CULTURA
muestra

Los años que vivimos en peligro

Al principio fue un texto, “Postales de la contracultura”, de Osvaldo Baigorria. Un artista plástico, Gabriel Baggio, a partir de la lectura de ese libro pintó un cuadro: un oso en dos patas a punto de atacar. Pero no se trata solo de un texto inspirador y la obra que resulta de esa mágica conjunción. Hay más.

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Matar o morir. En palabras del artista: “El arte como forma de reducción de daños, o un modo de gratitud, tal como lo fue y sigue siendo la invención de dioses.” | gza. galeria hache

En la portada de Postales de la contracultura, el libro de Osvaldo Baigorria, hay un mapa. El de la costa oeste norteamericana está marcado con una línea y una flecha de sur a norte. Para arriba es donde se fue, un día de 1974, este autor y tardó once años en regresar. No sólo se fue a un lugar con ese viaje a la Costa Oeste de Estados Unidos. También se fue a un tiempo; a un momento crucial de la historia del siglo XX: la contracultura norteamericana. Es un viaje como busca existencial que recorre todos los estadios de esa deriva: la supervivencia, el entretenimiento, la introspección, la política, el riesgo, las alucinaciones. Una vida a la intemperie que se fue llenando de episodios, de actos, como una película. Con la escritura, Baigorria nos hace acordar de que es poeta pero ejercita un registro cinematográfico. El texto es un guión de cine de una película jamás filmada que se va se va armando, con tomas y cambios de escenas, al tiempo que lo leemos. 

Gabriel Baggio es el lector del texto que Baigorria escribió. En lugar de una película, para este artista, ese ensayo fue un cuadro. Uno que pintó y que puede verse en la muestra Matar y morir en la galería Hache. La pintura de un oso que concentra la relación con la experiencia de Baigorria (tuvo que matar a un oso en ese viaje), al tiempo que la posición ética y filosófica sobre el acto de matar. En este caso, a un animal pero contenido en la idea de un semejante: el oso en dos patas a punto de atacar al hombre, con sus genitales visibles, es una aproximación, un extracto y destello, de aquello que podemos pensar como persona no humana. 

Sin embargo, la experiencia de la lectura Postales de la contracultura no se termina con la representación figurativa de esa aventura mortal entre el hombre y la bestia. Para Baggio, ese libro es casi una bitácora y en la reinterpretación creativa, que se traduce en el modelado de piezas de cerámica, se transforma en una suerte de alter-ego desplazado por el tiempo y el espacio. La sala de la galería logra “encerrar” el microcosmos que resulta de esa apropiación, en el sentido de imágenes que se repiten de una obra a otra. Las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor, Pegasus y la Cruz del Sur son reinterpretadas por Baggio y demarcan los puntos de vista desde los dos hemisferios. Por un lado, sitúan el viaje de Baigorria en 1979, al tiempo que imaginan la perspectiva de este lector atento y participativo en que se convierte Baggio. 

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Pero el autor de Poesía estatal no funciona como motor que le da arranque a la inspiración solamente. Escribe “La vuelta al reino en un acto”, un texto de acompañamiento para la muestra; una pieza de escritura que ilumina, aún más, a las obras que compone el artista. Porque si para Baggio, Postales de la contracultura fue el comienzo de una expansión creativa, Baigorria modela con sus palabras un manifiesto expresivo de la existencia, la destrucción y la muerte. Un conjuro, con algo de mantra, que repite, cuantas veces sea necesario, las razones por las que se mata o se muere. Finalmente, llega al sentido primordial que devela la función del arte: “El arte como forma de reducción de daños, o un modo de gratitud, tal como lo fue y sigue siendo la invención de dioses. La promesa de una mediación entre reinos olvidados de su propia y básica naturaleza, la que va de la muerte a la vida en un solo movimiento, como la estrella fugaz que recién vimos y que, al igual que este momento de encuentro, ya pasó apenas lo pensamos.”

Aunque la exhibición empieza antes y a primera vista, de manera independiente. Las obras que están al inicio son muy diferentes y, en ese caso, pueden funcionar como una puesta a punto de técnicas, gestos creativos, experimentaciones. En especial, un mural que es producto del hallazgo, con algo de pentimento no tanto en el sentido literal de su origen en pentirsi, esos “arrepentimientos” de los pintores, sino las huellas y las sombras de las formas. 

La tela que cuelga tiene las marcas de las piezas de cerámica que Baggio estaba preparando. Las colocaba en ese lienzo para su secado y fueron haciendo hongos. Esa “vida” de los organismos que necesitan de los otros para su desarrollo fue demarcando miembros y rostros, torsos y manos. Un amasijo de formas que el artista delineó con marcador, grafito y carbonilla en el que se nota la instancia del rescate y el encuentro con la forma humana. Matar y morir es el título de esta obra que le da nombre a la muestra porque de eso, en definitiva, arte mediante, es de lo que se trata.

 

Matar y morir

Gabriel Baggio

Galería Hache

http://hachegaleria.com/, Loyola 32,+ CABA 

Con cita previa: +5411 4856 8787 / [email protected]