Cincuenta años del trágico final de los "Busby Babes"

De buen humor, los "Busby Babes" del Manchester United abordaron el avión que, tras una exitosa jornada en la Copa de Europa, debía llevarlos de regreso a las islas británicas. Pero sólo unos minutos después, un 6 de febrero de 1958, el equipo joven y lleno de esperanzas del Manchester United, que con un empate 3-3 contra el Estrella Roja de Belgrado había logrado clasificarse para la semifinal del máximo torneo continental, fue desgarrado para siempre en un infierno de llamas y humo tras una escala en el aeropuerto Riem de la ciudad alemana de Múnich.

Mañana se cumplen 50 años de la catástrofe, en la que 23 de las 43 personas a bordo, entre ellas ocho jugadores del club inglés, murieron. Desde 2004, una placa conmemorativa en el barrio de Trudering de Múnich recuerda a las víctimas del accidente.

Tras abortar dos veces el despegue sobre la pista cubierta de hielo y nieve, el tercer intento, a las tres de la tarde, terminó en catástrofe. El avión de la aerolínea British European Airways sólo consiguió aumentar lentamente la velocidad, pero cuando alcanzó los 117 nudos ya no pudo ser detenido.

A toda velocidad y con el tren de aterrizaje replegado, el capitán James Thain, un experimentado piloto, intentó elevar el avión, pero había llegado al cerco periférico del aeropuerto, lo atravesó y dio de lleno con un ala sobre una casa, que se incendió. La parte delantera del avión Airspeed chocó contra un árbol y se separó. El resto del avión siguió patinando unos metros sobre la nieve antes de detenerse por completo.

Los supervivientes comenzaron a apagar el fuego. Entre ellos, se encontraba Bobby Charlton, de entonces 20 años, quien ocho años después condujo a la selección inglesa al primero y hasta ahora único título mundial. "Yo estaba aún en mi asiento, pero el avión estaba a unas 70 yardas de distancia. Entonces miré a mi alrededor y vi a Harry Gregg al lado mío. Me dijo que yo había estado unos diez minutos inconsciente", escribió Charlton sobre sus recuerdos del momento del accidente.

El portero norirlandés Gregg salvó a varios compañeros y a otros pasajeros del avión y fue distinguido por eso posteriormente con una condecoración.

Gravemente herido fue rescatado el manager del equipo, Matt Busby, que le dio nombre a los "Busby Babes". Sobre Charlton opinó posteriormente: "Àl nunca olvidó Múnich. De alguna manera se sintió responsable. Como si hubiesen sido sus hijos los que murieron allí".

Entre los fallecidos también se encontraba Duncan Edwards, uno de los mayores talentos del fútbol inglés. "Estoy convencido de que era el mejor jugador que conocí jamás. Nunca fui nadie tan bueno como él", sostuvo retrospectivamente Charlton sobre el jugador de entonces 21 años, que luchó unos días por su vida en una clínica. Había perdido mucha sangre y sufrió hemorragias internas, por lo que el 11 de febrero entró en coma. Diez días después, Edwards murió a causa de las graves lesiones sufridas.

Pasó mucho tiempo hasta que el fútbol inglés logró recuperarse del shock. Alrededor de Charlton, Busby formó un nuevo equipo y en 1963 el éxito regresó al estadio Old Trafford, cuando el Manchester United ganó la Copa inglesa. Le siguieron los títulos de campeón en 1965 y 1967, así como la coronación en 1968 con la conquista de la Copa de Europa: era el primer club inglés en ganarla.

Durante mucho tiempo también la selección inglesa sufrió por la pérdida de buenos jugadores, y sólo en 1966 volvió al apogeo. Sobre la causa del accidente se debatió durante largo tiempo.

Las autoridades alemanas sostuvieron inicialmente que la capa de hielo sobre las alas que hallaron cuando llegaron al lugar del accidente causó la tragedia. Sin embargo, luego se consideró probado que la nieve y el hielo sobre la pista fueron el motivo de los despegues fallidos. El capitán Thain fue absuelto de toda culpa en 1969.