Daniel Angelici lo dice siempre puertas adentro de AFA, a veces hasta jactándose, quizá para demostrar el poder que supo acumular en ese edificio en los últimos años. Por eso, en esta semana de errores arbitrales, protestas y teorías conspirativas, algunos dirigentes recordaron aquella frase que repite el Tano cuando cuenta cómo influyó Mauricio Macri para acercar a una de las aerolíneas asiáticas que quiere convertirse en el sponsor principal de Boca a partir de junio. Tres gigantes –Qatar Airways, Fly Emirates y una empresa europea– mantienen una puja que se resolverá en las próximas semanas y que tiene un premio suculento: aparecer en el centro de la camiseta xeneize, la más vendida del país y la segunda más cotizada de la región, detrás de la de Corinthians de Brasil.
El ejemplo no tiene nada que ver con los árbitros ni con sus errores porque, como dijo Rodolfo D’Onofrio ayer, sería hasta ingenuo creer que Macri se involucra en ese tipo de decisiones, pero es una muestra real de cómo juega el fanatismo del presidente del país con el club que condujo durante 12 años y que lo posicionó en su carrera política. “Mauricio siempre ayuda con una recomendación. Hizo lo mismo con la Selección y Adidas. Puede promocionar al club con algún comentario para atraer alguna inversión. Aunque eso no quiere decir que después se concrete algo”, le reconoce a PERFIL un dirigente de Boca.
Pasó hace poco con una importante empresa china: directivos de Boca se reunieron con sus representantes por una mínima gestión presidencial: un comentario en medio de un encuentro con empresarios. “Quizá nos dice: ‘Vayan a verlos que hablé con estos tipos’, pero después no pasa nada por distintas razones”, explica.
Tribunas calientes. En un escenario cargado de polémicas, lo gestual o simbólico también condiciona. Y la visita de Guillermo Barros Schelotto a la Casa Rosada, coinciden hasta dentro de Boca, quizá no haya ayudado a descomprimir la situación. De hecho, generó todo lo contrario: profundizó el malestar de una parte importante de la dirigencia deportiva y de muchos hinchas, siempre tan permeables a los que moldean la opinión pública. “Yo sigo mi vida normal y no tengo nada que ocultar, por eso me junté con un amigo a comer el lunes al mediodía. Sinceramente, nunca pensé que se desate la cantidad de comentarios a partir de nuestra reunión porque nunca ocultamos nada”, dijo ayer el técnico de Boca.
Sin embargo, los cantitos contra Macri que empezaron en el Nuevo Gasómetro y siguieron en el Monumental, y las declaraciones que esta semana vertieron Marcelo Tinelli y Hugo Moyano, fueron una suerte de parábola. Porque los insultos y las críticas, en rigor, apuntaban a Angelici, el álter ego presidencial en AFA y en tantos otros espacios de poder.
Tinelli y Angelici mantienen una tensión desde 2015, cuando el presidente de Boca aseguró que no podía votar a Tinelli en la AFA porque estaba “muy identificado” con San Lorenzo. En ese tiempo, Angelici operó a favor de Luis Segura, que se mantuvo en el cargo luego del insólito 38-38 en Ezeiza. Después, Angelici se juntó con Claudio Tapia para bloquear al conductor televisivo, que siempre recuerda el lobby que pergeñó el macrismo para impedir su llegada al sillón que durante 35 años había ocupado Julio Grondona. La relación entre D’Onofrio y el presidente de Boca se quebró el día del gas pimienta en la Bombonera. Lo que vino después lo condensó en una frase el mismo presidente de River a fines del año pasado: una guerra fría.
A pesar de sus caminos invertidos, Tinelli y Angelici coincidieron en algo esta semana: el encuentro entre Macri y Guillermo podría haberse evitado. Aunque el Tano defendió la decisión –“son amigos desde hace años, no sé por qué se generan suspicacias si siempre se vieron”– y deslizó que, ante tanta histeria, “quizá debieron cuidar las formas”. Tinelli fue por más: “Me pareció raro. Hoy el poder del fútbol está manejado casi en su totalidad por Boca”, remarcó.
El poder, en este caso, tiene al menos dos vértices: el comité ejecutivo, liderado por Chiqui Tapia en alianza con Angelici, y el Tribunal de Disciplina, presidido por dos alfiles del Tano: el escribano Fernando Mitjans (aquel de los audios filtrados en que Angelici le pedía sanciones leves a jugadores de Boca) y Sergio Fernández, juez de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal e histórico directivo de Pinocho.
Tapia, que también atizó la furia por haber ido al cumpleaños de Carlos Tevez, está condicionado por ese poder que supo construir Angelici, pero también sabe que el matrimonio por conveniencia que lo llevó a la AFA tenía esta cláusula implícita. Desde el día en que ganó Tapia, aunque resulte curioso, también ganó Angelici. En definitiva, fue él quien convenció a Macri de que el yerno de Moyano era el hombre ideal para suceder a Grondona.