Si hay que resumir a este San Lorenzo puntero en una sola frase la que mejor le cabe es que es el líder de las áreas. Porque gracias a las manos de Sebastián Torrico y a los goles de Mauro Matos, el equipo de Edgardo Bauza pasó a un durísimo Lanús para esperar la Semana Santa en lo más alto de la tabla. Pragmático, sin brillo, pero con una supremacía aplastante en los aspectos clave del partido. El mejor momento para esperar un partido decisivo por la Libertadores ante San Pablo, en la que necesita ganar para seguir con chances de pasar a octavos.
El vacío Nuevo Gasómetro hizo que se escuchara el silencio en el penal que a los cuarenta y cuatro segundos Matías Caruzzo le cometió a Lautaro Acosta. Pero a los dos minutos aparecieron las manos de Torrico para ahogarle el grito de gol al paraguayo Víctor Ayala y dejar todo igual. El arquero fue uno de los puntales para justificar la victoria azulgrana, ya que siempre que lo exigieron, respondió.
El otro nombre propio del partido fue el de Matos. El número 26 es un hombre que no necesita ser un engranaje del circuito de su equipo para influir directamente en el resultado. Cuando se moría el primer tiempo aprovechó la asistencia de Enzo Kalinski, y en posición adelantada puso a su equipo arriba después de un rebote en Monetti.
Ni jugar con uno menos durante todo el complemento (por la expulsión de Caruzzo) hizo tambalear el triunfo del líder. Porque volvió a aparecer el goleador, esta vez con un cabezazo, para estirar diferencias. Fue el golpe de nocaut a su bestia negra, a la que no había derrotado en ninguno de los últimos trece enfrentamientos: siete años. Buffarini, de penal, sentenció la historia y Cauteruccio transformó la victoria en goleada. Llega en el momento ideal para San Lorenzo: en Semana Santa.
