Marcelo Tinelli lo vio por televisión. Otra estética a la que imaginaba, seguramente. Un equipo sin el pecho inflado, con esos aires que podría esperarse de un campeón. El aviso de que el partido no sería bajo las normas San Lorenzo lo dio Olimpo bien temprano. Tardó 53 segundos el equipo local en marcar. Ni un minuto de gracia tuvo Edgardo Bauza, el DT que volvió al fútbol argentino para conducir un auto sin problemas de motor ni papeles. Los futbolistas confiados y el club ordenado son elementos con los que no suelen contar los entrenadores. San Lorenzo juega sin excusas.
Aquella jugada del arranque de Olimpo fue por izquierda. Miralles, rápido, dejó fuera de foco a Torrico y buscó el centro de manual. No hubo conexión pero sí un concepto. El local estacionó el partido por las bandas. Desde ahí, repartió fútbol para todos.
Candado. Los estadios determinan las circunstancias del juego. A diferencia de la estancia Nuevo Gasómetro, en la cancha de Olimpo no hace falta ocupar los espacios; hay que encontrarlos. Nacho Piatti fue atado por un grupo de prolijos volantes en la primera parte, que lo encorsetaron y lo alejaron de su socio, Romagnoli. Sin embargo, el talento es difícil de encapsular sin fisuras. Piatti probó en el segundo tiempo desde afuera del área y su remate pasó cerca de un ángulo. A esa altura, era la señal más inequívoca de que podía sorprender a su rival. Mientras, Angel Correa y Nicolás Blandi se miraban de reojo como los que empiezan a conocerse, sin acertar todavía jugadas de memoria.
Doble pecado. La solvencia pasada se desplomó en dos jugadas. O en dos minutos. El buen campeonato de Alvarado ayer contrastó con dos fotos: el gol de Miralles fue un error de cálculo del capitán de San Lorenzo, que después, en el segundo tanto de Olimpo, perdió en el salto contra Furios.
El equipo bahiense es un buscavidas. En su afán de sobrevivir en Primera juega atento a las migajas que caen de los platos de los demás. Cuando puede, se alimenta de su propio fútbol: Cerutti, que también se volcó por derecha, fue el futbolista desequilibrante que movió a su equipo lejos de su arquero. Incluso, se permitió lujos. Con paciencia, Olimpo tejió su triunfo, mientras San Lorenzo caía en la desesperación. La expulsión de Gentiletti fue un síntoma de que el Ciclón había perdido el orden.
Con la diferencia a favor, Perazzo buscó aire más que nombres. Sacó a los mejores (Miralles y Cerutti), tranquilo de que el mapa del partido tenía las fronteras controladas. Algún intento de Juan Cavallaro fue la última marca digna de un San Lorenzo casi ausente. Muy bajo de rating.
La Copa, esa vieja deuda pendiente
San Lorenzo todavía puede festejar el torneo Inicial que ganó hace menos de dos meses, pero no pierde de vista que el gran objetivo es otro: la Copa Libertadores. El trofeo continental, que nunca pudo obtener, lo tiene como uno de los protagonistas. El primer paso lo dará el martes a las 19, cuando debute en el Grupo 2 contra Botafogo, en Rio de Janeiro. El segundo encuentro de los dirigidos por Bauza será doce días después, el jueves 27, contra Independiente del Valle, de Ecuador, en el Bajo Flores. El otro equipo que completa el Grupo 2 de la Copa es Unión Española, de Chile. El compromiso copero provocó que el plantel haya viajado anoche desde Bahía Blanca en un charter, para recalar en Boedo y armar las valijas con rumbo a Brasil.
La participación en la Libertadores le va a generar a San Lorenzo una seguidilla de partidos. En doce días va a disputar cinco encuentros. Además de los dos por la Copa, el próximo sábado a las 21.30 juega contra Racing, el miércoles 19 disputa la tercera fecha contra Argentinos Juniors en La Paternal, y el domingo 23 visita a Quilmes.