DEPORTES

Independiente esta para el psicólogo

Preso de la ciclotímia, pasa de partidos espectaculares a mostrar lagunas. Ayer casi lo gana y casi lo pierde.

Una lucha. Pelean por la pelota Zuqui y Tagliafico. El lateral de Independiente aún no pudo demostrar el nivel que tenía en Banfield.
| Telam

Apenas se juega un minuto del primer tiempo. Pisano le cede la pelota a Claudio Riaño al borde del área. El delantero la recibe de espalda y sin pararla engancha para un costado, gira, deja en el camino a Sebastián Olivares y define por debajo del cuerpo de Sebastián Moyano. Independiente se pone 1-0. Apenas se juega un minuto del segundo tiempo. La pelota circula, pasa por Diego Rodríguez, toca para Matías Pisano, la devuelve y el volante saca un zurdazo que se clava a centímetros del palo izquierdo. Independiente se pone 2-1.

Contra Arsenal, la fecha pasada, pasó lo mismo: un gol a los dos minutos. Pero anoche, en Mendoza, el arco de Godoy Cruz no se abren con los goles tempraneros. Al contrario: provocan la reacción del Tomba, que las dos veces salieron a buscar el empate. La primera lo logran gracias a que Fernando Zuqui a Juan Garro se filtran entre los centrales del Rojo y sentencian al Ruso Rodríguez. Más que una jugada, un déjà vu. Una pesadilla que insiste en aparecer en los momentos menos oportunos. El segundo empate de Godoy Cruz llega por un penal infantil que comete Jesús Méndez. A Leandro Fernández no le importa la ingeniudad: factura y 2-2.

Le queda media hora al Rojo para intentar lo imposible: ganar en Mendoza. Las siete veces que visitó a Godoy Cruz, perdió cuatro y empató tres. La historia no ayuda. Pero allá va. Con Francisco Pizzini en lugar de Emiliano Papa, con Pisano, Riaño y Lucas Albertengo. Pero sin Federico Mancuello. El capitán, el que para la pelota, piensa y juega, el talismán que conjura todos los males, anda por Estados Unidos, allá donde hace unas horas debutó en la Selección en un amistoso contra El Salvador y convirtió un golazo de tiro libre.

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Los que se quedaron son terrenales. Por eso al Rojo le cuesta tanto entrarle a una defensa que se cierra. El 2-2 final, más que un resultado, es un elemento que evidencia el diagnóstico de bipolaridad que padece Independiente. De aquel 4-0 a Arsenal, con goles y buen juego, pasó solo una semana. Ni siquiera pudo aprovechar los dos goles al minuto. En Mendoza, se activó el polo negativo.