Tal vez corroídos por la envidia, a menos de una semana de una de las inauguraciones más impresionantes en la historia de los Juegos Olímpicos, se multiplican las voces críticas sobre la fiesta que dio inicio oficial a las competencias deportivas en Beijing. Las sospechas hablan de montajes junto a imágenes falsificadas.
La ceremonia comenzaba con una escena espectacular en la cual 29 "huellas gigantes de fuegos artificiales" atravesaban Pekín hasta el estadio olímpico. Se creía que la imagen de las huellas, trazadas por cohetes, estaba siendo grabada desde un helicóptero, pero según afirmó el vicepresidente ejecutivo del comité organizador de los Juegos, Wang Wei, los fuegos artificiales fueron lanzados de todas formas. Lo que pasó, dijo Wei, es que la imagen no era visible debido a la bruma.
“Puede que las imágenes de las huellas, filmadas con anterioridad, fueran utilizadas en la emisión debido a la mala visibilidad“, afirmó Wang Wei. La declaración del vicepresidente ejecutivo del comité organizador se suma a lo que afirmó el periódico ‘Beijing Times’: las imágenes fueron emitidas de un modo artificial gracias al trabajo de una sociedad informática especializada.
Según se desprende de esta noticia, la empresa Crystal Fireworks podría haber simulado los movimientos del helicóptero y evitar la imagen borrosa que provocaba la niebla. Esta controversia se suma a la polémica del canto, en la que el director musical del espectáculo, Cheng Qigang, reconoció a una radio local que la niña que salió al escenario, ataviada con un traje rojo, lo hizo en ‘playback’, mientras que la que se escuchó era de una segunda niña, no elegida por su físico.
Las suspicacias sobre la monumental inauguración de los Juegos Olímpicos se generan en el marco de las distintas críticas de la comunidad internacional contra el gobierno chino, al cual se le reclama la independencia del Tibet. En ese sentido, al tiempo que el país asiático amenaza en convertirse en la economía más poderosa del mundo, distintas organizaciones no gubernamentales fustigan a su administración por quebrantar distintas decisiones políticas que atentan contra la libre expresión.