En 1905 un Jorge Luis Borges en acné se espanta y se fascina con un dios “que había horriblemente venerado el mismo Basílides. Supe también qué hombres desesperados y admirables fueron los gnósticos, y conocí sus especulaciones ardientes”. Con esta introducción, en “Discusión” (1932), el escritor argentino reconocerá su deuda con aquellos teólogos milenarios, y su pesimismo radical, que Pacôme Thiellement transforma, salido del “todo lo demás es literatura”, en una efectiva crítica social y política en La victoria de los Sin Rey. Siguen el camino que cada vez más alto que se escala, a la manera de las religiones orientales, lo divino más carece de forma, el Demiurgo ha muerto, la sociedad es un decorado, y queda penitente el recuerdo del “mundo que está en nuestras manos”.
Primera traducción en el mercado latinoamericano de Thiellement, este ensayista y realizador francés divulgador de las corrientes gnósticas en su país recientemente publicó L’Empire n’a Jamais Pris Fin, Tome 1 : de Jules César à Jeanne d’Arc. “El imperio nunca terminó” es uno de los latiguillos que aquí reaparecen, mantra intelectual que se remonta a los escritos de los fundadores del gnosticismo Marción y Valentín, y que se mune tanto del fandom del cristianismo primitivo, alimentado no solamente de los gnósticos sino de otras sectas contrarias a los apóstoles Pedro y Pablo como los maniqueos, como de la cultura pop contemporánea desde The Beatles a Twin Peaks. Revelaciones de hombre solitarios, reyes de países lluviosos pretendía Charles Baudelaire, que caben en la canción de John Lennon, “Instant Karma!” (1975), “la resurrección en vida de todos sus oyentes”, se sentencia mientras entona “Todos nos iluminaremos unos a otros”.
“Como equivalente de la Exégesis del Alma en la biblioteca de Nag Hammadi –textos gnósticos del III y IV siglo recién descubiertos en 1945 en Egipto, que en verdad poco sumaron al conocimiento de la raíz sincrética del cristianismo originario, fruto del diálogo de Oriente y Occidente en el pensamiento griego y las tradiciones judías–, “Karma instantáneo” es la “Canción de las Canciones”, una iluminación rememorando la brevedad de la vida, la capacidad de “mirar” las cosas de otro modo, además de otros anunciados muy claros: “No estamos en la tierra para experimentar sufrimiento y dolor” y “¿Te crees una superstar? Es normal, lo eres””, sostiene el galo, y continúa las trazas de esoterismos y conspiranoias que ya utiliza Greil Marcus para analizar la cultura norteamericana. Y en una cita que podría sonar de Marcus charlando en el living de Philip K. Dick, se deja caer en el cierre del libro, “nos encontramos aquí para encontrar la perla que restablezca los robado y restaure lo destruido”.
Debemos abrir bien los ojos a estas victorias de los Sin Rey, las que celebra este ensayo agitprop de Pacôme Thiellement, y que pueden parecerse a las que anunciaba el último Michel Foucault obnubilado en la hermenéutica de sí neoliberal. Tal como decía el periférico gnóstico Borges en “El tintorero enmascarado Hákim de Merv”: “Los espejos y la paternidad son abominables, porque la multiplican y afirman”.
La victoria de los Sin Rey. Revolución gnóstica
Autor: Pacôme Thiellement
Género: novela
Otras obras de la autora: Tres ensayos sobre Twin Peaks; Infernet; Pop Yoga
Editorial: Granica, $ 31.700