En la espalda llevaba el “8″. Sí: aquel domingo de 1996 del que hoy se cumplen 15 años, cuando debutaba en Primera como titular de un Boca que vencía 2-0 a Unión en La Bombonera, Juan Román Riquelme lucía en su casaca un número poco emparentado con el modo de jugar y entender el fútbol que lo convertiría en uno de los máximos ídolos xeneizes. O, al menos, no tan asimilable a ello como ese “10″ que marcaba el almanaque.