Cuando parecía que el tenista serbio Novak Djokovic sólo se concentraba en competir, el Gobierno de Australia anunció ayer la cancelación del visado del número 1 del ránking mundial y la Justicia federal será hoy la encargada de decidir si debe abandonar el país o puede jugar el primer Grand Slam de la temporada. Ayer, al cierre de esta edición, el tenista serbio estaba bajo custodia tras reunirse con funcionarios de inmigración de Australia.
La decisión se sostiene en motivos de “salud y orden público”, en palabras del ministro de Inmigración, Alex Hawk. Djokovic, de 34 años, aspira a lograr su 21 Gran Slam en el Open de Australia, que comienza el lunes, con lo que superaría al español Rafa Nadal y al suizo Roger Federer, ausente por lesión.
Aunque Djokovic no será expulsado hasta que se examine su recurso, la situación sigue siendo muy tensa: el gobierno quiere que el serbio vuelva a ser detenido hoy, tras una entrevista con las autoridades migratorias, y que sólo pueda salir para asistir, en la oficina de sus abogados y bajo vigilancia policial, a las audiencias en línea de la justicia, explicó el abogado de las autoridades Stephen Lloyd.
Los representantes del jugador pidieron en cambio que pueda seguir en libertad, a la espera del desenlace del proceso. Pero esta saga judicial puede alargarse todavía más luego que el juez Antony Kelly del estado de Victoria se declarara incompetente y derivara el caso ante la justicia federal del país.
“Los australianos han hecho muchos sacrificios durante esta pandemia y esperan, como es lógico, que el resultado de estos sacrificios sea protegido”, insistió el primer ministro Scott Morrison, al frente de uno de los países que ha aplicado las restricciones más severas del mundo para frenar la propagación del covid-19.
Tras esta anulación del visado, el serbio podría tener prohibida la entrada al país durante tres años, excepto bajo ciertas circunstancias.
Hace 10 días, Djokovic viajó a Australia tras haber obtenido una exención de vacunación de los organizadores del torneo por haber dado positivo de covid-19 a mediados de diciembre. Sin embargo, a su llegada al país, las autoridades fronterizas no consideraron que una infección reciente justificara una excepción y anularon el visado de Djokovic y lo enviaron a un centro de detención de migrantes.
El caso sembró discrepancias también en el circuito. Algunos jugadores consideran que las autoridades deberían permitir la participación del número uno mundial, pero otros no son tan receptivos.
Es el caso del griego Stefanos Tsitsipas, número cuatro del mundo, quien acusó al serbio de “haber jugado con sus propias reglas”. El escocés Andy Murray fue menos categórico: “No voy a empezar a golpear a Novak cuando ya está en el suelo”.