Los operadores políticos de Daniel Passarella acuden a un relato bíblico: “Nosotros somos David, ellos son Goliat”. Según esa mirada, “ellos” están representados por las figuras de Rodolfo D’Onofrio –el candidato que lleva a Enzo Francescoli como bandera– y Antonio Caselli, el otro gran protagonista de las campañas publicitarias que ganan centímetros en los diarios y segundos en radio y televisión. Aquel comentario refleja uno de los ejes de la campaña que terminará el sábado que viene, día de la elección: los millones de dólares que se movieron en el último año, cuando se lanzó la carrera presidencial. ¿Fueron tres, cinco, ocho? Nadie lo puede aseverar con certeza. Nadie, tampoco, sabe si los capitalizará con la victoria o sólo los reportará como pérdida. Como sea, la batalla por sumar votos tendrá esta tarde un nuevo capítulo en el propio Monumental, con el partido contra Estudiantes como excusa. Y con la cuenta regresiva activada.
Fuego. Desde el entorno de D’Onofrio repiten que Caselli puso más de cuatro millones de dólares, y del otro lado contestan que la cifra apenas pasó el millón. Los seguidores del candidato más joven de los cinco agregan, también, que D’Onofrio tiene un respaldo económico imposible de igualar: el del Grupo Werthein, propietario de La Caja –entre otras compañías–, la aseguradora que preside el primero en la lista de “Con River toda la vida”. Al empresario le facturan además que el grupo Hadad le abre una ventana mediática a través de C5N y Radio 10.
En esas idas y vueltas, los passarellianos sacan pecho: “Gastamos una veinteava parte de lo que pusieron D’Onofrio y Caselli”, le asegura a este diario un integrante de la mesa chica del Káiser. Los dardos de campaña que le apuntan al ex capitán y técnico de River huelen a campaña sucia: el jueves, un programa de América conducido por Rolando Graña hurgó en el pasado; se recordó el caso del yate que el director técnico hizo ingresar al país de manera irregular –causa por la que fue condenado– y se insistió con el gastado latiguillo de que “Passarella era hincha de Boca”. “¿Cómo respondemos a eso? Como hace Daniel en el spot: no contestamos agresiones, no nos interesan”, se plantan en el búnker.