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Independiente se tropezó con un empate

De local, jugó un flojo partido y estuvo a punto de perder contra Boca Unidos, que ganaba por un golazo de Raymonda en el primer tiempo. Fernández hizo el 1-1 sobre el final.

La vista clavada. Parra y Moisés forcejean, pero será el delantero de Independiente quien se lleve el balón. El nueve estrelló un pelotazo en el travesaño.
| Telam

“Esto hay que liquidarlo rápido.” Que Rolfi Montenegro haya sido el portavoz de ese pensamiento que envuelve al club no habla de una buena lectura de la situación que vive Independiente. El capitán, apurado por consumar el ascenso, tal vez haya reflexionado anoche. El flojísimo partido que jugó el equipo tiene que ser un aprendizaje: ni tan fácil, ni tan rápido será el asunto.
Un buen principio puede ser apenas eso. Independiente puede dar fe de eso; la movilidad de sus volantes y los desmarques de Parra, en esos primeros buenos minutos, hacían conexión con Insúa, vestido para ser el hombre del pase gol. El propio Parra gozó de un mano a mano tras una cesión al espacio de su compañero, incluso. Parecía el prólogo de una noche tranquila.
Pero a poco que se fue acomodando en la cancha, Boca Unidos demostró que las palabras de su entrenador no habían sido pura cácara. “Tenemos que ir a atacar, no a esperar qué pasa”, había anotado sus intenciones Carlos Trullet. Fiel a esa idea, su equipo desarrolló un primer tiempo en el que mezcló presión con transiciones veloces. Eso le dio reacción para rodear a los jugadores locales y recuperar la pelota, primero, y la capacidad para desplegarse en ataque, después.
Así, el golazo de Raymonda –un exquisito control orientado terminó en una definición picada que rankea para ser el mejor tanto del campeonato– llegó cuando la paridad en el dominio se había instalado en el partido. Entonces vino lo peor de Independiente: navegó en ls minutos que faltaban para que terminara el primer tiempo entra la impotencia ofensiva y el descontrol, que bien pudo haberle costado más sanciones disciplinarias que las tres amonestaciones que recibió de Echenique.
Boca Unidos seguía interpretando muy bien su partitura, lo que obligaba a Alderete y Zapata a correr en desventaja en cada salida visitante. Sólo les faltó mayor decisión a los correntinos para pasar del control a una agresividad capaz de entregarle más situaciones de gol.
En el segundo tiempo llegó lo previsible: no había modo de que Boca Unidos no sintiera el desgaste generado de tanto doblar la marca a cada jugador local. Pero ni así Independiente tomó el mando del trámite; inconexos, Pisano y Montenegro intervenían entre poco y nada. Así, el empate empezaba a ser una ilusión sostenida con alfileres más que con argumentos.
Por todo eso, cuando Adrián Fernández encontró ese pelotazo largo y tocó con calidad al gol, Independiente entendió que ese regalo no podía desaprovecharse. Al cabo, el 1-1 terminó siendo un resultado para valorar