta a esa pregunta inicial. Si la materia de los sueños es tan imperceptible como las palabras o el susurro del lenguaje, si son evanescentes y se escurren en el aire, Aráoz los atrapó con la solidez del poliuretano. 

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Durante el tiempo de espera y encierro, como si fuera una gran planta, una energía vital, Sueño sólido “creció” en la sala del Museo de Arte Moderno. Regada con la destreza escultórica (y las obsesiones) del artista, la obra en su conjunto se desvía de los paisajes de sus anteriores presentaciones en las que “un ruinoso esplendor” se apoderaba de los cuerpos y la fantasía de seres mutantes capturaba la escena. En este caso, la escena es más clara (o lo menos oscura posible en las reflexiones de Aráoz). Hay luces en cadena (encadenadas) que atan los sentidos y funcionan como un hilo para alumbrar el laberinto (despejado) de la sala. 

De andar y moverse, también, se trata la obra. La moto en el centro de la escena ha detenido su marcha y el conductor ya no está. Quizá terminó su acto en esta escenografía circense con atrapa sueños gigantes, luces como guirnaldas y gran estímulo visual que denota una fuerza en la que parece que el bien le está ganando al mal. 

Hay una posible letra de esa narrativa alucinada, destilado de sueños, imaginación varia. En el título y la yuxtaposición de la descripción de la obra, Nebulosa rata frita, pasarela de madera, base látex acrílica y base poliuretánica, motocicleta Husqvarna modelo 510, porcelanas, fichas de videojuego, helicoides de madera y látex, casco men realizado en metal, tela y cuero, shinai en madera de bambú madake, está el vehículo que alude a un camino, una peripecia, la aventura. Pero además, un cadáver exquisito que podría transformarse en poema o las didascalias de una obra para representar. 

Hay música. La rocola que se puede activar con las fichas es la banda de sonido. Un sound track personal, en el que exhibe gustos y tesoros con orgullo e impudicia, una forma de amor y entrega, tiene como título Suavemente, como se apoya la flecha. Un verso de Héctor Viel Temperley (1933-1987) que continúa así: “En la cuerda del arco,/apoya en mi pecho/un pezón de tu pecho”. 

El poeta que, precisamente, pedía “Dormir doce horas,/despertar en el cielo./Afeitarme por última vez...” y se despidió con los versos de Magenta, poco tiempo antes de morir de cáncer de pulmón: “Magenta es la barba de Cristo. Como rompiente de mar moja mi rostro: en mi nariz dibuja su nariz y en sus ojos cerrados pone mis ojos”. Porque de ese color son las explosiones de las estrellas de Nicanor.

 

Sueño sólido

Nicanor Aráoz 

Museo de Arte Moderno

Avenida San Juan 350

Visitas con reserva y protocolo: lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19. Sábados, domingos y feriados de 11 a 20. Martes cerrado. Entrada general: gratuita.