DEPORTES
MARCELO GALLARDO

Con una receta distinta para cada partido

A diferencia de la mayoría de sus colegas, no sigue un manual. Tiene convicciones, pero puede mutar cuando el contexto se lo demanda.

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Racha histórica. River lleva 31 partidos invicto. No pierde desde febrero. | fotobaires

En febrero, Marcelo Gallardo estaba encerrado en un laberinto. El juego de River parecía tan vital como un árbol en invierno. La primavera brotó en Mendoza ante Boca, y desde entonces el funcionamiento es tan efectivo que no volvió a perder. River es un equipo sin manual porque puede cambiar de esquema táctico, de jugadores, de estrategia, pero igualmente conserva un hilo conductor entre todas sus facetas: el técnico es Gallardo, y Gallardo siempre elige a los once futbolistas con más furia para recuperar la pelota, con más voracidad para buscar el gol, y con más convicción para ganar la batalla mental de cada partido. Lo que construyó el Muñeco no es un equipo de fútbol: en realidad, Gallardo crió a una horda de caníbales dispuestos a desembarcar en Normandía si él se los pidiera. Esa comunión irrompible, y la astucia de un hombre que siempre guarda un secreto, mantienen a River vivo en las tres competencias que disputa.

River es un equipo sin libreto porque su entrenador siempre saca palomas de la galera. Es un equipo de características –la presión alta, los volantes con llegada al área contraria, los laterales con vocación de ataque, los delanteros como aparatos de tortura–, y no fiel a un dogma. Es camaleónico: tiene convicciones, pero puede mutar cuando el contexto se lo demanda. ¿Cuál es, entonces, su estilo de juego? ¿Es el de La Bombonera, con Lucas Pratto como extremo derecho? ¿O es el del martes, con tres delanteros para asfixiar la salida tubular de Independiente? ¿Qué clase de equipo es? Una respuesta posible: uno apto para competir en cualquier escenario, ante cualquier enemigo, en cualquier circunstancia y de cualquier manera.

Sin embargo, River no brilla por la armonía de su juego. Gallardo resignó la búsqueda estética de la belleza, y eligió contemplar el encanto de un balón asaltado en campo contrario. El Muñeco prescindió del sonido de una orquesta afinada de pases, y optó por la gracia de un contragolpe aplicado con una precisión asesina, como sucedió en el gol de Ignacio Scocco ante el Rojo. Entendió que el arte de su equipo podía lucir de otro modo. El refinado público de Núñez lo comprendió. Y se lo agradece: cuando juega en el Monumental, los hinchas se dejan engañar por un aroma tan dulce como peligroso: River es como el tiempo, como la muerte: a la larga, siempre gana.

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La verdadera prueba para este plantel cargado de sabiduría comienza ahora. El domingo, cuando enfrente a Sarmiento de Resistencia en Mendoza, puede acceder a las semifinales de la Copa Argentina. Como en las últimas dos ediciones, el campeonato se transformó en la vía de acceso más rápida para la Copa Libertadores del próximo año, y como todavía no clasificó al certamen continental, no puede despreciarla, aunque el éxito traiga consigo un efecto colateral: otra Supercopa contra Boca. Tampoco puede descuidar la Superliga. Y menos la Libertadores, el premio mayor: a fin de mes recibirá a Gremio, y entonces River deberá revalidar su calibre ante el campeón defensor.

El misterio es descubrir cómo afrontará el grupo el tramo final. Diego Simeone dijo alguna vez que la clave de un buen entrenador es saber en qué momento de la temporada debe exigirles el cien por ciento a sus futbolistas. Especialista en identificar esos instantes, Gallardo lo sabe: el momento es ahora. Habituado a alcanzar la mejor versión de sus jugadores en los partidos de alto voltaje, habrá que ver si en las reservas de una temporada larga su tropa todavía acopia un remanente. Una última barrica de su cosecha más fina.

Juanfer adentro, Pratto afuera. Gallardo dispuso ayer un ensayo de fútbol con el probable equipo que jugará mañana ante Sarmiento de Resistencia por los cuartos de final de la Copa Argentina, en el que se destacó la ausencia de Lucas Pratto.

   El técnico prefirió que Juan Fernando Quintero tomara el lugar del centrodelantero. También ubicó a Armani como titular. Los dos jugarían el encuentro, mañana a las 15.30 en el estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza, y luego se sumarán a la Selección de Colombia y Argentina, respectivamente.

   Tomando como referencia el equipo que venció 3-1 a Independiente por la Libertadores, Gallardo no podrá contar con Exequiel Palacios, quien sufrió un desgarro. Su lugar lo ocuparía Nicolás De la Cruz. De todas maneras, no se descarta que en esa posición juegue Enzo Pérez, quien ayer trabajó de manera diferenciada por una molestia. La dupla de ataque sería Santos Borré-Scocco.