A José Mourinho se le debe haber dibujado una sonrisa en el rostro cuando escuchó que su rival en los cuartos de final de la Champions League sería el Apoel de Nicosia. Al Real Madrid, una maquinaria de grandes figuras y presupuesto 2012 de 500 millones de euros, se le parará enfrente un modesto club que gastó en jugadores esta temporada apenas 640.000 de una partida de algo más de ocho millones para este año. Pero el equipo chipriota aprendió de gestas y el portugués sabe que dentro de una cancha de fútbol todo puede pasar, incluso que un David le gane a su Goliat.
“No tenemos nada que perder”, lanzó Phivos Erotokritou, presidente del Apoel, cuando se enteró del rival a derrotar para llegar a semis. Haber terminado primeros en la fase de grupos y eliminar al Lyon francés en octavos por penales, algo inédito para un equipo chipriota, ya es de por si una proeza para su club. “Nadie quería jugar contra el Real Madrid, pero también es un honor y es fantástico”, reconoció. Sabe que, de perder, el objetivo igual estará cumplido. Y sabe también que si logran seguir en camino la leyenda será aún mayor.