La Selección argentina se debatía entre el ser o no ser un equipo con identidad de juego y justo se le cruzó el rigor combativo de Paraguay (1-1) en el espinoso camino al Mundial de Qatar-2022. Pensar que la clasificatoria sudamericana no es un campo minado es como creer que la Tierra es plana. La albiceleste venía de dar sus dos primeros pasos con sendos triunfos que calzaron sin que le sobrara nada ante Ecuador (1-0) y Bolivia (2-1).
Pero le tocaba una prueba de fuego y vaya que lo fue. Durante los primeros 15 minutos se invirtieron los papeles. La albirroja era dueña de la pelota, el terreno, la presión y el control psicológico en un rodeo no tan ajeno. La Bombonera de Buenos Aires, aunque huérfana de pasión futbolera en las tribunas, es muy familiar para casi todos los jugadores que alineó el DT Eduardo Berizzo. Están o estuvieron en los campeonatos argentinos.
“Ellos consiguieron la ventaja en el penal (remate con clase de Ángel Romero) y, a partir de ahí, creo que fue todo nuestro”, analizó el entrenador Lionel Scaloni.
El aluvión rojiblanco no hubiese sido tan traumático si a la selección de Scaloni no la sorprendían todavía en medio de sus dilemas existenciales.
¿Tiene Argentina los mejores jugadores, como en tiempos dorados, o está a la par de cualquiera, con el plus de Messi? ¿A qué juega, a lo que siempre jugó Argentina de imponer su riqueza técnica, gambeta desequilibrante dentro del área y una convicción profunda en un estilo luminoso que lleva en el ADN? ¿O a otra dinámica que no parece que sepa manejar muy bien?
Ni por asomo. Aún está buscando como ensamblar a la Joven Guardia scaloniana. Por ráfagas hay señales de articularse con Messi, triangular con él, hacerle sentir que puede pasar la pelota y que la jugada sigue. Un extraordinario ejemplo fue el gol que le anularon. La movieron por más de media cancha y la finalizaron en forma impecable con pases de Nicolás González a Giovani Lo Celso y centro atrás en bandeja para Messi. Un gol barceloniano.
Ser o no ser. Con el foco puesto en lo que rinde Argentina se comprobó una vez más un viejo adagio: el fútbol es engaño y sorpresa. La sorpresa en Bolivia había sido la lúcida tarea en la creatividad y en la marca de Exequiel Palacios. Este jueves en La Bombonera fue la de González, que en el Stuttgart alemán juega de 9 y Scaloni lo puso de marcador de punta izquierda. González se comió la cancha y metió el empate con un tremendo cabezazo.
Alrededor de Messi suelen estar Leandro Paredes y Palacios. Se entiende La Pulga rosarina en buen diálogo futbolero con Giovani Lo Celso y Rodrigo De Paul. Sabe encontrar adelante de sí a Lucas Ocampos y Lautaro Martínez. El problema es que la orquesta completa a veces armoniza y a veces desafina. Cada partido es un mundo aparte y frente a Perú en Lima el martes es otra historia. El misterio que aún no puede desentrañar Argentina es qué exactamente debe ser o no ser.
*AFP
Palacios tiene para tres meses
El jefe médico de la AFA, Donato Villani, afirmó ayer que la lesión que sufrió el mediocampista Exequiel Palacios “podría haber sido mucho peor”, y señaló que podrá volver a las canchas en unos tres meses. “No pondríamos una fecha, pero sin jugar, como mínimo dos o tres meses, para entrenar entre cinco o seis semanas volverá”, explicó Villani en declaraciones televisivas.
El jugador del Bayer Leverkusen sufrió la fractura en una de sus vértebras lumbares el jueves por la noche tras una fuerte entrada por atrás de Ángel Romero, el mediocampista de la Selección de Paraguay y San Lorenzo. Villani explicó que “estas lesiones son, gracias a Dios, con suerte”, y calificó de “totalmente deshonesta” la acción de Romero sobre Palacios.
“Esta actitud fue algo totalmente deshonesta por parte del jugador paraguayo”, expresó Villani, quien agregó que Palacios permanecerá unos días en la casa de un familiar en Buenos Aires y luego se definirá si volverá a Alemania o continuará su recuperación en Argentina.