En respuesta a un tuit del periodista Damián Fresolone, que en los primeros días de este mes reclamaba al entonces todavía presidente electo “la vuelta de los libros” a las aulas, Alberto Fernández prometió: “Los libros volverán a estar en nuestras aulas y en nuestras casas. Vamos a producir libros que eduquen, que nos hagan pensar o que simplemente nos entretengan. Admitamos que este año, tan solo con una idea, movilicé la industria editorial... sinceramente”. Sin falsa (ni verdadera) modestia, el Presidente se arrogaba la autoría intelectual del que fue, sin duda, el libro de 2019. Lanzado durante la última edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Sinceramente (Sudamericana), de Cristina Fernández de Kirchner, se convirtió en el acontecimiento editorial y comercial del año. Hasta hoy, la editorial informa que se vendieron 350 mil ejemplares. El libro de memorias de la ex presidenta y actual vicepresidenta fue, además, el puntapié del fin del ciclo político de Cambiemos. La autora elegida por Fernández lo eligió a él como candidato a la presidencia y el desenlace es historia conocida.
“Sinceramente se convirtió en un fenómeno sin precedentes –dice Juan Boido, director editorial de Penguin Random House–. La salida del libro se mantuvo en el más estricto secreto durante un año y medio, hasta que se anunció a la prensa tres días antes de su llegada a librerías. La conmoción política y mediática fue inédita para un libro. Los primeros 20 mil ejemplares no se agotaron cuando salieron a la calle sino mucho antes, en la primera hora posterior al anuncio de su publicación. El hecho de que se diera en el contexto de un mercado muy golpeado solo intensificó el impacto”. El libro de CFK inspiró a otros políticos, como Elisa Carrió, Martín Lousteau, José Luis Espert y María José Lubertino. Sin rozar siquiera el 10% de las ventas de Sinceramente, se vendieron bien en un mercado deprimido. El año que termina cierra una penosa performance en la industria editorial local, con bajas en la producción y en las ventas. Las tiradas de nuevos títulos, que se redujeron a la mitad, permitieron que un libro que vende más de mil ejemplares sea considerado bestseller. Un líbero por derecha que llegó a vender 30 mil ejemplares fue Javier Milei, coautor con Diego Giacomini de Libertad, libertad, libertad (Galerna).
“Fue un año difícil, con caídas generalizadas de las ventas, compensadas en parte por algunos libros que lograron abrirse camino –señala Gonzalo Garcés, director editorial de Galerna–. Quizás era esperable que el de Milei y Giacomini tuviera ventas respetables, aunque nos sorprendió, por las circunstancias del país, que se convirtiera en bestseller. Un punto problemático es que la caída general de las ventas nos llevó a reducir las tiradas. Por eso, cuando un libro se vende bien nos vemos obligados a reimprimir de apuro, lo cual puede hacer que falte durante algunos días en librerías”. También a causa de la reducción de tiradas, los grandes grupos priorizan la distribución en cadenas de librerías frente a las librerías chicas.
Aguante la ficción. Entre los libros de ficción de 2019, cabe mencionar en primer lugar los de autores extranjeros consagrados por el público argentino, como Michel Houellebecq (Serotonina), Mario Vargas Llosa (Tiempos recios), Ian McEwan (Máquinas como yo), Margaret Atwood (Los testamentos), Isabel Allende (Largo pétalo de mar), Javier Cercas (Terra Alta), Stephen Chbosky (Amigo imaginario), y los locales Eduardo Sacheri (Lo mucho que te amé), Pedro Mairal (Breves amores eternos), Patricio Pron (Mañana tendremos otros nombres), Mariana Enríquez (Nuestra parte de noche) y Gabriel Rolón, que vendió 40 mil ejemplares de La voz ausente. Estos títulos se mantuvieron en la lista de los más vendidos por varias semanas, al igual que las exitosas novelas histórico-románticas de Florencia Bonelli, Gloria V. Casañas, Florencia Canale y Viviana Rivero.
Al compás de las apuestas de los grandes grupos, las editoriales alternativas lograron imponer sus títulos. Uno de los casos más notables fue el de la primera novela de Dolores Reyes, Cometierra (Sigilo), que vendió cinco mil ejemplares en siete meses y va por su cuarta reimpresión. Esa novela terrible y luminosa fue recomendada por escritores, críticos y lectores. El mismo sello acaba de publicar otra de las novelas del año: Desierto sonoro, de la mexicana Valeria Luiselli, ganadora en 2018 del American Book Award. En pocas semanas se vendieron más de 1.300 ejemplares. En un año de recambio presidencial, César Aira publicó en Mansalva su primera novela explícitamente política: El presidente.
Impulsada por la visita de la autora estadounidense a la undécima edición del Filba, ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?, novela de Lorrie Moore, fue otro de los bestsellers independientes junto con un ensayo de Ricardo Piglia, Teoría de la prosa, ambos de Eterna Cadencia. Novelas de Gabriela Massuh (Degüello), Mariana Dimópulos (Quemar el cielo) y Carlos Bernatek (El hombre de cristal), las tres por Adriana Hidalgo, deben incluirse en el balance literario de 2019. En Blatt & Ríos, Sergio Bizzio, Liliana Villanueva, Marta Lopetegui y Marina Yuszczuk dieron a conocer sus novedades. Por primera vez, este sello se asoció con Eterna Cadencia para publicar thrillers de Lee Child, el padre de Jack Reacher. El primero fue Tiempo pasado, que cosechó buenas críticas y ventas. El sello Godot, que según sus editores tuvo un año “tranquilo” en ventas, lanzó una novela tan inquietante como poderosa, Mi abandono, de Peter Rock (otro título rendidor de Godot es La lengua en disputa, que reproduce el debate que Beatriz Sarlo y Santiago Kalinowski mantuvieron en la Feria de Editores este año sobre el lenguaje inclusivo, uso verbal que tuvo en 2019 su novela: Vikinga bonsái, de Ana Ojeda).
Elegida por Juan Forn para la colección que dirige en Tusquets, Las malas, de Camila Sosa Villada, hizo circular entre el gran público una voz fresca y singular. Su libro desembarcará en España en 2020. Adriana Riva, Diego Muzzio, Virginia Ducler, I Acevedo, María Insúa, Oliverio Coelho, Carlos Chernov, Mercedes Dellatorre y Marina Closs publicaron libros para tener en cuenta: La sal, Doscientos canguros, Cuaderno de V, Bicho taladro, Late un corazón, Hacia la extinción, Amo, La gravedad de los cuerpos y Tres truenos no defraudan. El cordobés Martín Cristal ganó el primer premio del concurso de cuentos de Fundación El Libro con La música interior de los leones y además publicó, en Caballo Negro, su nueva novela: Las alegrías.
En el año del retorno (por partida doble) del Nobel de Literatura, los libros de los ganadores de 2018 y 2019 (Olga Tokarczuk y Peter Handke) merecieron especial atención. La reciente novela de la Nobel polaca, Los errantes (Anagrama), llegó a las librerías argentinas en noviembre, al igual que un título previo, el estremecedor Sobre los huesos de los muertos (Océano). De Handke volvieron a circular títulos publicados por varios sellos, entre ellos El Cuenco de Plata, que relanzó Lento aprendizaje y El vendedor ambulante. En pocas semanas se vendieron más de 1.200 ejemplares de cada uno.
Se conocieron notables primeros libros, como los de Kristen Roupenian (Lo estás deseando), Fermín Eloy Acosta (Bajo lluvia, relámpago o trueno), Olivia Gallo (Las chicas no lloran), Fremdina Bianco (Esto que me pasa), Nicolás Gadano (La caja Topper), Victoria Schcolnik (Cuando el peligro es pequeño somos felices), Juan Ignacio Pisano (El último Falcon sobre la tierra), Ana Navajas (Estás muy callada hoy) y Silvina Gruppo (Oeste). “Conejos no tiene un estilo específico, pero tiene un objetivo: publicar libros que hubiéramos querido escribir nosotros, los tres editores –revela Ariel Bermani, escritor y uno de los editores de la novela de Gruppo–. Priorizamos los debuts y apostamos a un tipo de textos donde se privilegien las historias”. Las reediciones recomendadas de 2019 son las que hicieron Fiordo (No se turbe vuestro corazón, novela de Eduardo Belgrano Rawson) y Final Abierto, que rescató La casa Modesa, de Fina Warschaver.
Fue un año formidable para la poesía argentina. Casi en simultáneo, editoriales como Caleta Olivia, Ediciones en Danza, Baltasara y Bajo la Luna publicaron obras reunidas de autores de la generación intermedia, como Osvaldo Bossi (Unica luz del mundo), Lila Zemborain (Matrix Lux), Andi Nachon (En la música vamos), Gabby de Cicco (Transgénica) y María Teresa Andruetto (Poesía reunida). Estos libros ponen al alcance de los lectores títulos que, debido a las tiradas reducidas de las editoriales de poesía, son difíciles de conseguir. El sello cordobés Alción lanzó Tocar el cielo oscuro, obra reunida de Paulina Vinderman, que fue elegida como la “poeta de la década” con el premio Alfonsina Storni 2019, y Llantén publicó Sin pelaje, sin sombra, antología de Susana Villalba. Ediciones en Danza publicó De piedad vine a sentir, póstumo de Irene Gruss, y Nudista, Baltasar, el emotivo libro que Leopoldo Castilla escribió luego de la muerte de su hijo. Este mes, Adriana Hidalgo lanzó Novísimos, poesía inédita de Juana Bignozzi. Y uno de los libros más vendidos de Corregidor fue de poesía: la reedición de los dos tomos de La morada imposible, de Susana Thénon.
El ensayo y la no ficción avanzan. Crónicas, ensayos, miradas retrospectivas y libros sobre los feminismos realmente existentes coparon mesas de librerías y ferias. Uno de los grandes títulos locales fue Opus Gelber, que Leila Guerriero escribió luego de una serie de encuentros con el maestro Bruno Gelber. El jueves pasado, la autora fue nombrada personalidad destacada en el ámbito de la cultura por la Legislatura porteña. Mediante crónicas sobre un tema en común, Javier Sinay (Camino al Este), Fernando Krapp (Una isla artificial) y Julián Varsavsky (Japón desde una cápsula) ofrecieron distintas perspectivas sobre Japón.
Autoras de procedencia académica, periodística o política acercaron sus miradas sobre los feminismos. En el año en que Rita Segato inauguró la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, libros de Luciana Peker (La revolución de las hijas), Tamara Tenenbaum (El fin del amor), Mercedes Funes (Feminista en falta), Araceli Bellotta (El peronismo será feminista o no será nada), Laura Klein (Más acá del bien y del mal), Ana Correa (Somos Belén), María Florencia Freijo (Solas aun acompañadas) y la imprescindible María Luisa Femenías (Ellas lo pensaron antes) enriquecieron el debate con sus propuestas. Con prólogo de Virginie Despentes, llegó a estas costas Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce (Anagrama), de Paul B. Preciado, y el sello Consonini distribuyó Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chtuluceno, de Donna Haraway.
Los dos títulos más vendidos por Siglo XXI fueron Y ahora ¿qué?, del flamante gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que superó los 20 mil ejemplares, y ¿Qué es el peronismo?, de Alejandro Grimson, autor que formará parte del elenco de gobierno del Frente de Todos. Sin embargo, los éxitos de no ficción de 2019 (sin contar Sinceramente) llevan las firmas de un médico y un rockero: el doctor Daniel López Rosetti y el Indio Solari. Equilibrio (Planeta) vendió más de 45 mil ejemplares desde su lanzamiento en abril, y Recuerdos que mienten un poco (conversaciones con Marcelo Figueras), una cifra similar.
Dos historiadores, Daniel Balmaceda y Beatriz Bragoni, publicaron ensayos sobre los más grandes hombres de la historia argentina: Belgrano. El gran patriota argentino (Sudamericana) y San Martín. Una biografía política del Libertador (Edhasa). Enriqueta Muñiz publicó Historia de una investigación (Planeta), sobre cómo se escribió Operación Masacre. En El dólar. Historia de una moneda argentina (Crítica), Ariel Wilkis y Mariana Luzzi sondean una de las evidentes pasiones criollas. Mientras Taurus sorprendió para el mes de las fiestas con Odorama. Historia cultural del olor, de Federico Kukso, Planeta publicó la tercera entrega de la saga riverplatense escrita por Andrés Burgo: River para Félix.
Caja Negra volvió a demostrar que el interés por el ensayo de calidad no decae. Sus libros destacados fueron La promesa de la felicidad. Una crítica cultural al imperativo de la alegría, de Sara Ahmed, y Del infinito al bife. Una biografía coral de Federico Manuel Peralta Ramos, de Esteban Feune de Colombi. Ampersand despuntó con Los libros y la calle, de Edgardo Cozarinsky, e Historia natural y mítica de los elefantes, de José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski. Para lectores cinéfilos, El Hilo de Ariadna publicó El cine de lo sagrado, ensayo que une cine y santidad, a cargo de Bernardo y Mariano Nante, y Paidós, La vuelta al cine en cuarenta días, de Quintín.
El amplio universo de la historieta y la novela gráfica está bien representado por Nuda vida (Tren en Movimiento), de Lautaro Fiszman, Quisiera haber sido arqueóloga en Perú en los años 30 (Maten al Mensajero), de Victoria Rodríguez, y la antología Poder Trans. Historieta latinoamericana (Editorial Municipal de Rosario), de temática travesti y transgénero. Por último, hay que incluir dos obras de museos-editores. El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires produjo uno de los libros mejor editados en 2019, Una historia de la imaginación en la Argentina, con textos de Javier Villa y Alejandra Laera, y una selección de imágenes y fragmentos literarios que van de Xul Solar a Liliana Maresca y de Esteban Echeverría a Gabriela Cabezón Cámara. Y Malba Literatura transformó en libro las clases mañaneras de Luis Chitarroni: Breve historia argentina de la literatura latinoamericana (a partir de Borges).
Los mejores libros infantiles de 2019, por Maria Eugenia Villalonga
Quizás sea porque su factura, en muchos casos, es casi artesanal o por estar ligada a una idea fuerte de transmisión cultural, lo cierto es que la literatura infantil, en la Argentina, logra desde hace mucho tiempo altos estándares de calidad. Este año, tres de sus títulos fueron incluidos en el catálogo White Ravens: Dime cómo vuelas, de Laura Witner y Marcos Farina, de la editorial Tres en Línea; La jaula, de Germán Machado y Cecilia Varela, publicado por Calibroscopio, y Dentro de una cebra, de Micaela Chirif y Renato Moriconi, de la editorial Limonero, la misma que ganó este año el premio a la mejor editorial de América Latina en la Feria del Libro de Bologna.
De la gran cantidad de títulos publicados este año, elegimos algunos pocos que podrán dar cuenta de la nobleza de una producción que se diversifica año a año:
- Las ricas horas de Jacominus Gainsborough, de Rébecca Dautremer, de la editorial Edelvives. Con una estética retro que homenajea a Beatrix Potter e imágenes de una elaboración asombrosa que invitan a detenerse en todos los detalles, cuenta el paso de una vida tan común como la de cualquiera.
- La fiesta de Pinzón, de Wouter Van Reek, de la editorial Pipala. El pájaro Pinzón y su amigo, el perro Tungsteno, llevan a cabo una de sus sorprendentes ideas que crecen hasta desbordarlos.
- De la editorial Limonero, Bimbi, de la ilustradora suiza Albertine, un “cuaderno de autora” que captura, sin palabras y con dibujos en blanco negro, imágenes de infancia que, como un baúl lleno de juguetes, nos transportan al pasado.
- La jardinera, de Violeta Parra y Violeta Valdivia, del sello A la Orilla del Viento. Una lectura amorosa y sensible –como la obra de Violeta Parra– de una de sus canciones más bellas, y para quien se anime a cantarla con guitarra, incluye las notas y los acordes.
- ¿Qué te imaginas?, de Cecilia Garavaglia y Mey Clerici, de la editorial Arte a Babor. A partir de textos de Kandinski, Gaudí, Monet o Grete Stern, la autora propone preguntas que disparan las ganas de crear de los pequeños lectores.
- De la editorial Tres en Línea, Ida y vuelta, de Juliana Vido, un recorrido visual por una avenida en la que de ida se ven los frentes de los edificios, y de vuelta, todo lo que pasa en su interior, en un libro desplegable de 1,40 m de largo.
- De noche en el bosque, de Ana María Machado, de editorial Norma. Los cuentos tradicionales contados por dos hermanitos a sus cansados padres, como solo ella es capaz.
- Las iguales, de Andrea Ferrari, de editorial Santillana. En épocas de mirada puesta en la diversidad, una historia sobre la pesadilla de la igualdad absoluta y cómo se las ingenian dos gemelas para diferenciarse.
- ¡Adiviname!, de Jorge Luján y Pablo Bernasconi, de la editorial La Brujita de Papel y el viejo juego de las adivinanzas ilustradas con el trazo de Bernasconi.
Y cualquiera de los títulos de Niño Editor, una editorial dedicada al rescate de textos tradicionales de todo el mundo, como los de la serie del genial artista y diseñador Bruno Munari, precursor de los libros con solapa.
El banquete literario, por Florencia Ure
Empiezo por el postre, el libro del año para mí es Desierto sonoro, de Valeria Luiselli (Sigilo). Venía de esta seguidilla: la trilogía de Rachel Cusk (Tránsito, A contraluz y Prestigio, de Libros del Asteroide), Amy Fusselman (Ocho, de Chai editoria), Jane Smiley (La edad del desconsuelo, de Sexto Piso) y Ana Navajas (Estás muy callada hoy, de Rosa Iceberg). Todos buenos y recomendables, pero estaba algo empalagada.
Empecé Desierto sonoro tranqui, pero en la segunda parte, cuando clava el acelerador hacia lo literario, me volví loca. Corrí a comprar y leer Papeles falsos, La historia de mis dientes y Los ingrávidos (todos de Sexto Piso). Gasté un dinerillo, pero todos geniales.
Me voy un poco del libreto y recomiendo un libro sobre la muestra de pintura de Flavia Da Rin que tiene un texto de I Acevedo precioso: ¿Quién es esa chica? (Museo de Arte Moderno). Y El hombre de arena, de E.T.A. Hoffmann (Libros del Zorro Rojo), porque la temporada de ópera del Teatro Colón cerró con Los cuentos de Hoffmann, basada en cuatro de sus cuentos, y me recordó lo bueno que es.
Enumero otros libros que disfruté mucho este año: Mañana tendremos otros nombres, de Patricio Pron (Alfaguara), Cometierra, de Dolores Reyes (Sigilo), Las chicas no lloran, de Olivia Gallo (Tenemos las Máquinas) y Opus Gelber, de Leila Guerriero (Anagrama). No me retiro sin mencionar que voy por la mitad del flamante Premio Herralde, Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez (Anagrama) y pinta excepcional. También un poco de autobombo: 100 libros para entender el mundo, compilado por mí y editado por Catapulta bajo su sello Catarsis, con firmas como María O’Donnell, Claudia Piñeiro, Gabriela Cabezón Cámera, José Natanson, Fabián Casas, Juan José Becerra y Martín Sivak.
*Editora de la sección Sie7e Párrafos de Red/Acción.