El paso por River de Eduardo Tuzzio quedó marcado por dos episodios oscuros que sin embargo no lograron empañar su carrera: el conflicto con su (ex) amigo Horacio Ameli y la traumática salida del equipo millonario como principal responsable del histórico último puesto en el Apertura 2008. Hoy, a los 36 años, el central, que vive un gran momento en el Independiente puntero de Gallego, habla por primera vez de todo.
“Con Ameli no volví a hablar nunca más. En ese momento yo sentía que me tenía que ir del pais sí o sí, estaba muy mal, necesitaba salir, cambiar de aire. Mirá que dejaba a mis hijos y todo, eh, porque me fui solo, pero era una decisión que debía tomar, no tenía alternativas”, confesó Tuzzio en la última edición de la Revista El Gráfico.
Cinco años pasaron desde que su por entonces amigo y compañero en River lo traicionó con su (ahora ex) esposa. El episodio provocó que Tuzzio debiera emigrar a préstamo al Mallorca de España donde no pudo jugar mucho por diferentes lesiones. Sin embargo, su estadía en Europa le sirvió para recuperarse: “Allá nadie sabía nada, entonces era uno más, mis compañeros me acompañaron y fue pasando, fue pasando, y después ya vine muy bien y quedó superado el tema, porque crecí también, crecí bastante, de eso me di cuenta. Tenía que quemar esa etapa, superarla. Y por suerte pude hacerlo”.
En 2006, finalizado el préstamo, el defensor volvió a River para volver a salir campeón en el Clausura 2008. En el Apertura todo cambió. Al igual que la mayoría de sus compañeros tuvo un bajo nivel y fue el capitán del histórico último puesto conseguido en ese campeonato. Al haber sido el único jugador que se fue del club tras ese torneo quedó marcado como el gran responsable del fracaso millonario.
“A alguien le tenían que echar la culpa, alguien se tenía que hacer responsable del último puesto. Alguna cabeza tenía que rodar y fue la mía, sí, pero bueno, el tiempo después...Estuve mal, muy mal, como 20 días”, relato Tuzzio. “ Ningún dirigente me dijo nada -agregó-, todo fue por intermedio de la prensa. Así me enteraba de las cosas, leía que estaban cansados de los líderes de escritorio. Eso salió de adentro del club, también el periodismo tenía que echarle la culpa a alguien y yo, como capitán, debí asumirlo y me tuve que ir”.