El chocolatinero. Julio Ricardo Grondona creció como el protegido de Nélida, su mamá. Andrés Ducatenzeiler, ex presidente de Independiente y conocedor de la interna familiar, describió en PERFIL hace dos años los inicios de Julito: “El pibe atendía el kiosco de la estación de servicio de su papá. Su tarea era vender chocolatines”. Una vez ungido presidente de Arsenal, Julito empezó a soltar su lengua, poco propensa a los formalismos. “Esto es para todos los putos que ayer se quejaron”, soltó tras un partido que ganó el equipo de visitante.
Sus modos diplomáticos venían a cuento de las acusaciones que giran en torno al supuesto favoritismo de los árbitros por Arsenal. O a las presiones que reciben para que favorezcan al club de la familia Grondona. A los que osan equivocarse en contra del club no les va bien. Lo puede contar Adrián Pérsico, por ejemplo, un árbitro asistente que invalidó un gol de Arsenal contra Huracán por un off-side inexistente de Leonardo Ulloa, en la primera fecha del Apertura 2007. Después de ese partido, Pérsico rodó barranca abajo: pasó a dirigir partidos de la B Metropolitana y la B Nacional, con esporádicas apariciones en Primera. “Los condicionan de esa manera. Es como decirles ‘mirá que si cobrás en contra nuestro te puede pasar lo mismo’. Lo hacen con los árbitros asistentes, es menos visible que con los árbitros principales”, resume a PERFIL un árbitro en actividad, que pide la reserva de su nombre por obvias razones.
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