Quedan más lindas así, obvio. Como en los viejos tiempos. Lo agradecen los hinchas y lo reconocen todos los dirigentes, que hasta podrían lanzar un eslogan de corte anticapitalista –“nuestro club no se vende” o algo así–. Pero no: la realidad es otra. Los clubes están ahí, a la espera de una oferta suculenta, para estampar el logo de la empresa sobre el centro de la camiseta que usarán los futbolistas cada fin de semana. Esperan, negocian y, mientras tanto, sucede lo que sucedió el último domingo en el Monumental: River e Independiente, dos de los grandes del país, se enfrentaron sin publicidad en sus camisetas.
Lo que para muchas personas puede ser una curiosidad, para otras tiene una explicación. Lo dijo el empresario Daniel Grinbank en el programa Brotes verdes, por C5N. “Me llamaba la atención. Los dos sin sponsor. Hablaba un poco de la crisis del ocio, de la industria cultural o de la publicidad. La publicidad está pasando un pésimo momento porque, como las empresas no tienen expectativas de venta, una de las áreas que recortan es la publicidad”, contó Grinbank, fanático de Independiente.
El presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, había hablado del tema en una entrevista con PERFIL, en agosto del año pasado: “Todos los clubes me preguntan: ¿van a dejarla así? Porque por un lado está la peleíta de decir ‘ustedes no consiguen un sponsor’, y por el otro nuestra pregunta a los hinchas: ‘¿Les gustaría jugar sin ninguna publicidad?’. Por un lado lo festejamos. Y por el lado económico, ya presupuestamos estos seis meses sin ese ingreso publicitario. No queremos poner cualquier publicidad en nuestra camiseta, marcas que no condicen con lo que representa River y que no están dispuestas a pagar los valores que estimamos. Creo que vamos a batir récord de venta de camisetas”, dijo. Lo del récord de ventas de camisetas fue así. Pero ya pasaron los seis meses, River salió campeón de América ante Boca en el Santiago Bernabéu, y su camiseta sigue limpia. Aunque solo es una cuestión de días: Turkish Airlines ofreció 5 millones y medio de dólares por temporada durante tres años. River aceptará la propuesta a pesar de la resistencia de Matías Patanian (ex vicepresidente) y del vocal Gustavo Balabanian, ambos de origen armenio, una comunidad que le exige al Estado turco el reconocimiento del genocidio perpetrado durante la Primera Guerra Mundial. La aerolínea pertenece en un 49% al Estado turco, y en un 51% a capitales privados.
El caso de Independiente es distinto. Tanto dentro del club como en las agencias de publicidad coinciden en que los sponsors no se acercan por el factor Moyano. La figura del presidente y de su hijo Pablo implica varios puntos: la forma de negociar, su enemistad con el Gobierno y las expectativas del club. “Con los problemas que hay, la devaluación y la falta de actualización del contrato de TV, obvio que nos gustaría tener una publicidad en la camiseta. Pero lo económico acá roza con lo político: nuestro presidente molesta”, le dice a PERFIL el vicepresidente segundo Carlos Montaña. Los que critican a Moyano siempre ponen de ejemplo su negociación con Puma y la frase con la que el líder sindical terminó una reunión con los representantes de la empresa alemana que le provee la ropa oficial del club: “Acá si no traen lo que quiero yo, se van”. Puma no llevó lo que quería Moyano, pero se quedó.
Ahora, en Avellaneda confían en que las negociaciones incipientes con algunas empresas pueden prosperar.
“En marketing deportivo, las cosas valen lo que alguien quiere pagar”, le explica a este diario Guillermo Ricaldoni, director de We Are Sports y autor del libro La pasión deportiva del marketing. Estudiantes, otro de los clubes que tienen su camiseta en blanco, puede ser un ejemplo de eso: antes del reinicio de la Superliga, la aseguradora Allianz le había ofrecido 400 mil dólares por un año, los directivos del club exigieron un millón, y el resultado es el que se ve: una camiseta hermosa, pero sin publicidad. El pantalón de River y Boca vale más que la camiseta de la mayoría de los clubes: Axe, por ejemplo, paga 1,2 millones de dólares por año a cada institución.
“Argentina devaluó su moneda y los dirigentes son muy tozudos: quieren los mismos ingresos en dólares que antes. La mayoría de los patrocinadores facturan y pagan en pesos, y encima sufren la baja del consumo”, agrega Ricaldoni.
Racing, en ese sentido, supo surfear la crisis. O, visto de otro modo, se resignó: aceptó una oferta de la empresa de tecnología RCA, que era menor que lo que pretendían la comisión directiva y el presidente Víctor Blanco. Por eso, si el equipo sale campeón, además de sus hinchas, el que festejará es su main sponsor.