"Saber jugar y saber sufrir": la fórmula de la Selección Argentina de Lionel Scaloni
Con un lenguaje llano, el último técnico campeón del mundo celebra que a los jugadores "no les queme la pelota" pero también que sepan atrincherarse en la adversidad. La relación de su discurso con "la nuestra", el biotipo argentino y la exigencia para continuar ganando luego de llegar a la cima.
Lionel Scaloni comienza a pensar los 11 jugadores titulares para el debut en Eliminatorias. |
AFP
La Selección Argentina parece invencible. Desde que el equipo es dirigido por Lionel Scaloni, hace 63 partidos, perdió cinco veces, hizo 128 goles, ganó tres de las cuatro competencias que disputó y nunca fue batido en un partido de Eliminatorias. El técnico, que siempre busca la mesura para calmar la efusividad de la opinión pública, lo resume desde el fútbol: a estos jugadores les gusta jugar a la pelota.
El archivo más fresco de esa descripción es el 3 a 0 a Bolivia en la altura de La Paz. “La virtud del equipo es querer jugar”, dijo Scaloni en la conferencia de prensa posterior. Para eso, explicó brevemente, había estudiado al rival y su esquema de cinco defensores, tres volantes y dos delanteros. Argentina buscó dominar el medio y poblarlo con cuatro y hasta cinco jugadores. “Era difícil para ellos, cuando girábamos la pelota, poder robárnosla”, detalló.
Hubo partidos de otro calibre donde la Selección también jugó a la pelota: contra Países Bajos, cuando aun en tiempo extra la pelota era del equipo nacional; en el partido de semifinales con Croacia, donde Argentina goleó; y en la final del mundo, donde jugó 65 minutos de alto vuelo. Todos los encuentros fueron en el Mundial de Qatar 2022.
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Pasado el momento de gloria que originó el campeonato obtenido el 18 de diciembre del 2022, Scaloni comenzó a pregonar otro discurso: el Mundial ya pasó. Así como The Last Dance muestra el lado b de Michael Jordan y su feroz determinación de ser el mejor jugador de básquet todos los días, el técnico exige lo mismo al plantel que conquistó el trofeo máximo.
Saber jugar y saber sufrir
Cuando habló sobre la fórmula del grupo que ganó la Copa del Mundo, el cerebro técnico de la albiceleste dijo: “Personalmente, creo que el gran acierto fue haber apostado por un biotipo de jugador que fue generando algo muy bueno a nivel interno que luego se trasladó a la gente, y esa comunión fue fundamental para que nos empezara a ir bien”. En esa entrevista brindada a AFA Estudio, habló de que a los jugadores “les guste la pelota” y sobre todo “no les queme”.
Scaloni habla llano y claro. En el lenguaje del fútbol criollo, que la pelota no queme significa que, ante la adversidad de un rival difícil, un estado colmado y una presión desmedida por vestir la camiseta del seleccionado nacional, los convocados jueguen. A conciencia o no, el técnico argentino recupera el sentido de “la nuestra”, aquel estilo fogoneado por El Gráfico (la revista deportiva más relevante del siglo XX en el país) que oponía el tipo de juego argentino a la disciplina europea. La gambeta contra el orden.
Lionel Scaloni durante su última conferencia de prensa, antes de enfrentar a Paraguay
Sin embargo, el propio DT entiende que no se puede dominar un partido durante 90 minutos. Scaloni lo llama “saber sufrir” durante el partido. “Hay que atrincherarse y el partido continúa”, explicitó. Saber jugar y saber sufrir.
Este jueves, Argentina se medirá nuevamente por Eliminatorias contra Paraguay, ahora con el argentino Daniel Garnero en el banco de suplentes. La duda instalada es si será de la partida el que mejor juega a la pelota en el equipo. "Todavía tenemos un entrenamiento, es importante para Leo (Messi). Lo vimos bien, hablaremos antes de la práctica para ver si juega desde el inicio o no”, dijo el técnico esta mañana en conferencia de prensa.
Mientras tanto, mantiene el tono paciente y modifica intérpretes (en esta convocatoria llegaron los defensores Marco Pellegrino y Lucas Esquivel, los mediocampistas Carlos Alcaraz y Bruno Zapelli, y el delantero Facundo Farías), tal vez para renovar el aire del plantel y mantener el fuego de la competencia, pero siempre bajo la misma premisa: saber jugar y saber sufrir.
