En la foto hay cinco mujeres. Cinco personas que parecen hombres, pero son mujeres. Mujeres disfrazadas de hombres. Mujeres que quieren ver a su equipo, Persépolis, pero que no las dejan porque en su país, Irán, el fútbol es solo para hombres. No solo en el campo de juego, sino en el contorno, en las tribunas y plateas.
Entonces, cada tanto, cansadas de esta discriminación y segregación anacrónica, hay mujeres que se disfrazan, se ponen barba, pelucas, gorritos, burlan los controles en los accesos y se sientan en las butacas. Hace poco sucedió eso: cinco mujeres entraron al Estadio Azadi de Teherán y vieron como Persépolis, el más popular de los equipos iraníes, vencía 3 a 0 al Speidrood Rasht y salía campeón. La imagen se viralizó en redes sociales, pero nadie sabía que se trataba de un trabajo de la fotógrafa Forough Alaei, que durante meses acompañó a mujeres que se disfrazaban para ver a sus ídolos. Alaei ganó el World Press Photo por retratar esas historias.
“Recuerdo que cuando pasamos por la puerta y entramos en el estadio, no pude contener mis lágrimas durante unos 10 minutos. Fue humillante. Tuvimos que cambiar nuestras caras; incluso tuvimos que vendar nuestros senos. Al principio, los hombres que nos rodeaban nos miraban raro. Pero después que se dieron cuenta de que no éramos hombres, mostraron un gran apoyo. Entonces podíamos disfrutar del partido”, le dijo Alaei a The Guardian en abril.
Desde 1979, la “Revolución Islámica” le prohíbe a las mujeres ingresar a los estadios para ver los partidos de la Selección, de la liga iraní o de lo que fuera. Si el deporte lo practican hombres, los espectadores deben ser hombres, según su norma. En un país donde el fútbol es el más popular de los deportes, la prohibición generó críticas. El 1º de marzo de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se reunió con el presidente de Irán, Hassan Rouhani, para abordar el tema. La presión interna más la internacional permitieron que el gobierno cediera en algo: un fallo permitió que se admitiera a grupos selectos de mujeres en algunos partidos puntuales.
Durante el Mundial de Brasil 2014, el canal estatal iraní, dueño de los derechos de televisación, transmitió todos los encuentros con diez segundos de delay para cortar las imágenes de mujeres en las tribunas, algo que para los cánones islámicos resultaba toda una provocación. Cada vez que la televisación oficial de FIFA tenía la osadía de mostrar a mujeres con escotes o disfrazadas con los colores de su selección, el canal Islamic Republic of Iran Broadcasting ponía un recuadro negro.
Como hizo la fotógrafa Alaei, esta prohibición fue tomada por el cineasta Jafar Panahi, quien dirigió Offside, una película que cuenta las peripecias que vive un grupo de chicas que se disfrazan de hombres para entrar a alentar al seleccionado de Irán contra Bahrein, en las eliminatorias para el Mundial de Alemania 2006. El estadio en el que trabajaron Alaei y Panahi es el Azadi, en Teherán, el mismo de la foto viral de las cinco chicas que gritaron los goles del Persépolis. En persa, el idioma que se habla en Irán, Azadi significa libertad.