Del optimismo de la previa a la pesadilla del final, de llegar con una preparación acorde a la exigencia y terminar apabullados, vapuleados…
Todo eso les pasó a Los Pumas ayer. Esa, la que mostraron ayer, esa imagen tiende a ser de las peores en mucho tiempo.
Reconocido esto en la conferencia de prensa post partido por el entrenador Santiago Phelan, asumiendo la total responsabilidad por la derrota, dijo: “La verdad, me hago cargo de esto. Nos quebraron por todos lados en el segundo tiempo. Fue un muy, muy mal partido nuestro”.
No es para menos. Lo ocurrido en el impactante FNB Stadium (escenario del España campeón del Mundo del 2010) fue tremendo, en el mal sentido.
Después de unos primeros treinta minutos con un equipo argentino cerca en el marcador pero no en el juego en sí, sobrevino, en un instante, el principio del fin. Tarjeta amarilla, Pumas a jugar con catorce jugadores por diez minutos. Y en seiscientos segundos, los sudafricanos que marcan dos tries. Bang.
Sin obtención clara, genuina y de calidad, sin calma, sin una defensa sólida, sin poder hacerse fuertes en ningún aspecto, Los Pumas pasaron muy mal los últimos diez del primer tiempo. No se pudo y no se supo mantener la calma. Y como si fuera poco, el line out y el juego agrupado de Sudáfrica, que siempre hizo, sigue y seguirá haciendo daño. Mucho daño.
Al rogar porque termine ese primer tiempo, no se tuvo en cuenta que había un segundo tiempo por jugar. Y lo poco que quedaba en pie, que era la esperanza, se desmoronó ahí.
Con mucha facilidad y sencillez, con enormes errores argentinos, sin poder frenar la receta sabida del equipo anfitrión, Sudáfrica vapuleó literalmente a un equipo albiceleste que en esos segundos cuarenta minutos sufrió el partido duramente, desde todos los puntos de vista que se quieran tocar. Juego, físico, rendimientos individuales… todos.
El segundo tiempo pareció una práctica sudafricana bajo un marco de público descomunal.
Fue, desde donde se lo analice, una pésima actuación. Sesenta puntos de diferencia marcan a las claras que Los Pumas, a pesar de la preparación intensiva, de que se aceptaron sus pedidos de mejoras en muchos aspectos de toda índole… Desde hace un tiempo, da la sensación que Los Pumas están en un descenso continuo para volver a ser un equipo que ya había dejado de ser, allá, por fines de los años 90.