Con nenes, con hombres de turbante, con africanos, con peruanos, con amigos futbolistas y amigos que no lo son. En aeropuertos de diferentes puntos del mapa, en un supermercado y con la capucha del buzo puesta. Con sus hermanos en un yate y, ahora, por fin en estos últimos días, el relax: fotos con su mujer e hijo en una playa paradisíaca. Ahora, por fin en estos últimos días, llegó el momento del descanso. Las imágenes de Lionel Messi en sus vacaciones parecen –son, en realidad– el álbum de un tour. El futbolista aprovechó su parate profesional para hacer negocios y giras benéficas, y dejó apenas siete días de relax para una temporada en la que tendrá, además de los compromisos con el Barcelona (Liga española, Champions League, Copa del Rey y la Supercopa de España), el Mundial de Brasil.
La metáfora: Messi hizo algo así como una escapada breve antes de ponerse a trabajar 16 horas por día durante un año. Y lo eligió teniendo la posibilidad de optar por más semanas de placer.
El físico. Messi terminó su campaña en el Barça con algunos problemas físicos. Su último partido como titular en el equipo fue el 12 de mayo contra el Atlético Madrid, en el que se lesionó.
Ya con la Selección argentina, fue suplente contra Colombia y Ecuador. Había viajado al país desde España junto a Juanjo Brau, el preparador físico del Barcelona, quien lo seguiría de cerca en todo su raid. Finalmente, la Pulga jugó desde el arranque frente a Guatemala para que la AFA cobrara su cachet (1.500.000 dólares si estaba en cancha más de un tiempo, como ocurrió).
El argentino dejó Guatemala para comenzar unas vacaciones particulares. Su primer sitio en el mapa para bajar revoluciones fue Rosario, su tierra. Incluso en esos días se hizo una escapada a Gualeguaychú, donde fue fotografiado en un supermercado al que fue hacer compras.
Fue el inicio de un trayecto que incluiría ocho ciudades, siete países, tres continentes y un total de 43.473 kilómetros transitados en avión.
Vuela, vuela. El 22 de junio Messi llegó a Milán para participar de una serie de eventos de la marca que lo viste, Dolce & Gabbana. Estuvo en un desfile, una presentación de un libro que lleva su nombre, una exposición fotográfica y además firmó camisetas.
Volvió a Barcelona para festejar su cumpleaños número 26, el 24 de junio. Lo celebró en un yate, rodeado de su familia. La tranquilidad duró poco: el 27 partió hacia Dakar, Senegal, en el marco de una campaña para combatir la malaria en Africa. Mil personas lo recibieron en el aeropuerto. El rosarino participó de la distribución de redes mosquiteras con repelente a las comunidades de los departamentos de Saly Portudal y Mbour.
Y después, fue tiempo de partidos de fútbol. En Medellín, Messi disputó la llamada Batalla de las Estrellas, que demoró una hora y 35 minutos para empezar y que tuvo algunos problemas de organización. Su equipo venció a Resto del Mundo por 9-6: la Pulga hizo un gol. En Lima, el equipo de Los amigos de Messi derrotó por 8 a 5 al Resto del Mundo, liderado por el brasileño Neymar, su nuevo compañero en el Barça. En Chicago, el crack argentino hizo tres goles para que su equipo ganara 9-6. Los Angeles podría haber figurado como otro punto visitado en el mapa, pero Leo se bajó, enojado porque en Lima los organizadores no dejaron que sus hermanos vean el partido sentados en el banco de suplentes.
¿Y ahora? “Existe riesgo para que Messi llegue bien al Mundial. Lo que necesita son unas vacaciones con su esposa y su hijito. Jugando más de cien partidos con el rigor físico actual es imposible que pueda estar siempre diez puntos”, le dijo Fernando Signorini, preparador físico del seleccionado argentino en el Mundial de Sudáfrica 2010, a la agencia Télam hace unos días.
El lunes, la Pulga se sumó al descanso de su novia, Antonella, y su hijo, Thiago. Pero este lunes ya debe volver a su club para el comienzo de la pretemporada. En el Barcelona, Tito Vilanova no le otorgará licencias que sí le dio Pep Guardiola en algún momento.
Sus vacaciones, entonces, llegaron a su fin. El hombre que más descanso parecía necesitar se tomó una semana en el año del Mundial. Algo es seguro: ahora las fotos lo tendrán en una cancha y en encuentros oficiales.