Omar “el Hache” Alonso, el legendario jefe de la barra brava de Estudiantes y uno de los mentores de la “nueva” hinchada de la Selección, llega a Palermo en remís. Sin custodia. Sin laderos. “No saben la odisea que tuve que hacer para venir acá”, explica a PerfilL. “Me subí a un auto y lo dejé en una villa. En un pasillo me subí a otro y fui hasta la estación para que nadie me siguiera.”
El Hache, que acaba de ser liberado en la causa que investiga el crimen de un policía en La Plata en medio de la guerra por el control de la barra pincha, está dispuesto a hablar. Pide como condición un lugar “cheto”. “No sé, Puerto Madero”, indica. Elige Itamae Sushi. Y se pide tres porciones de empanadillas orientales y una cerveza bien fría.
—¿Cómo surge la idea de formar la barra oficial de la Selección?
—Se me ocurrió en la cárcel. Estaba tomando mate con un amigo y le dije: “Tengo contactos con mucha gente, y voy a armar una barra oficial de la Selección”. Y lo hice. Es toda gente de la cárcel, de La Matanza, San Martín y los de Lomas de Zamora, que son de Boca. En Estudiantes yo soy el poder. De los grupos de choque el más fuerte soy yo. Porque no junto pibes de 15 años, yo junto a todos asesinos como yo.
—¿Se considera un asesino?
—Para la sociedad soy eso. Yo me considero delincuente, y sé que ante la sociedad es mala palabra pero entre nosotros quiere decir ser derecho, tener códigos, no especular. Yo digo con orgullo que soy delincuente.
—¿Qué busca una barra brava en la Selección?
—Ahí, plata no hay. ¿Qué dinero te puede dar la Selección? ¿A qué dirigente vas a apretar? Además no hay pases de jugadores porque los manejan los clubes.
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