La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y los sindicatos internacionales que negociaron estas reformas celebraron los progresos realizados pero apuntan que todavía hay fallos en la práctica. Tras haber sido encarcelado durante cuatro semanas en el emirato y después ser expulsado en 2021, Malcolm Bidali se convirtió en el militante a tiempo completo en defensa de los derechos de los trabajadores migrantes. ¿Seguirá el Mundial 2022? “Es una cuestión ambivalente” responde el hombre de 30 años. “Decir que no lo seguiré, sería una mentira, pero, viendo los estadios, no podría impedirme preguntarme cuántas personas no fueron pagadas, cuántas sufrieron condiciones de trabajo deplorables, cuántas murieron”.
El agente de seguridad aseguró qué “solo quedarán los trabajadores, sus patronos y será todavía más duro hacer respetar las leyes existentes” y agregó que 'espera equivocarse'. Ante las críticas que recibió Qatar desde que fue nombrado en 2010 como organizador del Mundial 2022, en 2018 realizó importantes reformas en su legislación sobre el trabajo, desmantelando su sistema de contratación de trabajadores inmigrantes e instaurando un salario mínimo.
Mantener la cabeza baja
En enero del 2016, Bidali llegó a Qatar. Trabaja unas doce horas por día en un centro de monitoreo privado seis días a la semana. Vive en una casa con otros trabajadores y gana unos 1.500 riales cataríes (unos 399 euros o 413 dólares) por mes y asegura que “las condiciones son mucho mejor que Kenia”. La situación se degrada a partir de 2018, cuando es fichado por una segunda empresa por 1.250 riales cataríes que equivalen a unos 322 euros o 344 dólares. “Vivíamos seis personas en una pequeña habitación de menos de 20 metros cuadrados en literas infestadas de insectos y sin ninguna vida privada” cuenta.
“Al principio no decía nada, ya que tenía que mantener la cabeza baja” añade Bidali, que se endeudó a la altura de 1.200 dólares con una agencia de contrataciones keniana. Terminó enviando correos electrónicos a las autoridades, “pero no pasó nada” afirma. El agente de seguridad fue contratado por migrant-rights.org una ONG especializada. En 2020, se puso a denunciar, bajo el seudónimo de “Noha”, las violaciones del código de trabajo y la xenofobia. “Las condiciones de trabajo en Qatar son similares a las esclavitud en el sentido de que alguien te posee, te dice a que hora te levantas, te acostas, que alimentos comes o donde vivis” relata “Noha”.
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Desinformación
El 4 de mayo de 2021, es detenido y conducido a los locales de la agencia encargada de la seguridad nacional, sin abogados, declara. “No sabía ni siquiera la razón de haber sido detenido” afirma el agente de seguridad que estará 28 días detenido, sometido, según él a “presiones psicológicas”. Qatar le reprocha haber recibido dinero por parte de un “agente extranjero” para suministrar “desinformación”. Fue liberado tras una protesta por parte de una ONG y del sindicato de futbolistas profesionales, tendría prohibido dejar el territorio durante dos meses.
Gracias al apoyo internacional y diplomáticos, “Noha” es finalmente expulsado a mediados de agosto tras recibir una multa de poco más de 6.000 dólares. Ante la consulta de AFP a los autoridades cataríes no quisieron hablar de este episodio. A finales de mayo de 2021, habían asegurado que el agente de seguridad recibía “consejos jurídicos y una representación”
J.S