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La independencia, un costo que ni cincuenta ‘messis’ podrían pagar

Catalunya, con el apoyo del propio club culé, busca separarse de España. Sin embargo, el costo para el equipo de fútbol podría ser altísimo: desde quedar fuera de la Liga hasta perder a sus grandes figuras.

Apoyo. El Camp Nou y un clásico: la gente con los colores catalanes. El equipo suele usar la camiseta suplente para marcar territorio. Y qué mejor manera de salir en los medios que con Messi.
| Cedoc Perfil

El próximo 9 de noviembre, si no se interpone el Gobierno español de Mariano Rajoy, los catalanes tendrán la oportunidad de votar en un referéndum para determinar si quieren o no la independencia, y el Fútbol Club Barcelona, desde su dirigencia, formó parte activa de este proceso, dando lugar a un interesante debate que ya se plantea en los escenarios europeos. ¿Qué pasaría con el Barcelona en el caso de que Catalunya se independizara? ¿En qué liga jugaría?
Estos cambios posibles plantean interesantísimos desafíos jurídicos.
Ya con Joan Laporta como presidente (2003-2010), el Barcelona había comenzado su apoyo cada vez más explícito a la independencia, que se incrementó aún más en tiempos con Sandro Rosell (2010-2014) en el poder. No es casualidad, por ejemplo, que en muchos partidos el equipo juegue con la “señera” (la camiseta con los colores de la bandera catalana) aunque de visitante le canten el tradicional “Que viva España” desde las tribunas.
Rosell, que solía defender el derecho a la autodeterminación de Catalunya, se sumó a manifestaciones independentistas del 11 de setiembre (Día Nacional de Catalunya), en tanto que la Junta Directiva en pleno apoya la campaña de la Generalitat para que las selecciones catalanas participen en competiciones oficiales.
El Camp Nou es escenario, desde hace tiempo, de gritos a favor de la independencia en los dos tiempos de cada partido del Barcelona, en el minuto 17 con 14 segundos, en referencia al año 1714, el de la capitulación tras la resistencia a Felipe V de Borbón.
También Josep Guardiola aparece siempre apoyando cualquier acto independentista y aún cuando se encuentra en el exterior, envía videos de adhesión.
Rosell insistía en que el Barcelona iba a seguir jugando, pase lo que pase, en la liga española. ¿Es realista su criterio?
El valenciano José Del Olmo, titular del Centro de Investigación e Historia del Fútbol Español (CIHEFE) sostiene que la independencia de Catalunya perjudicaría al Barcelona, porque “dejaría de ser más que un club” (su lema preferido) pero beneficiaría al fútbol catalán.
Del Olmo sostiene que la UEFA “no admitiría que el Barça jugara en otra liga que no fuera la catalana, dentro de un país soberano, con su selección nacional y sus clubes participando en torneos europeos”.
Ese caso “provocaría una reducción en el sentimiento actual de identificación entre el club y Catalunya, pues ese papel le correspondería a una selección nacional que en un principio tendría el nivel de un país medio como Hungría, Bulgaria o Noruega”, señala Del Olmo.
“El Barcelona pasaría a estar al nivel del Ajax holandés o el Anderlecht belga como club predominante y los equipos que actualmente militan en Segunda División B pasarían a ser de Primera y el Espanyol pasaría a ser el segundo club”, agrega.
También considera que en una primera fase, Catalunya exportaría jugadores porque los mejores serían fichados por clubes de ligas más competitivas, y recuerda que la reglamentación actual permitiría a los futbolistas formados en la cantera del Barcelona elegir si juegan con Catalunya o con España, en un proceso similar al que se produjo tras el desmembramiento de Yugoslavia.
El jurista José Luis Pérez Triviño, director de Fair Play, profesor titular de Filosofía del Derecho de la universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y miembro de Iusport, también investigó el tema con profundidad y comparte el diagnóstico de que sería una liga devaluada que acarrearía serios problemas con los ingresos y en especial, por uno de los rubros más importantes: la venta de derechos de TV, “lo que provocaría un probable éxodo de estrellas y disminuiría el potencial económico y deportivo del Barça e iría en perjuicio de la liga española”.
El otro punto es que para poder llegar a tener una selección nacional, la Federación Catalana debería ser aceptada en la UEFA, que establece como condición previa que Catalunya sea reconocida como Estado miembro de la ONU.
En cambio, Pérez Triviño especula con las otras dos posibilidades: seguir en la liga española o participar como invitado en una tercera competición europea.
Para seguir en la liga española, el requisito es que el Barcelona y el Espanyol deberían recibir el permiso tanto de la UEFA primero como de la Real Federación Española de Fútbol después, pero advierte que el mayor problema sería que a partir de allí, pasarían a ser equipos extranjeros en la liga.
El tercer punto es aún más complejo: jugar invitado en otra liga como la francesa o la italiana, lo cual, como en el caso de España, requiere de la autorización de la UEFA y la federación correspondiente.
Algunos analistas han llegado a comparar la situación del Barcelona con la actual del Mónaco en la liga francesa pero hay una diferencia sustancial: el Mónaco no tiene federación, ni es miembro de la UEFA, ni tiene selección nacional.
The Catalan Project, una plataforma que se dedica a “crear y compartir ideas para decidir entre todos la Catalunya del futuro”, también tiene en estudio lo que podría pasar con el fútbol, y compara la situación de los clubes catalanes con los de Andorra y San Marino, reconocidos por la ONU y la UEFA: tienen seleccionados y federaciones propias, pero sus principales equipos juegan en categorías inferiores de España e Italia, respectivamente, y aclara que “no es cierto” que los clubes escoceses no jueguen en la Premier League inglesa por veto de la UEFA sino de la propia Federación Inglesa, y que actualmente las ex ligas soviéticas estudian unificar un torneo patrocinado por Gazprom.
La entidad catalana concluye que entonces siempre fueron “razones políticas” las que impidieron el armado de una nueva competición.
“Es curioso –resalta– la Europa sin fronteras vive en el decimonónico nacionalismo de sus ligas cerradas” y especula con la posibilidad hasta de una “Liga Ibérica” que incluya equipos de España y Portugal, mientras recomienda al Barcelona que pase a jugar en la Liga Francesa, aunque no descarta jugar en la Mayor League Soccer con una franquicia, y con el Barcelona B en la liga catalana, a la espera de una definición política, y proyecta que “serán los clubes, de manera privada, los que terminarán resolviéndolo en Europa”.
Francesc Aguilar, columnista del diario “Mundo Deportivo” de Barcelona, no encuentra demasiados obstáculos a una Liga Catalana siempre que Catalunya sea reconocida por la ONU. Aguilar cita como un hecho “interesantísimo, que puede dar un vuelco absoluto”, la aceptación del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y su ratificación en mayo pasado en Londres por la UEFA de Gibraltar como miembro pleno número 54 pese a la rotunda oposición española (en 1997, cuatro años antes de que rigiera la necesidad de estar en la ONU), “porque la UEFA no debe dejar que se la utilice con fines políticos”.
Michel Platini, titular de la UEFA, respondió a la Real Federación Española que debe aceptar lo decidido por el TAS y que desde 2001 el organismo se rige por la norma que establece que deben ser aceptadas las federaciones de países que son aceptados por la ONU y que esto no aplica para Gibraltar, porque pidió antes su inclusión en la UEFA, en 1997.
“La UEFA, tras el mandato del TAS sobre Gibraltar, está estudiando seriamente todo el tema relacionado con los nuevos territorios que pidan su inclusión en el organismo europeo y posteriormente, o a la vez, en la FIFA. La independencia de Escocia o Catalunya abriría unos escenarios verdaderamente apasionantes para cualquier experto en derecho deportivo”, concluyó Aguilar.
El abogado y experto en temas futbolísticos Ariel Reck ve factible que el Barcelona siga en la liga española y pese a los cambios políticos, en el caso de que Catalunya sea independiente, todo siga como está. “El Barcelona necesitaría del acuerdo con la Federación Española para seguir jugando allí, como sucede en otros casos, incluso, hasta con los equipos canadienses en la Mayor League Soccer (MLS), pero hasta pesarían cuestiones históricas de pertenencia a la RFEF y la liga española”, agrega.
Reck recuerda que el estatuto de la Real Federación Española de Fútbol tiene varios artículos (del 6 al 10) que se refieren a la relación con las federaciones autonómicas “que podrían aplicarse en este caso”. “Jurídicamente hay herramientas para todo, pero la decisión será principalmente política”, sostiene Reck, en lo que parece un resumen perfecto de la situación