Lloviznaba, y encima no había un alma en las tribunas de la Bombonera, como consecuencia de la sanción que se le aplicó a Boca por los disturbios en el clásico ante River. Además, Carlos Bianchi presentó un equipo B, aunque ese equipo B era de temer (Juan Manuel Martínez y Santiago Silva eran los delanteros...). Era un partido para la estadística, burocrático: Boca venció 1-0 a Colón, con gol de Martínez, y cortó así una racha (la peor de su historia, por cierto) de 12 fechas sin triunfos.
En esa suerte de lucha grecorramana que entablaron por momentos, Boca anuló de entrada a Colón, que se refugió y revoleó la pelota una y mil veces (en vez de mediocampistas encargados de la organización del juego, Sebastián Prediger y Lucas Bernadello devinieron controladores aéreos). Pero el equipo que dirige Bianchi abrió la defensa rival por los costados, menos por la izquierda con Martínez que por la derecha con Lautaro Acosta. Pero Silva, para variar, estaba en otra sintonía.
Aun así, Boca no se puso en ventaja en el primer tiempo sólo porque Germán Pozo se lo impidió. Intentó de media distancia Guillermo Fernández, atajó Pozo. Intentó Silva de tiro libre, atajó de nuevo Pozo. La fortuna, además, acompañó al arquero de Colón cuando un remate fortísimo de Martínez se estrelló en el palo. Pero a la fortuna hay que ayudarla, y Colón no lo hizo: por eso, a los cuatro minutos del segundo tiempo, Acosta desbordó por enésima vez y tiró el centro para Martínez, que cabeceó para el 1-0.
Recién entonces reaccionó Colón, que –ya con Prediger y Bernadello en el manejo de los hilos– intercambió golpes con Boca. Más: si no empató con un cabezazo de Gabriel Graciani tras un centro de Ricardo Gómez fue porque Claudio Pérez, acrobático, despejó la pelota en la línea. Colón embistió, pero sin suerte. No le alcanzó para empatarle a una versión de Boca sin demasiadas luces que se diga.
Porque Boca, hoy, es eso: un equipo sin luces, aun cuando venga de eliminar al Corinthians campeón del mundo de la Copa Libertadores.
Una cosa es ganar un partido; otra, muy, muy distinta, es pelear un campeonato cuando se juega así.