Avellaneda tenía los ojos puestos en el partido al revés; los de Independiente gritaban los goles de Racing y los hinchas de la Academia tenían muñequitos de Saja pinchados. Racing, ayer, podía jugar para el Rojo. Y se la jugó.
Hay una imagen para analizar con doble mirada. El pase lascerante de Camoranesi para el chico De Paul y su centro bajo que terminó en Bruno Zuculini, autor del gol de Racing. La jugada fue prolija y ejecutada en velocidad; ganó el fútbol. El detrás de escena evidencia los abrazos de De Paul, Zuculini, Alejandro García, Pelletieri y Vietto. Y el festejo de los hinchas detrás del alambrado; ganó el fútbol. Lejos de las suspicacias, Racing convirtió y gritó su gol con la garganta. La garganta del Diablo.
No fue casualidad. El equipo de Zubeldía desde el arranque fue mejor y buscó el arco de San Martín con criterio. Racing aceleraba, no se apuraba.
La segunda imagen corresponde al gol de Vietto. Zuculini, lúcido, lo asistió para que el delantero convirtiera. La solidaridad a pleno; entre compañeros y, también, para benficiar a Independiente. Racing, digno, amplió la ventaja.
San Martín sufrió de impotencia. Con la derrota a cuestas trató de ir por el descuento. No puedo ni hacer cosquilas. A Racing el partido le calzó justo. Bien cerrado atrás, los rapiditos de arriba tenían chances para la fiesta propia. Vietto y De Paul fueron la dupla encargada de definir las jugadas. El veinte de Racing, al que todavía no se le conoce bien la cara, remató desde lejos y clavó el tercer gol. Una perla.
El resto fue un trámite liviano. Racing jugó sin presión y Saja vivió el partido como un turista. El triunfo se hizo carne en un equipo que tenía puesta la mirada penetrante de los que siempre dudan.
En el partido al revés, lo hinchas de San Martín hostigaron a sus jugadores durante el segundo tiempo, se subieron al alambrado y hasta tiraron piedras. Como no soportaron la derrota, se fueron antes. A esa altura, Racing paseaba su goleada en una cancha que, finalmente, fue un infierno.
Racing ganó. Como debía ser. Como alguno de sus hinchas esperaban. Como el fútbol lo necesitaba.